jueves, junio 30, 2011

NYCVIII


Qué dificil es alcanzar la libertad. Si se tratara solo de una estatua, bueno, diría que es aun más complicado porque por lo general se trata de un objeto único en el mundo, y sí, la he alcanzado porque ella está aquí, en mi ciudad favorita, Nueva York. La libertad se inventó en Francia, en un momento en el que había que hacer pasaje entre la edad moderna y la contemporanea, y después la trajeron a estados unidos, más precisamente a Nueva York como un regalo que le hicieron los parisinos a los neoyorkinos. Pero para trasladarla a la libertad hubo que desarmarla toda y volver a armarla tal cual era, acá. Y así fue que los franceses se quedaron con la igualdad porque a la fraternidad ya nos la habían regalado a nosotros los argentinos, cuando pusimos las vías del tren. Los egipcios que la miran por tv no les regalaron las pirámides a nadie, por eso se llevan mal con todo el mundo, sobre todo con los que aprecian la libertad.

La libertad no está en pelotas, para los que piensan que se es libre andando en bolas en un bosque en una montaña cerca del mar. No, está vestida más bien con un tul, que le cuelga de un hombro y le cubre hasta los pies. Como es una mina linda está modelada como una modelo, pero como está tapada no te das cuenta, pero si vas por dentro por las escalinatas, como tuve la posibilidad de comprobar, tiene tetas más bien grandes. Sangre de tipo A factor rh positivo. Porque en el mundo somos más. Por eso la libertad me puede donar sangre a mi, que soy de su misma especie. Y yo puedo donarle a ella.

Trepé por esas escaleras hasta la corona, hasta la coronilla, y pude apreciar lo que es la ciudad de Nueva York, una ciudad que te ofrece un montón de cosas. Por ejemplo un café de starbaks, que me pedí antes de subir los trescientosmil escalones, y era para tomarmelo allá, mientras apreciaba la vista del río cramer. o turner, no me acuerdo ahora cómo se llama. Pero ya estaba frío el café, el río ni idea porque no me metí, aunque hacía calorcito. Me lo tomé igual, al café, porque el agua de este río no me da mucha confianza ya que uno está acostumbrado a que los residuos de la ciudad siempre vayan al río, pero no, en nueva york todo va al mar, porque son más precabidos.

Qué enorme la ciudad. La veo y no la creo. Tengo que recorrerla toda, lo más posible.

Bajé al embarcadero, porque para el que no sabe, la libertad está en una islita para ella sola, para que sea más difícil de alcanzar. Ahi por las noches no queda nadie, la libertad se queda sola. Por esas cosas nomás vale más la fraternidad.

Decía, en el embarcadero, mientras esperaba el lanchoncito, vi una luz verde que titilaba, a lo lejos. Pensaba en los aviones, que siempre van titilando por los aires, y que claro, los yanquis que inventaron los aviones los estacionaban ahi, sobre el agua, del otro lado del río. Siempre que veo titilar algo, aviones o estrella o lo que sea que titile, pienso que puede ser un ovni, que ellos llaman UFO. Pero también UFO son mis jeans. Que tienen banderita norteamericana. Dónde se comprará un pantalón que tenga banderita argentina? pensaba. Se lo tengo que preguntar a Daniel.

Así que me fui derecho al local de mi amigo el que vende productos argentinos, esperando que se acordara de mi. Además me venía al pelo porque necesitaba comprar yerba mate, que ya no tenía más, y el café me empezaba a asquear.

Y Dani no estaba, pero sí estaba su novia. Un loquita que no sabía una goma de español, se hacía la interesada por la cultura argentina, estaba tomando un mate lavado, apoyada contra el mostrador, con la desidia del que tiene el boliche vacío durante horas (porque todos deben ir a comprar cuando está dani). Tenía puesta una pollera como de colegiala de colegio privado, tableada, pero la chica no parecía recién salida de la escuela, es más, aparentaba los treita años pasaditos. Y lo peor, lo que más impresión me dió, alternaba el mate con un chupetín de fresa. De fresa dijo ella, de frutiila pelotuda, le advertí. Nos pusimos a charlar porque ya no tenía esperanzas de charlar con nadie más y necesitaba concentrar fuerzas porque la noche fue terrible, no pude dormir, y me estaba guardando para una buena buena dormida recuperativa.

