lunes, agosto 30, 2010

para la libertad

versiones de la libertad.
Qué palabra tan mentada y confusa. La revolución francesa la gritó, con igualdad y fraternidad, y la declaró derecho del hombre. Pero la revolución francesa fue un descabezadero.
Después los mismo franceses la hicieron estatua, gigantesca, con un faro en la mano. Pero se la mandaron a los newyorkinos para que sepan que hay buena onda en la competencia por ser ciudad luz.

A Vicente Lopez y Planes se le quemaron los papeles (los planes?) cuando de tanto decir libertad jura con gloria morir.



Por suerte tenemos otras versiones
Joan Manuel, por ejemplo, sangra lucha y pervive



Andrés hace un juego con el tríptico revolucionario, dice que no es igual para todos, pero que es una hermana




Para zitarrosa también es una hermana, quizá la más importante.
Aunque después, palo y madera, candombea en Doña Soledad y le recomienda que tenga cuidado de los que le hablan de la libertad. Digamos que directamente la pone en penitencia y la manda un rato a pensar...



Pero hay otras doñas. Esta es una que habla de la libertad sin decirla. Dice que así tiene ella que vivir hasta que se muera y que no puede volar, pero que la música la libera.


Bob Fosse, Cabarulo


Sube a mi cabaret y olvida los mercedes bens
(el gato pardo de Barrio acindar)




Volver a la bailanta para sacarle jugo a la existencia, hay que volver.
Volver hay que a la vida armónica que se alivia en la llana sonrisa, en el saludo y en el aliento, más que en la queja y en el desdén de lo cotidiano.
Es un cambio de actitud lo que se requiere, lo que incluye la actividad física. Pero antes de transformar en tan personal un comentario que ya es demasiado personal (nada hay que no sea personal) (rien de tout), hay que pelar.

Las deudas son personales, por ejemplo. Yo me debo a mi mismo todos los clásicos del cine de todos los tiempos porque amo el cine. Pero sería ingenuo de mi parte proponerme ver todos los clásicos del cine de todos los tiempos. Aun cuando se contemple la posibilidad de no volver a ver esas películas que me gustan más, aun cuando me proponga ver una película por día, es imposible. Tengo ya los días contados, las horas. Y tantas cosas que hacer…
Por eso cuando sucede una cinta en mis manos es un fenómeno singular. Por ejemplo he tenido filmes durante mucho tiempo listos para ver, pero nunca sucedía el momento de verlos. Y pasaron años ahí esperando, listos para ser vistos.
Otros films que hubiera querido ver…, otros que no me tiran la atención y sin embargo…, otros tantos que siempre están ahí…, otros que se estrenan hoy y que la semana que viene no sabemos dónde estarán… y así tantos. El mundo está colmado repleto de películas que no nos dará el tiempo para verlas a todas, y sobre todo si además queremos leer libros… pero ese es ya otro tema.
Porque la literatura es milenaria y el cine es secular, y porque ya me voy yendo por las ramas. Pero de verdad, es lo que se me ocurre cada vez que veo una peli que hacía mucho que quería ver.


Y cabaret era una peli que quería ver hacía mucho. Apenas empezó me di cuenta que no era una película que hubiera querido ver si hubiera sabido de qué se trataba. Pero me entusiasma tanto el musical, sobre todo cuando parece tan alegre y me encanta esa música, pero es tan triste.
El sentimiento trágico de la vida se maquilla con pernaud, y con un baile fugaz y eterno. El sentimiento y el baile.


Por qué no? Mi reino por un caballo.


Liza Minelli no es la sex symbol que nos prometió durante toda su vida de famosa. Es más bien una casualidad. En Berlín 1931, con la descripción detallada del nazismo como fenómeno cultural sin precedentes, tan fuerte que se va metiendo como una idea parasitaria en las mentes juveniles que perciben el mundo como decadente (un peligro del que hoy aun no estamos a salvo, y si y solo si los mayas nos dejan).
Liza tiene problemitas psicológicos. Para el guionista es importante que esto quede bien claro, porque no todo el mundo conoce de psicoanálisis: Liza tiene las raices de su problemita en la relación con su padre.
Pero tiene aires de promesa. Ella, tan joven, tan labial. Tan cantante de cabaret, tan vividora de su vida. Bailando sobre una silla, sin siquiera atisbos de caer. La vida es bailar sobre una silla? Yo me caigo constantemente.

