martes, noviembre 26, 2013

el porvenir

los pintores del renacimiento inventaron realmente la perspectiva? No lo creo, lo que sí inventaron es la profundidad, la proyección de lo simultáneo en la espacialidad.
El espacio es uno y múltiple, y está limitado por la mirada si lo pensamos desde la subjetividad humana, de la unicidad. Pareciera que una persona podría tener una sola voz, pero esto siempre es así en el presente de la voz. Si proyectáramos la voz de uno, estaríamos en condiciones de afirmar que en cada uno de nosotros existe un coro de voces, y esto es tan así que hasta las contradicciones dejan de serlo, porque uno es lo que va cambiando.
Esto se da si pensamos que uno es una simultaneidad de cosas, o sea, así como existe la simultaneidad pensada para la temporalidad, podemos pensarla para la espacialidad. No pensar en la temporalidad es aceptar que uno es cambio constante, por lo que ya está en uno ese cambio. O sea, lo azaroso no es más que un condicionamiento, lo que puede suceder de un hecho casual, ya está en uno, porque uno es todo el espacio en el que se va a movilizar. Esa es la simultaneidad pensada en una coordenada espacial, digamos, en que uno es el todo, el pasado y lo porvenir proyectado todo en el presente. Un hecho azaroso ya no nos puede modificar, no vamos a ir muy lejos con el premio de la lotería, o sea, no vamos a poder ir mucho más lejos de nosotros mismos.
Esa es la simultaneidad que se busca en lo literario quizás, poder dar cuenta de todo pero nada es lo definitivo. Una misma historia puede ser contada de mil maneras diferentes, acaso no hacemos eso todo el tiempo, acaso no estamos traduciendo y versionando historias que ya sabemos cómo terminan. En todo caso estamos reordenando el lenguaje, buscando una nueva dimensión.
Entonces el trabajo del escritor es poder dar cuenta de eso: dar cuenta de un lenguaje actual, al mismo tiempo que actualizar el lenguaje. Una de las maneras de llevar a cabo dicha actualización es mediante el rastreo de una tradición propia de la lengua de la que se trata. La música no puede ser inventada, porque ya estaba inventada antes de que el hombre la pudiera interpretar. Solamente puede ser recreada, y ese es el modo en que se actualiza un lenguaje.
Sin embargo, pienso, la tarea de la literatura es contar, volver a contar y volver a contar. Porque solamente en eso puede residir el concepto de tiempo. La temporalidad es un vacío al que hay que rellenar, como en un partido de fútbol que pasan por televisión al que el relator debe rellenar de palabras durante 90 minutos, la vida es ese gran partido al que hay que darle sentido. Puede ser un gran partido, pero su relator puede que no esté a la altura. Puede ser un partido aburridísimo, pero el relator es tan maravilloso que nos entretiene, nos hace querer seguir viendo.
Este partido que se juega una sola vez y para siempre, que dura nada, la nada misma, tiene ya esa posibilidad, depende de cada uno de los relatores.
Pero está después esa simultaneidad, que es como coordinar el funcionamiento de la defensa y el ataque. Y es en el presente y solamente puede darse en ese punto del tiempo, y se trata del espacio, que es uno.
Uno ya no es otra cosa que la subjetividad a donde confluye esa temporalidad, pero el cambio de "perspectiva" lo que trata es de percibir que hay múltiples unos, y que ya no cuenta el uno sino la posibilidad de esa multiplicidad. Lo que es, lo que fue, lo que pudo ser, lo que será y lo que hubiera podido ser, ya no para uno sino para todo un equipo, los actores que van ocupando los distintos lugares de la cancha.
Estamos hablando de lo infinito, de lo que no puede ser controlado o previsto o planificado, y al mismo tiempo del azar. El espacio de la pintura renacentista nos está hablando de esa simultaneidad, de lo casual, de lo que coexiste. Al hacerse la proyección, está creando la mirada del artista, que pinta lo que ve tal cual lo ve, en profundidad. Ahora, ya no importa lo que ve, sino que eso pueda ser representado. Y no importa cómo lo represente, porque eso ya está muerto. No importa lo que quede de todo eso. Al fin de cuentas, nada de esto es importante, sino el hecho de que actualiza un lenguaje, y lo que no tiene sentido aparentemente cobra una importancia fundamental, se está rellenando lo que antes estaba vacío.
Eso es todo lo que queda por hacer, decir todo lo que pueda ser dicho mientras tanto pueda ser dicho.

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