sábado, noviembre 27, 1999

de las luces que a lo lejos

esto parece un aeropuerto. esto mi tiket parece. no es el miedo a los aviones, ni el miedo a que pase eso que ahora suele pasar ahora con el terrorismo. no digo que no sea terrible en terrorismo, y no sé decir qué terrorismo es peor. vivimos en el terror, digamoslo así. y no es que diga a mi no me va a pasar, mi avión no va a estar ocupado por terroristas y esas cosas que siempre piensa una persona que siempre piensa en si misma, como yo.
decir mi avion es una forma de decir. no es mi avion, no lo compre. es el avion de una empresa, y lo unico mio es el tiket.



estoy en esta sala de espera y no falta tanto para el abordaje y no tengo mucho para decir a la gente que anda por aca. todos van a free shop freneticamente, manga de giles. todos consumistas. yo mejor me quedo aca, escribiendo este libro, que no hay nada mejor que hacer en este momento. a mi me agarra asi, el ataque antisnob. no es soberbia, es que me revienta la histeria de las minitas en el free shop, me hincha soberanamente las pelotas, como me rompen las pelotas los empujones en las colas para entrar a un lugar o a una cancha de futbol.
ahora que me doy cuenta, no tengo espectadores. estoy aca, en esto que se parece un aeropuerto, en mi gran momento de creatividad, escribiendo esta historia de regreso, y nadie lo esta presenciando. paula ya se fue, me trajo y se fue, no queria verme, y creo que no quiere verme nunca más. ya la conozco, esos ataques siempre se le pasan un par de semanas después, pero a mi sus ataques me cansaron asi que esta vez la vamos a hacer sufrir un poquito más. hasta que deje de sufrir, porque en realidad no es que le importe tanto, pero necesita de la atención, y bueno... hay gente pa' to'.
cuantas veces cante oh pato. en los ultimos meses mientras estuve trabajando cante tantas canciones que ni me acuerdo, y entre ellas oh pato. los ultimos meses fueron una gran cosa, fueron especiales. no digo que las salas de espera no sirvan para hacer balances, a mi no me disgusta hacer balances. de todas maneras lo podemos dejar para cuando estemos en el avion. para entretener el viaje.
los balances son una gran cosa. a mi me salvan el optimismo. es que en la linealidad cotidiana a mi me pasa de ponerme pesimista y ver todas las cosas feas o todo el sufrimiento que cuando uno se lo pone a mirar mas detenidamente genera mas sufrimiento. primero hay que saber sufrir, dicen. yo no se, a mi los balances, despues de todo el sufrimiento, me dan siempre positivos. debe ser que se trata de pequenos duelos que voy haciendo, como si cada dia perdiera algo o se me escapara algo, pequenios fracasos... es como si necesitara velarlos para poder saludar y dejar ir.
no es que me haga el psicologo, pero qué importante que es conocerse a uno mismo. un comentario de ese tipo en una antesala de avión, no sé por qué, pero me hace pensar en dos viejos sentados en un patio de parra descalsos tomando mate en un atardecer de verano. yo soy muy pintoresco para imaginar, si queres te imagino los detalles de la casa. y mi imaginacion, es verdad, esta llena de cliches, porque la verdad que imaginar un comentario semejante y darle un contexto semejante, se me hace como que termino por pensar que como puede ser que no pueda imaginar algo mejor. siempre me pasa que todo lo que imagino tiene fecha de vencimiento, como un tarro de comida comprado en el super. no pasa mucho tiempo que ya no me gusta lo imaginado y lo desdeño. siempre desdeño. es que siempre uno se puede superar a uno mismo. por ejemplo ahora que estoy en esta sala de espera, no tenia nada mejor que hacer y me puse a escribir esto que no sabemos a donde nos puede llevar. hay tantas cosas que podria contar. las historias son asi, sencillas o complicadas, pero tiene que entenderse. a mi me pasaron tantas cosas ultimamente que la verdad que no sé por donde empezar. me siento un poco como ulises en la isla de los feacios que se pone a contar desde el final de la guerra de troya hasta el momento actual, relato por el cual se gana el pasaje a casa. y despues cuando llega a su casa es otra historia... a mi siempre me viene el comentario erudito, es algo que esta en mi y que no me gusta tanto. a veces quiero vencerme a mi mismo y me censuro y me censuro. deberia mejormente dejar de censurarme y aprender a quererme asi, y si me salen los comentarios eruditos, y bueno, aprender a llevarlo con la mejor elegancia posible. es que yo creo que los comentarios eruditos no son elegantes, la humildad es elegante. macedonio fernandez, siguiendo con mis comentarios eruditos y todavia sin caer en el clasico argentino, dicen que contaban los que lo conocian que este hombre siempre en lugar de decir una opinion decia: "usted tiene razon cuando dice..." y siempre le daba el merito a otro. eso es un parametro de la elegancia. la sabiduria es elegante, pero quien desembucha es necio, el pez por la boca, dicen. yo soy un poco un pez, y ahora estoy en esta sala de espera y todavia no dije cuantos minutos me faltan para tener que pararme y ir hasta el avion: cuarenta minutos para el embarque. que raro que le llamen embarque a subir a un avion: es un avion no un barco. deberia ser avionarse, o un termino asi.

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