Y aparece el muchacho. No me acuerdo como se llama y además es un actor que luego desapareció en la historia del cine (estamos hablando de un film de los 60) apellidado York (eso lo recuerdo porque pensé inmediatamente en New York). La ignorancia no la pagaret, porque la verdad es que si no puedo relacionarlo con otra película no puedo hacer más. Quizás me pareció parecido (valga valga!) a Matt Damon.


Entonces aparece York. Es un muchacho colega de Cambridge, trabajando en su tesis de PhD. Un ser virginal e inocente, que según se describe a sí mismo, lo intentó con 3 mujeres y nada. Y nada. Entonces Liza con mucho desenfado se le pone en pelotas. Pero él recula.
Aparece entonces otra mujer, una niña bien. Liza se pone celosa y plantea una estrategia para enamorar a York, ya que ella está jugada (sobre todo en sus problemitas que la tornan “egocéntrica” según el propio York, “insoportable” según quien suscribe aquí). (Bipolar, una enfermedad que en ese momento no existía, quizás).

Fuman y toman en la película, como si estuviera ambientada en los años 30.


Y de pronto se desata la tragedia. El golpe bajo. Bob Fosse patea el tablero y agrega un tema más al baile. Tocar tantos temas me parece pecador. Pippo pecador.
Está bien el tema de los judíos en la alemania nazi. Está bien, te lo digo, el tema de la aristocracia nobiliaria en la alemania nazi. Está bien, te lo digo, el tema de la ambigüedad y luego de la homosexualidad en la alemania nazi.
El tema del aborto, con o sin alemania nazi, es el tema.
¿Una muchacha sin… no puede…? No?
La gran metáfora: un aborto vale su tapado de piel.


Y entonces me pasa lo que me pasó con Días de vino y rosas. Y el sabor trágico.
Y hay una reflexión más acerca del tiempo y los tiempos, todo pensado como desde el andén de una estación ferroviaria.

(Una reflexión más con respecto a la música. Durante toda la película, todas las canciones van entrando en el marco armónico del tema final, es más conocido, el que dará un cierre perfecto)

Pero ahora hay que bailar.




lunes, agosto 23, 2010


Ya no me gusta Goyeneche. No sé si es porque no lo escucho desde hace mucho tiempo y lo pienso desde el lugar que le toca en la memoria, o es que no me dan ganas de escucharlo porque nunca en realidad me gustó, aun cuando piense que en algún momento lo debo haber disfrutado pero nunca tanto como a los tangos de Edmundo Rivero aunque sí parejo con Gardel.

Pompas de jabón, ese tango bendito que me hace saltar de locura y que me hace pensar en la existencia, de cualquier manera, está grabada a fuego con la voz de Roberto, la segunda voz de roberto y la guitarra de juan (jo dominguez). Entonces me acordé: pebeta de mi barrio papa papusa que andás paseando en auto con un galán que te has cortado el pelo como se usa y que te lo has teñido color champan que a los piringundines de frac y fuelle bailas haciendo crtes de cotillón y que a las milongueras por darles dique al irte con tu canba batís allon".

Lo busqué en la web porque hoy por hoy es más fácil que andar husmeando cada cd que no tengo rotulado. Lo encontré cantado efectivamente por Carlos Gardel, la primera versión, lo que me da la pauta de que ese tango es viejo viejo.

Pompas de jabón. de repente vuelve el tango sin buscarlo ni quererlo.



Michael Corleone con cara de Al pacino trucado, Diane Keaton escondida tras unos rulos. Qué les pasa por la cabeza. Coppola, taquillero en el montaje, presenta la historia de Mario Puzzo, y es un canto Siciliano. Italia vista desde el cielo. Tour de force. Mamma mia. Mannagia...



