viernes, mayo 02, 2008

la zafra

pensaba que mientras yo viajaba en ese colectivo que atravesaba la pampa, ensimismado en tres cosas, la lectura, el sueño y la visión de la pampa, en ese mismo momento un político que vive en buenos aires hace lo que suele hacer una tarde de sábado: pedirle a alguien que descorche un vinito, y que se lo sirva en una copa grande, y al sentir su perfume y su cuerpo ("qué bouquet este fernet!") piense que eso es vida, sin pensar que más de un negro no puede apreciar eso que es saggiare un vino. y mientras ese pensamiento se le va metiendo en el inconsciente para joderle la vida cuando en medio de un discurso a favor de los negros se le escape una palabrita traicionera, la que de verdad diga "esto soy yo", y tenga que acallarlo, yo atravieso la pampa, a favor y en contra de la negrada, los putos y los discapacitados, y los dos nos olvidamos que en algún momento como este, mientras yo también abría una botellita de un tempranillo que ese año tuvo otra mala cosecha y cuyo precio se diluía en pura promesa, otro hombre en medio de la zafra se cortaba las manos y no sangraba. la caña de azucar no la cosechan los diabéticos...
pareciera que cuando vienen los tiempos de la zafra nadie se acuerda por estos lados. las fiestas patronales del norte nos tienen sin cuidado, pero la pucha, me gustan esas personas que pueden decir que son las mejores fiestas del mundo, aunque todos debemos saber que nadie sabe cómo son las fiestas en el mundo, ni el mundo, ni la fiesta.

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