jueves, junio 30, 2011

NYCXIV

Última semana en Nueva York. Aturdido por la música de fondo.

La gente se cree que las series que ponen a Nueva York como escenario y usan esas músicas de fondo son ediciones de la gente que labura en la tele, pero no, vos caminás por Nueva York y tenés música de fondo. Nada de ruidos de grúas ni de tránsito loco. No, todo es música de fondo. Si te metés en el barrio Seinfield ya es un poppinslapin' de un bajo eléctrico feroz. Si caminás, como ayer yo, por esas callecitas de Brooklyn, residenciales, la música de las películas de Woody Allen sale de los árboles. Músicos callejeros te persiguen pidiendo monedas, tips tips, y no solo en las esquinas que son los lugares donde confluye la gente, no, también en lugares inhóspitos, lugares en donde no me atrevería a meterme por haber mucho peligro, callejones oscuros dignos de películas oscuras como las de los 80 en las que Nueva York todavía era una ciudad peligrosa. Pero ya no lo es.

Por ejemplo el sábado, caminando nomás, después de pasar un segundo por el boliche del Dani que no se acordaba de mí, y yo que sentía una sincera amistad, me fui caminando por Bronx, y luego me tomé el metropolitano y me hice el Broadway y ahi sí que la gente estaba exultante, la gente comía, saltaba, cantaba, gritaba. Las chicas de las escuelas cantaban a coro dame la u te doy la u, en eso son todas iguales a las de acá. Les encanta ir cantando por la calle, llamando la atención. Todavía son inocentes, todavía no se drogan. Están cantando y son bellas, son jóvenes, pero las de allá no van a Bariloche, sino a un lugar que se llama springbreak, en donde las esperan las primeras drogas, las primeras orgías, y el tiket para largarse por primera vez de casa y para siempre mientras sus padres o bien desesperan y vuelven a la iglesia anglicana, o bien se ne fregan y se siguen drogando y garchando.

Entonces decidí entrar a ver una obra off broadway, les llaman así a unas obras que se presentan en bares que quedan en calles adyacentes a la principal que se llama efectivamente calle broad, o broad way.

Ahi son todas obras de stand up, así que hay que estar concentrados y escuchar muy bien. O sea, hay que saber mucho inglés, como yo, porque son todos chistes lingüísticos. Yo igual me reía. Había un negro que hablaba de negros, y después subió un inglés que hablaba de ingleses. Una chica vestida de rojo puteaba a la policía. Cambié de bar cuando me cansé. Entré en otro, me pedí una copa, otro campari, y subió un señor grande, parecido al viejo de la película de woody allen whatever it happend, larry david, o algo así, y empezó un discurso sobre perros.

Dijo que antes las carreras de perros eran un clásico, y que actualmente en el estado de Nueva York habia 350 perros de carreras, galgos, y que en la gran carrera del año pasado sólo habían participado 280 de los 350. Sus dueños los llevan una vez al año al perrodromo, en donde corren una carrera que primero es eliminatoria y luego se hace una semifinal y una final entre los ganadores de las distintas carreras. Es una carrera típica, y los perros tienen mucho valor y ellos, lo saben. Ahi nos reímos todos. El tipo hacía poses de perro que se creía valioso, era buenísimo. Cómo me reí. Entonces empezó a hacer un razonamiento: de dónde vienen los perros. Estableció una genealogía: el perro de larry, que se llama tom, es hijo de un perro galgo que fue campeón hace 5 años atrás, se llamaba soquete. Soquete tuvo 20 hijos más: 10 con una perra Lasy, 5 con la perra Mirta que ganó una vez la gran carrera, y otros 5 con una perra sin pedigree, una cualquiera, ellos usan una palabra específica para llamar a ese tipo de perros, pero la perra se llamaba marta. Marta y mirta eran del mismo dueño, soquete era bueno con las dos. Tuvo 20 hijos, pero a su vez él era hijo de Malcolm, el gran galgo oriental (su dueño era también dueño de una cadena de supermercados chinos, o sea, Malcolm era hermano de una cadena de supermercados chinos, típico en esta sociedad), que había sido padre de 50 perros de raza pura galgos y otra cantidad, 20 con perras cualquiera. Soquete tenía 20 hijos y 70 hermanos, Malcolm tenía 20 nietos de parte de 1 de sus hijos, vaya a saber cuántos nietos más puros tendría. Vaya a saber si no era el abuelo de todos los perros que corrían la gran carrera del estado de Nueva York. Galgos. La gente se mataba de la risa. Había uno al lado míio que se tiraba al piso, y hacía como que no podía más. El tipo mismo que hablaba hacía así con la mano como diciendo qué les pasa a estos tipos, todavía no llegó el chiste.Tomó una copa de vino y dijo: deberíamos pensar lo mismo con los vinos. Una parra, o un viñedo digamos, es una planta que salió de una semilla que salió de otra planta, por lo tanto se establece una genealogía de parras y de plantas como de perros en la cual siempre llegaremos a uno. La primer planta de uva chardonnay, el primer galgo que corrió solo una gran carrera en el estado de Nueva York, y que segura y efectivamente la ganó.

