miércoles, julio 04, 2007

mitómanos 10

Es cada vez más común el lugar común. En los diálogos entre hombres hay temas inevitables, pero si miramos arduamente, repetitivos. En declaraciones del tipo “a mí, lo único que me interesa son las mujeres y los autos” es notable las limitaciones, no de una generación, sino de toda una sociedad.
Pero es así, es cada vez más común escucharlo, y es cierto. El fútbol, otro tema tan común en otras épocas, ha sido relegado a segundo plano; tan grande es el negocio que se hace con el espectáculo. Lo mismo sucede con la política: el negocio enturbia el pensamiento y muchos prefieren no opinar.
Pero de mujeres y de autos habla cualquiera, y cualquier cosa que se diga está bien. Se trata de estética: me gusta tal tipo de mujeres, me gusta tal auto. No hay condicionantes: el gusto por un tipo de mujer no influye en la elección de motores o ruedas. “las mujeres fueron mi perdición, tío”, declara uno que se ha hallado alguna vez al borde del abismo matrimonial. “Ese coche es el de mis sueños”, dice otro que sabe soñar. Es envidiable la simplicidad con que se expresa el propio gusto, la preferencia. Como si lo fácil fuera tan fácil.
“Esto es terrible”, declararía otro, al punto de no saber qué responder, al punto de convencerse de lo que ya sospechaba que toda su vida había andado equivocado.
Las mujeres, los autos. Después no habría más nada.

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