viernes, diciembre 31, 1999

sea

había una vez una fiesta. yo era el marido de la novia que no se estaba por casar, era uno de la fiesta, también, era de la organización de la fiesta. la fiesta se llamaba..., tenía nombre pero no me lo acuerdo. era una fiesta de locos, y era una fiesta de cretinos. estaba lleno de cretinos por todos lados. ese día yo caminaba sólo, en medio de la fiesta. charlaba dos palabras con gente conocida, y tres con gente desconocida. era una fiesta grande a su manera. en la piscina nadaban dos peces y un señor con una señora de treinta y tres años. lo recuerdo porque todos hablaban de la edad de cristo, esa noche, en la fiesta. la señora iba desnuda y se tiraba del trampolin de la piscina, y quería atrapar los pescados. el señor solamente tomaba un daikiri y saludaba. lo recuerdo porque esa era la parte de la fiesta que había organizado george. no quiero hablar de george, después de su desaparición todo se transformó en un escandalo, sobre todo porque tuve que ocuparme yo de su rosarito, lo que nos costó no pocos problemas con la gente de la fiesta, porque son chismosos. no tienen nada que hacer e inventan historias sobre los demás, y más allá que se equivoquen o no (y siendo que casi nunca se equivocan), qué se tienen que andar metiendo, no?
había una vez una fiesta, así empieza, y así siempre quise empezar a contarla...

domingo, diciembre 26, 1999

ponga mozo mas champan que todo mi dolor lalala ha de estar

george me dijo que me encargara de organizar todo para que todo salga como tiene que salir. la fiesta será un éxito, eso es ineludible, inevitable, pero hay que ocupar el tiempo mientras tanto para que ser más todavía, para que sea inolvidable. ya hemos organizado otras fiestas. con roberto una vez hicimos una de tamaño normal, recuerdo que como era verano todas las chicas se metieron en la pileta cantaban canciones de copani.
pero una sola hicimos inolvidable. las chicas en esa no solo se volvieron locas, tambien se pusieron a cantar canciones de copani, pero esta vez agregaron desinhibicion total y se tocaban. y eso que no habiamos puesto nada en las copas. las chicas son unas locas, es por eso. roberto siempre lo dice. george quiere que invitemos a las chicas, y a otras tambien, y a mas. que sean muchas chicas y todas locas porque esta fiesta tiene que ser inolvidable, tiene que superar a la anterior. como tenemos el éxito de antemano yo me ocupo de comprar las cosas y él se encarga de las invitaciones. "tiene que haber tres chicas por compañero", dice. pero como yo no conozco tantas le dejo esa tarea a él y yo me encargo de las bebidas y los comestibles que es mi rubro preferido. para esta fiesta tengo pensado todo a base de pescado, ostras y esas cosas. después los dulces también, unas sorpresas indescriptibles. tengo de todas las recetas y tengo cinco cocineros trabajando para mi. yo les digo "ponga por favor mas huevo aqui" y ellos me hacen caso. no es cuestión, para algo se les paga.
los demás muchachos no se pueden ocupar de la organizacion de la fiesta porque están trabajando pero todo será reflejado en el valor de la tarjeta. las chicas estan estusiasmadas, me llamaron cinco ya por teléfono y me confirmaron la presencia, me dijeron "me llamo tu amigo george", dos de ellas me dijeron "es un divino" y tres "es medio estúpido", me dijeron. de las tres que me dijeron eso, dos me dijeron "buenisimo lo de la fiesta, sabes si va a estar ... X persona" porque preguntaron por dos amigos diferentes. la otra me dijo "y vos vas con alguien porque a mi me gustaria verte esa noche". a mi me exito, pero más me exitó la otra, una de las que dijo que george es un divino, que me dijo "de todas maneras a mi me interesas vos, asi que prepara una habitación para nosotros porque esa noche me pienso poner todo para vos y quiero que hagamos el amor cinco vueltas". me exitó tanto que no le pude responder "pero que te pensas que soy, un pollo al spiedo".
pollo al spiedo no preparé, me parece que es algo re out. de todas maneras el menú esta abierto a cambios, y quedan unos dias de preparativos todavia...

martes, diciembre 21, 1999

el disco sale en japón (II)

es la historia de un señor y una señora. se encuentran en un consultorio, pero también puede ser un aeropuerto. es sin duda en una sala de espera. ella está embarazada, por eso va a ver al médico, o mejor por eso está por tomar el avión. él tiene un esguince de muñeca, y por eso está en la sala de espera del traumatologo, o mejor dicho, por eso mismo está esperando subir al avión. se cruzan dos miradas. dos. ella está tan embarazada que no le importa nada de nada el mundo, y gesticula una pequeña sonrisa. él está nervioso, acaba de perder doscientos pesos que tenía el día anterior en el bolsillo y que les desaparecieron misteriosamente. él la mira y piensa que sin embarazo debe estar buena la guacha. ella tiene facciones bellas, pero está gorda, es verdad. no sabe si lleva a uno o a dos o a tres personas en ese nido. algún día se va a enterar se supone, y criará hijos y le sacaran los ojos. ella es bella, las mujeres en la sala de espera suelen no ser muy bellas, las mujeres bellas tienen una sala de espera aparte. las esconden. para que los tipos como este no las miren todas con el deseo mezclado con la cosa esa de que se le perdieron los doscientos pesos. ella en cambio lo miró y la segunda vez sonrió. lo desea, es claro. una mujer embarazada no tiene escrupulos de nada, todo es culpa de la cosa esa que lleva dentro. lo desea y se rie porque no puede andar deseando así como así por ahi por las salas de espera. y lo desea con furia, mientras sonrie con esa mueca, lo desea por el orto, lo desea adentro todo, y se rie y piensa, como me gustaría ser su putita, le chuparía, y se rie porque se sorprende a sí misma en ese nuevo rol de sex symbol embarazada, y le echa la culpa de estas revelaciones sin represión y tan novedosas a las criaturas que tiene en esa panza y piensa que ellos también lo desean, y que desean cosas tremendas como que la madre se prostituya con ese hombre tan encantador de la sala de espera. que tiene un perfume caro encima, y una corbata roja. punzó. con pintitas. y se rasca el cuello, docilmente. cómo sería algo dócil, piensa. y reconoce la mano, y la sueña en su entrepierna.
ella está caliente. sabe que es porque puede ser uno de los efectos del embarazo.
él está caliente. perdió doscientos pesos, se esguinzó la muñeca y se hizo mal el nudo de la corbata porque le dolía mucho, a la mañana. y ella es bonita.
y hola qué tal, y hola hola.
y el médico que sale y el siguiente. y el avión que llama y a bordo.
y el adiós que es incertidumbre, olvido, medias tintas, esas cosas de todos los días.

domingo, diciembre 05, 1999

pra vinicius