el cielo de los durmientes
quién irá a buscar entre los durmientes, a riesgo de que pase el tren
en cualquier momento, el billetito que se le acaba de caer a la vieja
desorientada? Ni se dio cuenta, se le cayó el billete y ella seguro que
no lo va a ir a buscar, porque no tiene la fuerza que se necesita para
realizar velozmente el movimiento de bajar del andén. Y por un billete
de cien, que ahora no vale nada, y sin embargo sigue siendo el papel de
mayor denominación.
un billete de cien, violeta como el cielo
cuando en verano uno se queda sumergido en el agua y ve el cielo desde
ahi, un billete de cien por el que daría la vida en cualquier esquina
cualquiera, si se le acercara un pibe en moto y le dijera dame (nomás
tiene que decir dame para que las células del cuerpo se alteren), y así
fuera a completar la frase con dame fuego, ya está sacando un billete
violeta que se transforma en bioleta, la vida misma, y por las dudas
también entrega el celular resignando todos los contactos conseguidos
con tanto esfuerzo en los últimos años. No vale la pena, es la vida o el
billete, y así el pibe quisiera fuego de un encendedor, ya el modo en
que lo pidió hace presentir lo peor, y que no haga fuego con su pistola
calibre 22 que seguramente lleva en la cintura o en la imaginación.
pero
el billete ha caído entre los durmientes, como el sueño cae en quien
duerme, en la noche, aunque no quiera el durmiente, el sueño se
despereza para dar lugar a las imágenes más remotas de la inconciencia,
las más inverosímiles, las más injustas. siempre cuentan sus sueños los
demás, a la mañana, cuando lo recuerdan en el desayuno, como si fuera
algo muy importante, algo para recordar. y sin embargo hay otros que no
pueden recordar sus sueños, que no les es tan fácil. Pero todos sueñan
por igual, y esperan por igual el sueño eterno y ese chamuyo del polvo
al que vamos porque venimos. morituri te salutant, memento mori, homo
homine lupus.
esta última frase reflejaría el verdadero valor del
billete de cien, entre los durmientes. cuánto tardará en pasar el
próximo tren? si lo vieran tres tipos a la vez, quién será el más
valiente? el que salte acaso? o el que se quede? Ya estamos muertos de
antemano, dice al saltar uno. En qué gastará el billete, el sueldo
extra? porque a la vieja no se lo va a devolver. porque la vieja ya se
fue, en realidad, la vieja ni se dio cuenta, tiró el billete, en fin, un
kilo menos de papas, un kilo menos de carne. no puede ser que los
billetes de máxima denominación sean de 100, si no alcanzan para nada,
piensa el niño pseudoprogre desde el andén. ese no se va a tirar a
revisar entre los durmientes. Y si fuera falso el billete, y la vieja se
estuviera riendo de todos los presentes, escondida detrás de una
columna de la estación?
no, nadie dará su vida por cien míseros
pesos que pueden ser falsos, como el billete nuevo de cien de evita, que
parece mal impreso.
puede ser que esperen a que pase el próximo
tren y entonces, cuando se vaya, los tres tipos que quedaron en el andén
se disputen la presea, como en un juego olímpico. imaginen a los
guardas de la estación haciendo un podio y coronando a los muchachos, el
primero se lleva el billete de cien, el más valiente. el segundo un
ramo de flores y una corona de espinas. el tercero el aplauso del
público presente.
pero no, porque cuando llegue el tren, será el
tren que alguno de ellos deberá tomar, o los tres. Y tendrán que optar a
esperar el próximo tren, premio 100 pesos, o bien rajar en este y que
se revienten los que sean. y si se van los tres, quién divisará el
billete entre los durmientes y no tendrá dudas en bajar e ir a buscarlo?
eh? eh? quién?
ya nadie creerá que es un billete de cien
verdadero. y será el que por la noche limpie entre los durmientes el que
se quede con el preciado trofeo, que quizás valga el sánguche y la
coca, el billete de cien, la cadenita de oro, la pulserita del más allá.
quien
camine entre los durmientes, como mister sandman, desparramando los
sueños, los más sutiles, los más interpretables sueños, se queda con
todo. siempre se queda con todo, salta la banca y se va.
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