miércoles, mayo 14, 2014

Alguien sabe de alguien que esté por viajar a Montevideo



Aguante che, dice uno. Las luces de la mañana no son luces, los destellos, los reflejos no pueden ser luces. La luz hace sombra, la luz es el sol. Todo lo demás es mentira.
Cuando salen sin saber lo que buscan, menos se puede saber a dónde se va a terminar. No da para el baile cuando el cuerpo entra en el espacio del mundo derrotado. Hasta las sirenas de las ambulancias parecen burlas. No se sabe a dónde ir, no se tiene por qué volver. La noche es el límite, la mala compañía es el apellido. No queda nada de esa vida después de darse contra tantas paredes. Algunos la dan por terminada a tiempo, creen. Pero la noche sola sabe, solo la noche sabe.
¿Cuántos eran? Más de tres, menos de seis. Vienen al mundo a pasar el tiempo con la conversación, un diálogo de locos que pasa de un tema a otro sin medios, a pura acción asociativa. Hablan de otros, para hablar de sí. Pero no quieren decir sus nombres, entonces se llaman por los nombres de todos los demás. Hablar es un modo de callar otras cosas, porque no siempre buscar significa que se vaya a encontrar. Rasca los machacones de las piernas uno, liba su licor el otro, dale con Michael Jordan, con las otras épocas. Podría no tener fin. Las muchachas disfrutan de mover su cuerpo al ritmo de la música, ya no lo hacen con el afán de ser miradas. Los muchachos conversan y conversan, y saben que no necesitan llegar a ninguna conclusión.
Está aburrida la vida, dice uno. El camino es lo primero que se ilumina cuando amanece. Parece mentira que el sol se levante y se muestre a esa velocidad. Pero de un momento a otro es la carretera y es el auto de la madrugada. La acompañante compañía duerme, pero hay uno que siempre debería estar despierto, dialogando al conductor. Es la ley de la ruta, el timonel debe ser entretenido para evitar las catástrofes. Es con esa luz que no es luz que por las rutas argentinas hasta el fin se acostumbra a sacar el recipiente indulgente de la infusión nacional, esa tradición de mentira que ya todos creyeron.
¿Por qué un auto viajaría por la ruta a esa hora? Quizás para llegar más temprano al lugar adonde se va. Entonces se va a un lugar. Pareciera. Si en la noche no se sabe a dónde se llegará, en la ruta entonces es como de día siempre. Y sin embargo el sol lo desmiente, lo desmantela: es lo primero que ilumina, denunciando a la ruta y a la noche. ¿Dónde está mi vuaturé?



Está llano el asunto. Eso es el amanecer, el intersticio entre la vigilia y el sueño que desveló a tantos interesados por la diversión. Lo aburrido es más real, el mundo gira con su aparato de tecnología ultramoderna. Qué astuto son los amigos que se quedan en sus casas, que no emprenden el viaje porque saben que es en vano.

No hay comentarios.: