domingo, enero 28, 2007

a la hora señalada








domingo, 9 pm. la hora señalada.


digamos que ha habido domingos peores. pero ya uno se sugestiona a sí mismo, llega la hora de la muerte, del domingo. me moriré un domingo. o en parís.


me moriré en parís o entre tus piernas
ah cierto este poema ya lo he escrito
pero ahora no lo escribo, lo recito
a oídos de mis batallas internas...

y tendré azúcar en sobrecito
y una taza de té desesperada,
desierto y en el medio de la nada
el té pasando a ser parte del mito.

me moriré en parís nomás, ponele,
más solo que la concha de la lora
nadie me avisará si estoy despierto

y no voy a estar mirando la tele
ni esperando consumirse la hora
y no me va a doler estar bien muerto

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