Sensaciones raras, un film atrapante. Escenas aisladas. Qué tiene que ver el tango?

Nada, ni el tiro del final te va a salir, dicho con la voz de Goyeneche, es la cara de al pacino al final del padrino 3. El destino maneja, según la operación presentada a través de la historia de Puzzo, la vida de los hombres. No pueden escapar a ese destino.



Pero hay también una idea de contrucción del propio destino, y esto es lo que me interesa más: no somos marionetas, como sugiere la tapa de la peli, creo yo. El hombre no puede ser marioneta, no puede conformarse con eso. Sí debe haber algo que no puede manejar, y es lo que sucede. Pero para llegar a una encrucijada fueron necesarias tantas otras.



De cualquier manera, revela el film, el poder y el dinero no pueden vencer a la corrupción ni al peligro constante (que no sufre el que no tiene nada que perder).

todo es muy atrapante. Pero los caracteres sufren cambiamentos y revelaciones (corleone confesandose, por ejemplo, o vinnie trasnformandose en un hombre más racional que pasional) que no se las come ninguno.



igual, fue entretenido mientras duró.

y ese tango es tan triste que queda desterrado de mi mente para siempre, o hasta que llegue el día en que quiera cortarme los huevos por alguna desesperada razón y entonces vuelva a pensar en tangos tristes.

viernes, agosto 20, 2010

sacco y vanzetti de giuliano montaldo


Nicola e Bartolomeo, morti dalla libertà

sacco y vanzetti eran dos italianos exiliados en Estados Unidos por causas de fuerza mayor. En una época era irse o morir de hambre. No es verdad que todos hayan tenido en italia por igual esta opción, algunos alcanzaban a comer. Pero sí es verdad que para muchos se planteó de esa manera la opción: irse o morir.

Por cuestiones de herencia? quién sabe. Por cuestiones de ambición? cómo podremos ahora confirmarlo?

Lo cierto es en muchos de nosotros una cuestión de sangre, y de cultura y de origen. Mi modo de hablar dice más de lo que digo: dice que es muy probable (como lo es efectivamente) que sea hijo de uno de esos italianos que tuvieron el dichoso dilema ante su conciencia: irse o nadar en la nada.



Italia tiene una historia sindicalista que todo peronismo envidia. La conciencia de clase es algo milenario, cala profundamente en los cuerpos, la sensción de desigualdad crece por cada pelo del cuerpo. No hay morfina para esa caspa.



Sacco y vanzetti, de giuliano montaldo, una cinta que ha perdido calidad de color y no ha perdido vigencia. Un film más pero quizás uno de los primeros y más importantes en la larga serie del género trial, ese género que siempre denuncia lo mismo: mueren inocentes matados por asesinos absurdos y cínicos y crueles jueces corruptos dominados por una ideología que idolatra el poder económico por sobre toda vida humana.

Que se caga perfectamente en vos y en mi, e incluso en nosotros todos juntos.

cagar

cagar





Sacco y Vanzetti, con perfectos discursos, lúcidos, se transforman en símbolo de una lucha. Sus nombres sobreviven como banderas. Mueren agradecidos por ser elevados sin quererlo, sin buscarlo, a categoría de mito. Sacco un zapatero y Vanzetti un vendedor de pescado, personas de la calle como cualquier otro, movilizan alrededor del mundo una lucha, a la altura de cualquier che guevara. Tienen huevos para decir en su juicio "nos matan porque tenemos ideas, porque somos radicales, porque no nos queremos callar más de vivir en la injusticia, de sufrir el razismo".



Si en siglo XX se marca como el siglo en que se comienzan a alcanzar derechos civiles, abanderados no faltan.

miércoles, agosto 18, 2010

Belle de Jour, de Buñuel


"Dos potencias se saludan"

Oscar Natalio Ringo Bonavena a Juan Domingo Perón



Si solo fuera Juliette Binoche, pero no, es Catherine Deneuve. Ella tiene la naríz respingada que la libertad necesitaba en las monedas francesas de los 60. Ella fue más que Carla Bruni, que solo llegó a ser primera dama de sarkozy, que es de origen eslavo porque el apellido original es sarkovich y se lo cambió.

