sábado, julio 20, 2013

chau al vino

Se pregunta si, tal como el huevo y la gallina, lo que está antes es el aeropuerto o el afán por viajar. Viajar viajar, viajaban los navegantes como Marco Polo, que descubrían mundos y traían para Europa, más específicamente a Italia, los inventos que los chinos habrían tardado siglos en perfeccionar: la pólvora, los fideos, el maní crocante (eso no), la imprenta. Los chinos ya se preparaban para la explotación, mientras que en el otro lado del mundo les usaban las invenciones. Pero también tenían sus propias invenciones, como el fernet y los aperitivos, el carnaval, andar en pelotas.
Se responde que ese loco afán historizador, tan típico de las carreras humanísticas, no lleva a ninguna conclusión valedera sino a la sola disgresión: la vida no es una disgresión, interpreta, porque cada momento se va actualizando per se, saussure, y ya está en el pasado la frase anterior, qué somos entonces? somos apenas la achicoria que no empieza a crecer y ya somos la ensalada, piensa.
Comedimiento es, exactamente, poner en tercera persona lo que perfectamente podría ir en primera o en segunda. O también en plural, pongamos. La primera persona gramatical solo puede cometer excesos y pecados, y Dios está mirándola y juzgándola a cada rato, es un dios todoquerendoso, un dios que no se amilana ante nada: no estás festejando tu patria, le dice con sinsabor. El hombre, recostado sobre un tronco del árbol nunca caído, no responde, por pudor. Ese mismo dios, al mismo tiempo, a otro le está dictando las reglas del juego para no sumirse en el infierno, para no caer en la pasión desenfrenada. A la vez cachetea a otro, lo despierta o lo duerme, o lo mata. Creemos que es ese el mismo dios, que anda atendiendo varias cuestiones a la vez. Es por eso que el hombre se siente postergado, dice, andará dios atendiendo razones de otros. Una vez se acordó de mí ese dios y me tiró una buena, piensa todoquerendoso el hombre, pensando en el dios todoquerendoso, voluntarioso, trabajador, obrero. Ese dios no se divierte así, tan a la mañana, tan despacio. Está vestido dios?
Pues entonces es que los hombres van confundidos: no es así el asunto de los aeropuertos y los viajes. En principio, una cosa tan sencilla como pensar que se puede viajar puede transformarse en la odisea de homero, en la eneida de virgilio, y en la comedia de dante. En el medio del camino de la vida no hay nada más que una pradera. La linea de cal demarca los límites, y bota bota bota: la pelota es la patria.
Vos tenés que jugar para uno o para el otro equipo. Es indistinto porque la patria también es el otro, y también después seguiremos siendo amigos.
A dónde queremos viajar? El aeropuerto está abierto, lo refaccionan pero no lo cierran. Pero los aviones, aunque quieran salir, no nos llevan a ningún lado, porque el único lado que importa es esta cancha, está acá, y tratará el empresario de descubrir por qué. Chauvinismo es todo, hablar de los pronombres posesivos, hablar de los tiempos verbales. Voy a contarles una historia que ocurrió hace mucho mucho tiempo en un país muy muy lejano, en un mundo muy muy fantástico, en una galaxia muy muy lechosa: no me pasó a mí, dice el narrador que para la ocasión se desprende su cardigan marrón, se pone cómodo, tiene una remera azul, pantalones jeans. Se saca los lentes y los apoya sobre una barra de madera, como las barras de los bares del far west, como en volver al futuro 3, parece un bar con puertas vaivén, pero está en una época moderna. Bebe cerveza, artesanal, y dice a su selecto público: esta es una historia que les podría contar, pero sólo si ustedes la quisieran escuchar.
Se hace rogar. Un buen narrador se hace rogar. Un buen relator no se hace rogar, ya está al aire por la tele abierta. Esa es la primer diferencia entre el relator y el narrador. La segunda diferencia es que el relator toma el avión para viajar a ese otro país en donde se juega la final de la champions, el narrador no. Además no paga los boletos, porque se los paga la empresa. Pero la tercer diferencia es que el narrador es empresario, emprendedor, el relator es un muñeco de papel maché, y todos creen que tiene serios problemas de disfunción sexual.
Vamos por el premio, vamos por todo. Hay que contar esa historia de viajes, de aeropuertos, de charlas en las que el protagonista siempre hace referencia a su lugar de origen, para resaltar la diferencia, para constituir la coincidencia. Las culturas son tan humanas, dice, se recuesta sobre la barra haciendo señas de otra botella, y el barista, contento porque por fin ha llegado un narrador.
Quiero hablarles de mi patria: la mejor patria que el mundo haya podido ver, o como dijo un amigo que ya no está junto a nosotros, "el mejor país para vivir". Es lo mejor, habla muy bien de uno mismo, decir que uno es parte de lo bueno, de lo mejor, de lo diferente, de lo exótico, de lo particular. Mamita querida, dice el narrador continuando: hay alguien ahí?



