miércoles, agosto 26, 2009

Una señora


Hubo una vez una señora a la que amé.
Ella se llamaba a silencio, se escapaba en medio de la lluvia.
Supo llevarse todo lo que tenía en una caja. Pero antes de que eso sucediera tuvo otras épocas: una en que tomaba el sol en mi jardín, mientras desde mi atelier la observaba y figuraba su pintura. Date vuelta le gritaba, y ella al sol, rostizada, creaba las poses más perversas que un ser humano podía imaginar: el pato volado, el caballo desbocado, el canario remendón, el alce en el bosque, el álamo en el atardecer. entonces, en un break, tomaba su paraguas y se cubría para que los vecinos no la siguieran mirando.
en otra época escribiamos novelas policiales, pero solo nos perdíamos en divagar sobre los
errores ortográficos... ella, de su cajita mágica, saca
ba rollos y rollos de papel higiénico, en donde tenía escrito el diccionario de la real academia, "la verdadera academia" decía y yo respondía "más verdadera tu abuela, que nunca tuvo que consultar tus rollos de papel..." en esos momentos nadie se reía, pero nos amigabamos enseguida...
una vez le saqué una foto... cuando se iba

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