El tipo, me di cuenta, no sabía cómo rematar el chiste. Empezó con un discurso filosófico que parecía como que estaba a punto de decir que adán y eva en realidad existieron y esas cosas. La verdad no importaba el remate, la gente ya no podía más de la risa, y los que no se reían abandonaban el bar. Pero eran los menos.

Pensé en tomarme una copita de vino. Con esto de la genealogía de los vinos me dieron ganas, y mientras me la pedía el tipo volvió a atacar con los perros. Contaba que, para los que éramos turistas y me señaló con el dedo, no sé por qué ni cómo supo que yo sería un turista, el china town se había ido formando muy de a poco. Y la verdadera razón por la que creció tanto tuvo que ver con el mercado gastronómico. Claro, comer chino era mucho más barato que comer pizza en una época, y ahi floreció esa ciudad dentro de la ciudad. Coincidió con la época en que desaparecieron los perros definitivamente de las calles, nadie se atrevió a preguntar en ese momento qué pasaba con los perros. Todos pensaron en una coincidencia de la aparición del barrio chino con una época de recrudecimiento en las tareas de la perrera municipal. Sin embargo eran los mismos chinos que hacían sus comidas con la carne de los perros de la calle, los alimentaban bien un mes y luego hacían lo que se llamó en el argot de los chinos wan chan chien. Lo que todos daban por una soja texturizada con una parecido extraordinario a la carne, era efectivamente soja texturizada de carne de perro. Chien. La gente a todo esto, hacía cola para ir al baño porque se meaba de la risa. Yo no los entiendo.

Así fue cómo desaparecieron los perros de la ciudad que nunca duerme, los perros callejeros. Ahora empezaban a desaparecer otras cosas callejeras como las personas, que todos creían que se mudaban a un barrio oscuro en las afueras y en realidad no, había llegado otra civilización que en el futuro tendría un boom gastronómico y quién sabe si no llegarían a tener una ciudad propia dentro de la ciudad como el china town o el little italy, el barrio de los yulianis se llamaría. Nadie se atrevería a decir que comer gente de la calle era canibalismo. Era combatir la inseguridad lo que justificaba todo, la delincuencia. Nueva York es la ciudad más segura del mundo y más después de los de las towers.

Me quedé pensando. Pero hacía calor en ese boliche y preferí salir al fresco de la noche. La noche estaba en pañales. Chicas semivestidas me ofrecían su sexo a bajo precio. Yo no quería saber nada con nada ni con nadie, las dejé que se me ofrecieran, mientras caminaba medio borracho, medio ciego en Nueva York, medio pobre porque me queda lo último de mis reservas, y ya estoy a pocos días de tomar el avión de regreso a casa, a la vida misma de todos los días en el que soy mi propio propietario. Ahora voy a pensar en términos capitalistas, solamente. Mañana visito wall street: una calle que es al mismo tiempo una pared.

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