Ella es la modelo rubia que siguieron todas las rubias actrices francesas. Ella es la más rubia, la Catherine Dorléac, la fetiche de Buñuel de Truffaut, la madmoiselle, la putain, modelo para Emmanuelle Béart y Ludivine Sagnier. Diosa, infarto, prejuicio. Una profesional, digamos.




Severine, el sexo es un problema. Cómo nunca antes, no, siempre antes. Siempre el sexo es un problema. El hombre, vos y yo, partidos en mil pedazos. Seres humanos, con planos simultáneos, somos todo al mismo tiempo, la realidad, la fantasía. No se corresponden las fantasías, no se corresponden las parejas.

El amor puede ser correspondido, el sexo no es correspondido. El sexo es puro acto, es presente solo en el momento en que sucede. En la fantasía el sexo es presente continuo: pensamos en sexo. El cuerpo pretende, el cuerpo siente, llama al sexo. Me mirás y te estás rozando. Te veo y mis ojos te tocan.


El sexo acá es golpe, es historia. Ella tiene fantasías masoquistas, su deseo es ser dominada, avasallada. No hay un por qué. El director sugiere a través de una secuencia (que funciona como racconto, o vuelta atrás en el tiempo, a la infancia de Severine) que nuestra protagonista fue abusada cuando era una niña. Niña bonita, niña. Perversión, un padre abusador, el goce precoz.


Ella está casada y es una buena mujer. Es una buena mujer rubia virgen de más de 20, que tienen fantasías de ser dominada, cogida, penetrada, golpeada, abusada. Su fantasía siempre es interrumpida por la irrupción del marido, un joven apuesto y exitoso médico, adinerado y bien posicionado en la sociedad. Ella lleva una vida envidiable, viaja, no trabaja, juega al tenis: qué más se le puede pedir a la vida.


Ella toma la iniciativa: es una energía inexplicable que la empuja a la puerta de Anaïs. La madama la recibe y enseguida se entienden. Pero lo que no sospecha es que su cuerpo real no está acostumbrado a que se realicen sus fantasías.

Es cuestión de tiempo, porque el tiempo es aprendizaje. El cuerpo domina a la persona más de lo que la persona puede dominarse a sí mismo, es decir, se escinde de la voluntad y empuja. Pero como todo sucede dentro del tiempo, en una conquista de la fantasía en el mundo real, todo es frentético, irrefrenable.


La rubia se pasea en pelotas. Por fin la empieza a pasar bien acá en la vida. Y le confiesa a su marido que ahora se siente más cercana a él, que pronto van a poder hacer todo con normalidad. Suponemos que se refiere a las actividades sexuales normales de una pareja que se dice normal. Pero qué es normal? somos todos medios virginales ante esto. La inocencia nos vale. Por fin, somos. El plano de la fantasía nos aplaude, que nos aplauda. Amar amar.


Virgocho, termina la película, apago la luz y a dormir. Las ventajas de tener el televisor en la pieza.



No sé qué le pasa a Buñuel. Tipo raro, se lo come el surrealismo al final y termina de contar una historia sin ganas, con tiros y líos para poder venderse en hollywood, persecuciones, hospitales, y finales felices que no sabemos si responden al plano real o a la fantasía. Campanitas y fin.





jueves, agosto 12, 2010

Doña Maria

Dedicado a esa minina, que es tan inteligente, pobre, y no sabe nada.


