jueves, junio 13, 2013

el mito condal



Vos sabés lo que es el mito condal
No sé de lo que me estás hablando
El mito condal. El otro día lo estuve usando.
El mito del conde.
Algo así, pero más actual.
No sé. Qué es.
El mito condal es como el jueves.
O sea como hoy. Que es jueves.
Claro. Es como el sargento pimienta.
Y qué tiene que ver Sargent Pepper.
Qué tiene que tener que ver. Está muy húmedo hoy.
Un clima muy húmedo el de hoy, sí, e incómodo. No me digas que la humedad es el mito condal.
El mito condal es la humedad, pero también es, qué sé yo, viste cuando la gente se baja del bondi por la puerta de adelante, aun cuando el colectivo está vacío y tranquilamente podría bajar por la puerta de atrás, que para descender.
Cualquiera, ahora falta que digas que el mito condal es como una botella de buen vino.
No, ves, ahí no, eso no es el mito condal. Ni cuando una señora va caminando por una vereda recientemente mojada, ni cuando a la mañana todavía están encendidas las luces del pasaje.
Y el conde qué tiene que ver con todo esto?
No sé, vos sabés que yo no creo en los títulos nobiliarios, pero el otro día estuve usando esto del mito condal, y bueno, dio resultados.
Hablás mucho al pedo.
Ese es uno de los puntos, pero bueno, es el rol que me toca jugar. Imaginate que habíamos perdido la pelota absolutamente. Iban como 15 minutos del segundo tiempo, el partido empatado, ellos tienen un corner desde la izquierda. Son todas camisetas celestes en el área. Y yo me desesperé y empecé a hablar porque empezaba a ver la pasividad de mi equipo. Las pelotas rebotaban por todos lados, y todas las veces quedaban para ellos, disponibles. Yo ya no sabía que hacer.
Y te habrán puteado un poco. Vos seguís jugado de 3?
Estaba de 3, pero a veces me adelanto un poco. Igual, en ese partido estaba de 3, sí. Pero no importa, el asunto es que tuve que empezar a los gritos porque el equipo no reaccionaba y se venía el gol de ellos. No podíamos obtener la pelota, de ninguna manera. Hasta el arquero nuestro, cuando la agarraba con las manos, se apuraba a patearla. Y bueno, no al pedo uno se vuelve viejo. Antes yo era de los más pibes y me cagaban a pedos, pero yo tengo otros modos, y me corresponde ahora ser el que habla en el partido. Y empecé con eso, vamos, les decía, vamos que todavía tenemos el mito condal.
Y dale, y qué te decían.
Y que me iban a decir, cualquiera lo del mito condal. No sé por qué me sonó así y empecé en el medio del partido, vamos que perdimos la pelota, no la soltemos tan rápido, vamos a recuperar la pelota y qué sé yo. Te juro que era lamentable, no llegábamos a dar dos pases y ya nos la robaban, no llegábamos ni a la mitad de la cancha, un desastre. A mí me pone mal, porque estos chicos que no pueden dar más de dos pases seguidos. De cualquier manera, el lapso de tiempo en que teníamos la pelota era tan breve que no daba ni para putear a los propios compañeros, se nos venían por todos lados. Hacían la jugada esa que la tocaba todo el equipo, viste, que la pelota pasaba de derecha a izquierda, el arquero se desespera. Decí que no podían definir, por una extraña razón no terminaban la jugada, o se les iba afuera. El arquero nuestro era bueno, yo trataba de alentar a que no perdamos las esperanzas, a que tratemos de recuperar la pelota, y que el mito condal. Cuando el partido está así, tan volcado para un solo lado, parece desesperante, pero en realidad el equipo que está disminuido tiene muchas más chances que si no pasara nada, si el otro equipo pinchara la pelota por ejemplo. Estos no, eran una cantidad de celestes que se abalanzaban contra nuestra área. Y ni te digo, nuestro delantero, un grandulón de esos que no sirven para nada, de esos que creen que jugar al fútbol es recibir de espaldas y tratar de imitar a Batistuta, este de repente era rubio también, hasta el delantero vino a dar una mano en defensa, la pelota se fue al lateral. Un desastre, un verdadero desastre, no poder recuperar el balón, tener que hacer fuerzas para que pase el tiempo, y recién iban 25 del segundo tiempo, y yo con que vamos que tenemos el mito condal. En un momento paran el partido porque me quieren reventar. Los del otro equipo, que qué te pasa, que qué es eso del mito condal. Que te vamos a matar. Pensaban que los estaba gastando. Yo solamente trataba de animar a mis compañeros. Qué sé yo, es medio inexplicable, y es mucho mejor cuando algo no puede ser explicado. Yo sinceramente sentía que teníamos chances de ganarlo porque los tipos, al atacarnos tanto, se habían desordenado horriblemente, y nosotros ni te cuento. El mito condal no es que uno piense que si le queda la pelota a uno, puede llegar a hacer una jugada en la que derive un gol y el triunfo final, a lo Maradona y Caniggia contra Brasil en Italia. Nada que ver, nada más lejano de eso. Yo no pensaba que iba a salvar el partido, pero sí veía claramente la posibilidad de ganarlo, y mis compañeros, en la desesperación, no. No podían dominar la pelota, era como que estaba engualichada. Un desastre, y encima se apuraban para sacarla y la jugaban mal y se la daban a los de celeste.
Y cómo terminó el partido.
Me desperté, así que ni idea. Pero supe que el mito condal es el cuento del niño que va caminando por el bosque y se enfrenta con un lobo. Y entonces, sin pensarlo, saca un libro y se pone a leerle
Mientras se lo morfan.
No, justamente no, aparecen otros lobos.
Y se lo  manducan.
Y mirá, no, de repente los lobos lo escuchan. Y el niño lee en voz alta para los lobos. Y si bien puede ser posible que haya sentido miedo al principio, cuando vio los dientes afilados del lobo, y si bien fue inconsciente el acto en el que se sentó y empezó a leer en voz alta, en vez de salir corriendo, y si bien un montón de cosas fueron impensadas, ahora que se va tranquilizando, el niño empieza a pensar a qué obedece todo esto, y aunque no quiera racionalizarlo enteramente (los niños no deben ser tan racionalistas como sus padres), hace un esfuerzo por entender qué es lo que está sucediendo. Ese es el mito condal.
Sos un boludo.
Chúpame un huevo, idiota.

No hay comentarios.: