jueves, junio 30, 2011

NYCXIII


Nunca fui bueno para el truco, porque para qué te voy a mentir. Quiero retruco significa tengo el ancho de espadas.

Ayer recorría el field de los New York Yankees y me contaban la historia de cuando en el año 34 la gente se volvió loca y saltó desde las gradas a la cancha y el match no pudo finalizar. Gente apasionada, vivían para el beisbol. Palo y pelota todo el día, tanto guante tanto guante, en la mano izquierda, y la derecha para rascarse. Fue en el período entreguerras, una época difusa, después de la crisis del 30 la gente no podía ocupar su tiempo, no sabían qué hacer. En Nueva York había 8 equipos, todos importantes pero ninguno tan importante como los Yankees. Los de la gorrita azul con la N y la Y superpuestas. Nueva York.

Jugaban una liga donde participaban algunos equipos más, de otros lados. Les llamaban los equipos de outerwhere. O entendí mal. De otros lados, de otros lugares que no son Nueva York. En esa liga estaban todas las estrellas del país, y las nuevas estrellas que llegaban del sur, vistos como monos, unos negrotes que todavía no eran considerados ídolos, no terminaban de ser aceptados, y estamos hablando de Nueva York, la sociedad más abierta e integradora del mundo entero. Un día los Yankees, por un gualicho o no sé qué, empezaron a perder inexplicablemente partidos. Todos partidos perdidos. El año anterior habían salido campeones de todo, eran los mejores del planeta, un equipo indiscutido. Algo sucedió en el centro de ese equipo, porque sin variación de nombres fueron los mismos que empezaron a perder y perder partidos que eran fáciles de ganar. El mejor equipo del mundo de repente estaba en crisis, en el centro de la escena. Había sido casualidad acaso la manera en que habían ganado antes? No, era indiscutido, eran los campeones más grandes de todos, con mayor cantidad de puntos, con una cotización por jugador mayor que cualquier otro equipo (cada jugador valía lo que 1 equipo de los otros aproximadamente).

Todos creyeron en la teoría del gualicho. Recurrimos al misterio para explicar lo inexplicable. El caso es que al final del año el equipo que había salido campeón y que había ido a todas las canchas con la soberbia del campeón tuvo que aprender su última y más dolorosa lección: el sabor de la derrota. Bebieron, digamos, de su propia medicina. Ese jarabe espantoso. Ese año los NY Yankees se irían al descenso si no hubiera sido gracias a la pasión de la gente, que rompe vidrieras, que mata. Solo la pasión puede contra el gualicho. El gualicho es malo, la pasión no es mejor, la pasión te pìnta la pared, la pasión te deja embarazada.

El día en que los Yankees se iban a la B un grupo de 30 personas se metió en la cancha, y detrás de ellos fueron miles, tomaron las lineas de la cancha y las levantaron hasta hacer caer un zeppelin que por allí pasaba. Y los montículos de los lanzadores fueron transportados hasta la playa más cercana, y los autos estacionados fuera del estadio sufrieron roturas de vidrios, y las calles de la ciudad se vieron abarrotadas de gente y todo el país se combulsionó al sonido de una sirena. Era el anticipo de la segunda guerra mundial. Los jugadores tomaron cada uno un bate de beisbol y empezaron a pegarse con los contrarios, y con la gente. No hubo derramamiento de sangre: todo se tiñó de rojo, directamente. En los boliches la gente pedía campari y sangraban un tango de tristeza: los yankees en la b, inimaginable.

Entonces toda la turbamulta, juntos, como en un cántico privado de sentido y lleno de razón, se dirigieron a la casa central de la LBNF que es algo como liga de besibol nacional y federal, y después de agarrar todos los registros de los partidos y sus copias, y de destruir todas las ventanas y rajar al presidente (que no hizo la gran allende, aunque podría haberlo hecho, aunque en ese caso lo hubiera hecho antes de que allende que lo hizo en el 70 y en ese caso hubiera sido el precursor de allende y por lo tanto no se llamaría la gran allende sino la gran Murdok que tal era el nombre del presidente, aunque quedan dudas de que allende haya hecho la gran allende porque parece que lo mataron los hijos de puta y no se suicidó, pero la gran allende consistiría en no abandonar el barco, y no pegarse el tiro como el capitan del titanic), y después de incendiar todo, no quedaron constancias de que los yankees se fueran a la b.

Entonces tomaron la liga y la desarmaron, 8 tipos. Se pusieron de acuerdo y dijeron basta de as y bes. Bastas de antagonías y clásicos. Basta de Chicago y Filadelfia. Vamos a hacer una liga única.

Querían reflotar el modo de organizar la liga privilegiando, obvia razón, a Nueva York y sus 8 equipos y a los Yankees en particular, que a todo esto tenía un equipo cotizadísimo internado en un hospital de emergencias. Y saben lo que pasó? Vino un general, John Sunday Perkins, y dijo: se acabó el boliche, todos a la guerra. Viva Perkins. No, dijo Perkins, vamos a organizar una liga para todos, porque a mi me gustan las cosas que son para todos y no para pocos. Y entonces hizo una liga única, sin as ni bes, con 40 equipos que jugarían todos con tra to dos. Todos contratados.

Y el último no se iría a la B para evitar los sufrimientos de un grupo social. Y el campeón festejaría como un campeón que gana una copa y no como si fuera la felicidad más grande del universo y los demás son todos putos o maricas. El festejo loco duraría una noche, y en privado y más tranquilos una semana. Después a laburar. Y los que pierden se van a su casa de vacaciones y en paz. Y los equipos, uno por ciudad. A lo sumo, una ciudad grande, como Nueva York, le dejan dos equipos pero que estén en barrios diferentes y lejanos unos de otros. Como considerando dos ciudades.

Se acabó la historia de las pasiones gracias a Perkins. La gente ya no se agarraba a las trompadas, ya no había buenos y malos. Ya quedaba solamente la gloria y la derrota, pero todos sabían el costo de la violencia, y nadie jugaba su pellejo por los colores y por el corazón y las cagadas esas. El equipo pasaba a ser de todos.

Qué linda historia. Me gustan las revoluciones. Me gusta que en las revoluciones siempre haya un cabecilla que tenga las ideas más o menos claras, que todos las tienen pero a uno les toca decirlas.

Lástima que en mi país esté lleno de periodistas deportivos, esto sería imposible. Habría que arrojarlos a todos directamente al inodoro.

Por cierto, hay unos inodoros super nuevos, revolucionarios, siguiendo con al temática de la revolución. La tecnología no tiene límites. Estos dispositivos van a estar llegando a argentina dentro de 5 o 6 años, como todo lo que se hace en Nueva York. No entienden nada. Apenas lleguen me cambio el baño. Es la misma tecnología de punta, voy a ver si me puedo llevar uno de acá, porque son sorprendentes. Y pensar que en la época de los abuelos o bisabuelos nuestros, cagaban en un agujerito que iba a parar a un lugar donde estaba lleno de mierda toda mezclada, y no se podía ni saber qué era exactamente lo que uno había dejado ir. La llegada del inodoro y del baño privado posibilitaron no solo estar más cómodos y poder enterarse mejor de lo que cagaba uno sino que además le daba un plus de higiene a todo (era la época de los higienistas y sí, inventaron por fin algo tan copado para la sociedad como la higiene, no? algo que te mantiene como más limpito... por cierto, cuánto hace que no te cambias el calzón?) (es un chiste que le hacía mi vieja a mi hermana, que era más limpia, se cambiaba 3 veces por día de calzón hasta que un día mi vieja se cansó de lavar) (por cierto, no tiene nada de malo estar 2 días con el mismo calzón, se los digo).

Bueno, estos inodoros nuevos son geniales. No solo tienen radio, fuente, telecomunicación, todas esas cosas que ya inventaron para los inodoros de hace una década atrás que nunca llegaron al mercado popular (y sí, fuente con chorros de colores que bailan al compás de una música que suele ser de disney, el monopolio en algún punto siempre aparece). Y no, no tienen teletransportación, perejiles, qué se creen. Eso todavía no lo inventan o si lo inventaron no te lo van a decir. Bueno, tienen un aparatito que te hace los análisis. Creelo. Inmediatamente vos cagas y te dice si estás bien de salud, si qué comiste que te hizo mal, si tenés que aflojarle al cerdo o a las pastas. La tabla... La tabla! señora, la tabla tiene balanza, te saca el peso. Es genial. Se acabaron los bioquímicos, lo lamento tanto. Dicen que la próxima generación vendrá con el coso que te hace ecografía, para embarazadas... qué lindo poder estar con su bebé todos los días hasta el nacimiento, y ver cómo va creciendo. Sí, más de uno dirá para qué si después no lo va a soportar más a la criatura. Pero bueno, habrá gente a la que sí, que le puede pasar que le guste.

Bueno, eso.

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