(Nicolás Guillén - Adolfo Celdrán)
¡Ay, pobre doña María,
ella que no sabe nada!
Su hijo, el de la piel manchada,
a sueldo en la policía.
Ayer, taimado y sutil,
rondando anduvo mi casa.
¡Pasa! - pensé al verle - ¡Pasa!
(Iba de traje civil.)
Señora tan respetada,
la pobre doña María,
con un hijo policía,
y ella que no sabe nada.
(1970)

jueves, agosto 05, 2010

cuestiones de estilo

Muchas veces nos preguntamos qué es el estilo. Yo siempre digo que es la marca, el sello de que algo es individual, hecho por uno. Dirán la firma, diré sí dale ok.
El estilo deviene evidentemente de ese filo escultor que marcó el inicio de la modernidad: el nombre del autor.
Pero la cuestión no termina ahi (mientras pienso en escribir estilo borges me sale el estilo ya mío de la disgreción constante y no proustiana, que es una disgreción fructífera, sino una disgreción manziana que se parece a una manzana pero no es un fruto ni una flor, es un pedazo de piedra lanzada al firmamento... y dónde ya estaba?). Digo, no termina ahi la cuestión: ahora tenemos una concepción mucho más amplia de lo que llamamos estilo. Tenemos casas con decorado estilo Luis XVI o estilo country. Tenemos una pintura de estilo vanguardista (ya nadie puede decir que no sabe pintar nada, porque hasta el más inútil puede piintar algo, aunque sea en un estilo manziano).

El estilo deviene en la posmodernidad en una especie de identificación cultural. Aquellos que consumen (walter te pido esta) cierto tipo de producto de la "industria cultural" o "mercado cultural" (ya no sabemos dónde estamos, en qué parte del trueque, o del enroque), aquellos serán más allegados a cierto tipo de productos que otros, valorarán cierta produción que otros no. Pensaba anoche mientras Luli miraba su novela, un buen rato después de que le durara su alegría por haber sacado la entrada para ir a Buenos Aires a ver a Drexler, y mientras gritaba desde la habitación porque en la escena 8 en que una de las 3 hermanas que viste santos está caminando triste por una calle (calculo, porque no estaba mirando yo, pero tiene que haber sido una escena del tipo crismorena en amigossonlosamigos) y gritaba "drexler, una canción de drexler", que evidentemente, se escuchaba desde donde yo estaba, usaban de cortina a lo sergio denis en amigossonlosamigos, pensaba justamente que era obvio, era obvia la asociación, qué tipo de cortina iban a poner en el programa que mira solo un sector de la populación, y no por malo sino por refinado, muy bien trabajado pero sin dudas elitista y rebuscado, inentendible (y ojalá que con la ley de medios se empiece a poblar la pantalla de programas más inentendibles para las masas y no tanta obviedad fortiana, escándalo de base acuosa, soviets) (hay que nivelar hacia arriba dijo una docente de escuela media, con alumnos que no sabían leer) decía entonces que pensaba que era obvia la asociación, y qué esperaba? que pusieran reaggeton?


No, no claudicaré ante esta tentación de ponerme a analizar letras de música que no me gusta, y que menos me hace mover las cachas. A mi me puede movilizar Cole Porter, a mi me podés llegar a llevar a algún lugar a aprender a bailar la chacarera.
La palabra perrear me parece vomitiva. Y además las perras de esos lugares usan demasiado maquillaje.

Cuestiones de estilo: estilo clásico, estilo lírico, estilo pop, estilo tango. Estilo jazz.
La míusica se interpreta y sin saber cómo, pero imagino que como a través de un mecanismo de intertextualidad similar al que funciona en la mente del autor literario, estamos siempre re interpretando. Queda la melodía en la mente del que escucha, y pronto la hace salir a partir de su propia voz, en una tonalidad por él elegida, con una escala que solo su percepción puede sostener. Y canta esa canción, que suena así, como él, como él mismo es, sencillamente.


