lunes, mayo 15, 2017

sólo tu

y al apagarse las luces del salón, cuando todos los camareros han finalizado su labor, tu estás todavía ahí, terminando de limpiar de la mejor manera todo lo que al día siguiente deben volver a usar, y el piso y los baños y todo debe quedar reluciente para que la clientela pueda disfrutar de la mejor atención y el dueño del boliche pueda cobrar también por ese servicio al precio que más le convenga y de eso sacar una parte para pagar por tu trabajo algo que te permita sobrevivir en este mundo ultra archi competitivo, en el que miles y miles de lavaplatos se morirían por estar, los mejores lavadores de platos, el más entrenado pulidor de inodoros del mundo, todos están haciendo fila en este momento para disputarte tu lugar, el que te has ganado a fuerza de disolver detergente en agua y darle firme a los platos, tirar vinagre en la vajilla de plata para que todo reluzca, mojar metros y metros de tela para secar las mejores copas, las que mañana se llenarán de los licores que verás pasar, y no podrás alcanzar, porque tu lugar en el que dispersarte es el rinconcito del bolichín de la vuelta, y tu horario es bien tarde, cuando todo se ha acabado y todos se han ido a casa, y tu presupuesto el de una lata de cerveza bebida desde la lata.

jueves, mayo 11, 2017

puro ruido

lo bueno de ser un profesional es que uno nunca se podría quedar sin trabajo, y por ende, sin pan y techo. Un ser humano respetable necesita techo y comer todos los días, y eso es un derecho. pero además, trabajar, aunque a veces parece una esclavitud, no lo es en absoluto.
He lavado los mejores platos del mundo y puedo decir con certeza que no hay nada mejor que dejarse llevar por el poder de la mente mientras uno está en el trabajo. Son los momentos de mayor creatividad, en que la mente revolotea y alcanza lugares impensados. es por eso que en el ámbito del trabajo se han gestado las grandes revoluciones.
ahora los juegos electrónicos parecen que tienen el mismo efecto, pero no es así, porque al final de juego, no queda nada, ni el pensamiento ni el juego. en el trabajo queda el plato limpio que es un símbolo de un pensamiento. y si el pensamiento era "hagamos la revolución ya mismo" el plato limpio tiene el valor de toda esa revolución, aun cuando el primer gesto sea romper el plato.

miércoles, mayo 10, 2017

el mundo es un pañuelo, qué atrocidad

qué lindo es hablar en otros idiomas. pero para hablarlos, primero hay que aprenderlos. Y la mejor manera de aprenderlos, muchas veces, puede ser desde la bacha, lavando, fregando como dirían algunos colingueros.
Desde allí se pueden llegar a comprender, rápidamente, diría en semanas, los misterios de la pronunciación, los detalles de la oralidad, los vulgarismos. Primero entra la sintaxis, luego la gramática completa, para que por último ingrese la misteriosa y abundante y siempre nueva semántica.
Una palabra puede significar tantas, y con una esponja con detergente en la mano, aún más. Pero hay algo mejor que una palabra en otra lengua, y eso es una frase entera en otra lengua.
Les aseguro que esa experiencia es tan inolvidable como la nueva lengua aprendida. Porque en las cocinas, donde están los lugares en que generalmente también se lava, se habla mucho. Y es cierto que nadie en el mundo es tan esclavo como para trabajar todo el día y no volver siquiera a ver un rato de tele a su alojamiento. La televisión también ayuda en esos casos a aprender lenguas, pero la experiencia laboral es lo que más concretamente enseña.
No hay como recibir un nuevo buen insulto en la mañana, temprano, cuando el día parece decisivo. Uno no entiende bien si el insulto es con la madre de uno, o con uno directamente. Pero está garantizado el aprendizaje.
Muchos se pasan la vida estudiando idiomas, otros hacen colas en los consulados para tener ciudadanías, y otros valientes arrancaron en la época difícil y se fueron a probar suerte así como estaban.
Cuando la cosa está dura, como suele pasar, todos se acuerdan que lavar platos no es, en definitiva, tan denigrante como algunos soberbios expresan. 

se vienen los plateros

el lavado de platos es un oficio como cualquier otro. después de haber lavado platos profesionalmente tantos años puedo decir que son tan buenos los platos de aquí como los de allá, y si bien aun pueden ser clasificados de muchas maneras, como demostraré, en el fondo un plato siempre es un plato, y lavarlo una actividad, además de higiénica, piadosa.
Platos, platos, hay de todo. El que lava platos, no lava solo platos, también lava ollas, utensilios, cantidad de herramientas que van variando de país a país. Un lavador de platos no puede decirse profesional si no hizo su correspondiente pasantía alrededor del mundo, por lo que esta experiencia ayuda a profundizar los conocimientos no sólo de los rudimentos básicos tanto del lavado como de lo por lavar, pero sobre todo de las costumbres menos pensadas de las culturas tanto lejanas como cercanas.
Es inimaginable el nivel de diferencias entre dos culturas que se parecen mucho, que tienen entre sí historias comunes. Los detalles se pierden, pero se pueden recuperar también. Por ejemplificar, una comparación atendible parecería ser Buenos Aires y Montevideo, pero esa comparación no sospecha que aún mejor sería un contrapunto entre la cultura de Buenos Aires y la de La Plata, por no decir La plata y san Pedro, y por no decir San Pedro con campana o con ramallo. Así sucesivamente, podríamos llegar a contrapuntear a Jujuy con Salta, y luego a Mendoza con Maipú.
Es increible.
yo se las voy a dar, a todas esas se las voy a dar en lo que siga, acá, en se vienen los plateros.