martes, junio 13, 2006

siempre llega el final

en estos días están dejando morir algunos puestos, sitios les llaman, yo les llamo puestos. los dejan morir porque creen que así es mejor, porque hay mil razones para dejar morir algo. también. algunos dejan morir algo, una planta, un caballo, un sitio, un mueble, un amor. otro se dejan morir. yo voy muerto. no hablo de la muerte como la muerte, pero hablo de la muerte que es hablar de la vida y de la muerte. un experimentado dejador diría que es natural, estos espacios deben morir alguna vez, y diría que todos moriremos. otro diría que algo muere pero vivirá siempre en nuestros corazones. otros dejan de escribir, otros mueren directamente, dando un ejemplo conciso.
morir es justo. es justo y necesario. creo en la muerte como creo en la vida misma. pero como no sé hablar de la vida, tampoco puedo decir mucho de la muerte, y cuando llegue el momento de hablar seguramente será demasiado tarde. pero no importa, mientras tanto aprovecho para hacerle unos prolegomenos a la muerte, y decirle, decirte, a vos caprichosa de porquería, rubia maldita, morocha trola, cornuda, si me vas a venir a buscar asegurate que sea para ir al infierno. mientras tanto te espero deleitándome con el infierno del dante, que es un pasatiempo.
todo lo que quería comentar, sin embargo, era que muchos blogs se mueren en estos tiempos, y otros nacen, hijos de aquellos y así sucesivamente, se reproducen imitando a los humanos, y se creen vaya a saber uno quienes se creen. podemos decir entonces que está de moda actualmente dejar morir los blogs. yo que soy un moderno y siempre estoy a la moda, pero que todo soy un moderno, pienso innovar (ya lo he hecho y lo he declarado) en esta moda imponiendo la resurrección de las cenizas, porque, como todos saben, después de una moda viene la reimposición que es como una reinterpretación, una mutación, y luego, mucho tiempo después, el revival, y el mito del gato felix que renace de las cenizas, ese sí que no pasa de moda. mai. los mitos no pasan de moda.
es así, queridos mios, que me despido, porque para dejar morir un espacio hace falta despedirse, como lo imponen las modas. me despido para hoy y para siempre, para siempre jamás. yorenmen, lamentensen, hundansen conmigo en este infierno tan soñado de sexo y alcohol y música de rock and roll, y mañana, mañana mismo, haremos la magia de para siempre de resucitar. y nos dejaremos morir nuevamente para volver a resucitar, y ni siquiera al tercer día, sino dentro de un rato, porque se copa, porque es así de copado hacerlo, decirlo, jugarlo y redimirlo. adiós entonces, en este saludo interminable, inextinguible, insuperable, irredimible, y ya me dejo de despedir porque me tengo que ir a preparar el sanguchito para mañana. no me extrañes...

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