Si querés ser una verdadera argentina, le dije en inglés, no podés usar ciertas palabras, tenés que hablar bien. Frutilla, para empezar. Ella se reía, comenzaba a caerme simpática, si no fuera porque todavía no entendía cómo se había hecho un tatuaje que iba desde el centro de las tetas (visibles a todo esto), hasta, según dijo, la entrepierna. Es que estoy aprendiendo de Dani, me dijo en un castellano muy trabado todavía, pero con intenciones. Yo le advertí que dentro de lo argentino hay disputas de cómo decirle a una cosa, como por ejemplo color rojo o colorado. Hay una intención elitista en ese tipo de intervenciones, advertí. Manuel Puig se reía de eso, me dijo. Yo le digo quién es manuel puig. Y ella El que escribió el musical the kiss of the spider wobar, era argento. Te estás equivocando nuevamente niñita, seguro que era catalán. Y se pronuncia Puch, yo mismo, le digo, tengo apellido puch entre mis antepasados, y tengo sangre catalana. Pero mucho no lo digo porque después salió una marca de lavandina la catalana y me daba vergüenza. Pero no ahora, porque visca catalunya, ya somos casi independientes.

No sé por qué me tomó de sorpresa mi propio rapto de orgullo ancestral. No era posible. Nunca me había dado algo así pero debe haber sido el hecho de estar lejos de casa, en Nueva York.

Ella, muy graciosa, se bajó el bretel mostrando el hombro y comenzó a contarme la historia de sus ancestros y su relación con Argentina. Mi abuela siempre me cocinaba milanesas con puré, comenzó. En su juventud había sido amiga de Mirta Legrand, dijo por su abuela, y había sido muy famosa ella también, quizás aun más que mirta ya que se trataba de una fama estadounidense.

Se trataba de la auténtica y verdadera Ms robinson... No podía creerlo, comencé a tararear la canción de simon y garfunkel como si fuera la banda sonora de mi visita a los estados unidos. Sí, nananana misis robinson. chuber indeguay iu as tu lum...

La abracé y me dijo epa, hola soy Jacinta, la novia americana de Dani. Lo dijo en español muy cruzaco con el acento inglés, excepto la parte de Jacinta. Yo le dije y cómo te puedes llamar Jacinta, un apellido tan nacional, se lo dije en inglés pero me refería, claramente a la nacionalidad argentina, y se lo dije señalando una bandera argentina que colgaba en el techo como un adorno autorreferencial.

Jacinta se llamó mi abuela, y Jacinta me llamo yo. Dijo, moviendo sus manos como poniendo al horno las milanesas con puré que le cocinaba la ex amiga de la boluda de Mirta. Y digo boluda con todo respeto, pero ser amiga de la verdaderea misis robinson y dejarla pasar así, no verla venir.

Mi abuela, autobombeó nuevamente, habría venido a Nueva York y no tuvo otra que quedarse, eso fue cuando vino a visitar a su propia madre, que era americana, durante el peronismo. La madre a que no sabés quién era.

No lo pude creer.

Gardel, en su estadía en Nueva York inventó una canción (estaría inventada la libertad ya), porno soft para la época, dedicada a unas chichis que le tiraban onda. Nueva York era una fiesta y Carlitos tenía orgía. Betty Peggy Mary and July, rubias de New York, aquellas deliciosas criaturas perfumadas...

Volví a ver aquel video apenas pude entrar en el youtube. Qué onda tiene Gardel, moviendo sus manitos al compás, expresando toda su gratitud hacia las chirusitas que no entienden ni jota del besito que les pide, bailando pero sientiéndose ellas incómodas porque era un foxtrot pero tocado medio raro, como por argentinos.

Qué época Pascual, pensaba, qué época. Cada día canta mejor...

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