domingo, noviembre 28, 1999

yo adivino el parpadeo

esto parece un aeropuerto. eso parece un avion. esto parece una mesa y eso mi equipaje. paula me guio hasta aca. ya no rezo.
las cosas estan asi, me voy a subir a eso que parece un avion. como las apariencias engañan prefiero no saber nada de todo lo que puede pasar hasta pisar en casa. casa es un decir: ese lugar hace un tiempo que no es mi casa. no tengo casa, quiero decir, ultimamente no tuve lugar fijo. he estado girando. estuvo dificil pero al final llegue hasta este aeropuerto, quiero decir, me trajeron... me obligaron. es verdad que hace mucho que pienso en casa, o eso que era mi casa, quiero decir, hace mucho que pienso en volver aunque sea a ver como estan las cosas. no es verdad, nunca se vuelve para ver cómo estan las cosas... quiero volver.
esto que parece una sala de espera me pone frenético. las salas de espera son peores que los cementerios, esperar es lo más parecido al infierno. una vez estaba en una sala de espera llena de gente. era en una estacion de trenes, no recuerdo ya. una de esas estaciones donde todo el mundo hace trasbordo. me llamó tanto la atención el hecho de que vi como se mezclaban los pasajeros, la gente que esperaba un tren, y los que vivían ahi, o que pasaban la noche ahi. la gente en una sala de espera repleta es una masa que da miedo, pero mirando a cada uno individualmente, todos presentan en los rasgos de la cara algunos gestos o facciones propias de la locura. la gente en las salas de espera esta loca, o parece loca. una vez en el tren, cuando la cosa se mueve, la locura se transforma en una cierta tranquilidad, esa tranquilidad de saber que uno esta volviendo, o esta llendo a algun lugar. las salas de espera son verdaderos manicomios sin medicos... por eso es que prefiero las salas de espera cuando estan vacias, asi no tengo que compartir mi locura con nadie.

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