Y responden: claro, estamos acá, en la novela. qué esperabas? vas a empezar o te vas a seguir relamiendo?
Claro, el bar era un aeropuerto. Eso ya lo escribimos, dijo Johnson, te acordás? era una historia en la que contabas que estabas escribiendo una historia sobre un tipo que está en un aeropuerto, y que como el vuelo está demorado y tiene a mano un cuaderno como esos que hacen en el ombú bonsai, pero original, hecho en florencia con papel de florencia y marmolado de florencia, y que dice made in italy, está el tipo ahi en la sala de espera y se propone no parar de escribir hasta que el vuelo aterrice en ezeiza y se tenga que bajar del avión. o sea que un tipo se propone escribir sin parar durante 15 horas seguidas.
Si alguien pudiera escribir sin parar 15 horas seguidas no me cabe la mejor duda de que escribiría un libro por día, siempre y cuando el tipo sea como vos, Johnson and Johnson, que todo lo sabés hacer bien a la primera vez.
Cierto. No lo puede hacer cualquiera. Solo tu, y tu maldita manía de tenerlo todo en la mente en simultáneo, y no poder dejar pasar la oportunidad, espera: entonces el tipo está en la sala de espera del aeropuerto, y se pone a escribir y titula Volver a su historia, que es la historia de su viaje por el mundo buscando quién sabe qué y encontrandose sí con muchas cosas, experiencias, amores, letargos. Era un viaje de 4 o 5 años, que había comenzado en la crisis del 2001 y terminaba en ese aeropuerto, pongamos que eran 2006.
No era autobiográfico entonces? No, no te acordás que en 2005 nos propusimos dejar lo autobiográfico? Definitivamente era hablar muy mal de sí mismos en esa época, cerramos todos nuestros blogs entonces.
Seguí vos Johnson, que te acordás de todo.
Bueno, y entonces el tipo le ponía a los capítulos los versos del tango volver: por ejemplo el cap 1 era "yo adivino el parpadeo" y el 2 "de las luces que a lo lejos" y así sucesivamente. El libro incorporaría un índice en el que se podría leer la letra del tango completa.
Genial, dijeron los críticos amigos y los enemigos no se enteraban.
atención, peligro en la linea de llegada, johnson está volviendo a escribir, y no está solo, lo acompañan Gomez y Largaron.
Largaron es un tipo más bien silencioso, pero que dice siempre la posta del asunto, como todos los tipos callados. Gomez es un charlatán, en cambio.
No podés seguir escribiendo siempre lo mismo, dice Gomez, acerca de esa historia del aeropuerto. Más bien, esa novela quedó trunca en "con la frente marchita", después de una serie de palabras nos dábamos cuenta que no había historia.
y qué nos garantiza que ahora sí haya una historia que contar, johnson dice.
Lo que nos garantiza que haya una historia que contar es que ahora estamos de nuevo acá, en el aeropuerto, y estamos a punto de retomar un viaje. Vamos al buffet qué les parece. Allí trabaja London, nuestro amigo barista que se pone contento cuando le contamos historias.
Entran todos juntos al buffet, que es dentro del aeropuerto y está ambientado como la tercera parte de volver al futuro, en el far west. Las puertas son vaivén, el piso es simil tierra. En un rincón un piano a pedal confunde una melodía de missisippi john hurt con atahualpa yupanqui: muy bien! comenzaron las referencias sabelotodescas. Gracias preciosa. Ella es Martha my dear, nuestra erudita, y su memoria.
Chicas no se sientan mal, no es peyorativa la presencia de Mar, es re importante, porque nos viene a salvar del ridículo a Johnson y a mi, dice Gomez, de que cuando no podamos con la descripción, ella nos ayudará.
Largaron tiene hambre y muchas ganas de ir hacia el campo de juego.
Juguemos entonces, estamos en la barra, nuestro amigo London ya prepara nuestras copas, nos acompaña Martha my dear, Gomez, Johnson y Largaron ¿alguien más?
Largaron dice "¿quién está hablando ahí?"
Está bien, digo y me saco la capucha, pero no esperen que hable más desde ahora. Soy Sinatra. He vuelto.

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