El estilo pop es un jadeo, entre britni spirs y diego torres. El estilo clásico es básico, la escala cromática no se sale de su lugar, a diferencia del estilo lírico que es plácido domingo, que es esa leve variación antes de dar en el tono, esa subida de grave a agudo, eso que desconoce el pop que no sabe usar la nariz correctamente.
lamentablemente el estilo tango es gardel y no tanto edmundo rivero como a mi me gusta. y el estilo jazz es la revolución de toda escala, es la nota opuesta, es la llegada de la razón conjugada en el azar, es lo aleatorio constante, el juego, el semicírculo, la nota se revuelve se reclama se emparcha, se desnuda virgenmente, se apasiona se apisona y baila, incluso reaggeton.
el folclore ya no es más horacio guaraní o los chalchaleros, pero los que miran a tinelli todavía creen en los nocheros.

y todo esto porque el chofer del 110 que me traís esta mañana al yugo silbaba alegremente la canción del sapo pepe, estilo lírico.

miércoles, agosto 04, 2010

macaroni


El discurso de la amistad.

Sus bemoles.


Qué es la amistad sino una construcción, un lugar donde el mundo aparece ordenado. El reflejo de lo ideal. La amistad pura manda al desinterés y obliga a la memoria.

Sin embargo breve, fugaz es el momento de la felicidad, la vida trascurre también en el ámbito otro, en la añoranza de la felicidad pasada, en el deseo de la repetición.


Jack Lemon se emborracha con Marcello (grande Marcè) y no tomando doctor lemon justamente. Vuelan sus tarjetas de crédito cuando le ofrece el dinero que su amigo necesita. Están borrachos.

Jack Lemmon o Lemonn o Lemon, pero siempre con e y con o. Es él, el borrachín inescrupuloso de the days of wine and roses.


la historia es confusa en principio, como manda una buena narración: el caos debe ordenarse. Un americano llega a Napoli por cuestiones laborales. es un ejecutivo afamado de una linea aerea o una fábrica de aviones; sale en televisión. no entiende bien qué está haciendo en ese lugar del mundo. Le preguntan cómo recordaba la ciudad luego de 40 años, entonces había sido un soldado del ejército americano que había contribuido a la liberación.

Bob confiesa no recordar absolutamente nada.



Recibe la visita de un amigo en el hotel. Tony, Antonio. (Anotación: Mastroianni cun la parlad' napuletà). Él no lo recuerda. Ma come no lo recuerda? Ma si è Antonio, su gran amigo, el hermano de María, a la que tanto había amado y con la que se había comprometido.

No, no lo recuerda, no y no. Vaffanculo para cada uno, queda una foto dando vueltas.


Esa falla de la memoria es un dato: qué es la vida en esa falla? qué drama se presenta, cómo se reconstruye el pasado ante la ausencia de memoria, dimmi caro Marcel (Proust). ?


Vuelve Bob a buscar a Tony para devolverle la fotografía. En el camino todos lo saludan "l'amico americano de Antonio". Se confunde. Encuentra a Tony, comienza un recorrido por la ciudad y el llamado de la memoria (que a este punto es irrecuperable). Visitan a Maria, visitan también a la madre de Tony.

"Qué lindo es no hacer nada", esa es la vida napolitana. En dos días Bob vive más emociones que en toda su vida, si se puede decir así. Descubre y lee, ante el clásico eventual insomnio, un fajo de cartas que Tony escribió a María en nombre suyo, después que ella quedara desconsolada con la partida. 40 años de cartas de un Bob que no era él pero era él.


El punto de partida Pirandelliano, el punto donde ficción y realidad se entrelazan (no se cruzan).


antes de versar esa idea es preciso anotar que la sensación en toda la película es que están montando una escena para embaucar a un extranjero adinerado. Suena lógico, estamos hablando de Napoli, la gemela de Buenos Aires. Constantemente vemos películas en sus escenas: Nueve reinas, rosarigasinos (sobre todo en los planos previos al final). Y más, y más.


La discusión entre Bob y Tony, en medio de la borrachera: por qué has escrito esas cartas, firmadas por un Bob que no soy yo, dice, pretendiendo una rectificación humanizadora de ese personaje superheroe de papel y tinta. ante la exigencia tony responde, ese no sos vos, ese soy yo.

el autor-personaje, construye en el nombre del amigo su alter ego, su reflejo. y ante la ausencia esa construcción es despiadada, es antojadiza. la ausencia es el vacío de la imaginación, es la luz que lentamente va descubriendo cuál es la forma que sale entre las sombras, como cuando dante comienza su recorrido en el mundo ese.



otras mil cosas más siguiendo esa linea que ahora no sigo.


y después está la amistad. la incondicionalidad de la amistad, la elección de estar. todo resuelto en una serie de escenas en las que la ciudad vuelve a recorrerse en el mismo sentido, pero a toda velocidad, y de punta a punta. la trama se resuelve, el diálogo retoma sus pequeñas coronaciones. Eso que sospechábamos acerca de un posible montaje por dinero parece que puede llegar a confirmarse.

la realidad le golpea la cabeza a Marcello Mastroianni.

Un final abierto para quien así lo quiera: final feliz o final triste. una campanilla, la imagen sobre los techos de Napoli, y ya estás ahi.


martes, agosto 03, 2010

Fellini La strada


Una flor, una calle, Giulietta Masina: se pierde la luz en el color de las sombras. Ella nos da una pista: aquí al sol se está bien.

El mar es la apertura y la clausura de la cinta: el mar no como infinito sino en su imagen más elemental: el borde. El mar es la ola en la playa, el mar es la arena, el mar es la playa. Gelsomina vive en el mar, su casa es en la playa, en el borde. El acento romagnolo de la madre es la firma del director, del origen.
Gelsomina se va con Zampanò, un hombre rudo, elemental, lleno de resentimiento. "Un artista callejero" se define a sí mismo. Zampanò viaja en una moto que arrastra un carro, que es su casa. Gelsomina es vendida por su madre a 10 mil liras, el precio de la deuda que arrastra por su vida. Ella aprende el oficio de Zampanò, su oficio es tocar un tambor y presentar al artista que rompe una cadena con los pectorales, el hombre de la sangre de acero.
Zampanò es ridículo, pero al final nos enteramos que no es otro que Anthony Queen. Habla con una voz gruesa, una voz nocturna, de vino y tabaco. Gelsomina le dice sorprendida: "vas con mujeres" pero en realidad estaba diciendo "te gusta ir con cualquiera".
Pero a Zampanò no le gusta que le pregunten cosas. Ella quiere saber de dónde viene, él no habla, él es el hombre de acero.

El personaje del loco rompe los esquemas. Es el único que no le tiene miedo a Zampanó, y no puede dejar de burlarsele, porque le genera eso. Se conocen, tienen un pasado en comùn que Gelsomina no puede averiguar, nadie se lo dice.
El loco la invita a irse con él, y ella ya estaba harta. Pero el loco es bueno y es puro. El loco le dice que si Zampanó la protege tanto (porque a pesar de todo pareciera querer protegerla) algo la debe querer. Ella fantasea más con ese amor que con vivir.
Qué te gusta hacer, le dice el loco. Ella dice que nada, que no sabe hacer nada. Él le contesta que cada uno tiene algo que lo hace especial, que esa piedra que está ahi en el piso, que aparentemente no sirve para nada, es importante, cumple una función.

Esa piedra es la calle. Es el camino. dice el loco. Ella lo entiende. Ella ama a Zampanò, a pesar de todo.

El loco sigue su camino, todos hubiesemos querido que Gelsomina vaya con él. Pero no, se queda esperando a Zampanò que está en la carcel por haber querido golpear al loco.
Retoman el camino, la strada. Ella es feliz, parece ser feliz. Ahora que el loco le ha enseñado la melodía, la toca con su trompeta.
Después de andar se reencuentran, en el camino, los tres. Zampanò quiere asustar al loco y le da unos golpes, pero lo termina matando. Se escapan.

Gelsomina no puede soportar esta situación y enloquece. Ella lo quería bien al loco, y ahora el loco está muerto, muerto por Zampanò. Zampanò aprovecha que ella se queda dormida al sol, junto al fuego, en medio de un campo repleto de nieve, y huye. Le deja su ropa, una manta, y la trompeta.

Zampanò escucha esa melodía, años después, y entiende. Se humaniza, se deja morir, llora en la playa la muerte de Gelsomina, llora y la cámara de Federico comienza a alejarse y es el final.