martes, mayo 05, 2009

Ganar

Un texto digno de mi amigo Tomás Lüders, arremetiendo...

Ganar
“No somos Suiza”, dijo el diputado provincial Jorge Lagna. El experto difamador del reutemismo, el genio de la chicana retórica.Literalmente dijo “parece que Binner habla de Suiza no de Santa Fe”, en referencia a las palabras que el gobernador socialista pronunció para la inauguración anual de sesiones legislativasClaro que no somos Suiza, el valorar países a través de escalas comparativas y binarias como “más desarrollado, menos desarrollado” o “más occidental, menos occidental”, “grado de europeísmo”, “grado de latinoamericanismo”, hace caso omiso a las diferencias particulares de cada país. Simplifica, establece jerarquías, muy a menudo para asignar posiciones de superioridad e inferioridad, modelos a seguir y a superar
Pero Lagna atribuía la percepción de Santa Fe como una Suiza vernácula a Binner, no a sí mismo. Lo hizo para descalificar la exposición de políticas y proyectos que la gestión socialista viene implementando, con más o menos dificultades, desde 2007. Claro, Binner no comparó a Santa Fe con el país el helvético, pero para Lagna “era como sí”. Es decir, que las categorías comparativas eran del “ironizador”, no del “ironizado”. Mecanismo defensivo de proyección de lo propio sobre el otro, diría un psicoanalista. Debe ser un vicio de buen justicialista que adscribió al menemismo, movimiento renovador del justicialismo que fue siempre muy afecto a comparar a la Argentina con otros países, tanto para establecer contrastes como similitudes: “corrupción también hay en Europa”, “eso pasa de igual forma en Estados Unidos”, o el más reiterado “ya estamos dentro del Primer Mundo”.Culposo, el diputado reutemista acusa hoy a los socialistas de ser ellos quienes nos comparan con el Primer Mundo para ocultar la realidad. Pero en los 90s, era Lagna, al igual que su referente, el Senador Carlos Reutemann, quienes solían asociar a la Argentina con otro país del primer mundo: los Estados Unidos. Lagna y los suyos no nos comparaban con Suiza, país en el que al menos la riqueza convive con cierta equidad. A Lagna, y a Reutemann, le seducían lo que ellos entendían que eran los Estados Unidos. Pero no nos comparaban con toda la heterogeneidad y diversidad cultural que son los Estados Unidos. Lagna, y Mercier, y Spinozzi, y Latorre, y todos los que dicen lo que Reutemann no dice para preservar su imagen de mesura (¿suiza?), se habían creado una imagen modelo del american way, en el que el más rico es el mejor, y el pobre, en todo caso, un loser que saborea a gotas crediticias algo de la miel (perdón, del syrup) de los winners. Y es que Lagna siempre se consideró siempre un winner.Por eso también, citándolo a Perón, acusó al poco winner de Binner de proferir “discursos idealistas”, de “diagnosticar mucho”, uno podría decir, de “pensar mucho”. Lagna, como buen winner, es pragmático. Para Lagna, los pragmáticos no se demoran en pensar, hacen sin medir consecuencias. Por eso, dicen sin pensar, ya que así como hacen cualquier cosa que les permita ganar, dice n cualquier cosa que les permita ganar. Y ganar es siempre ganarle a otro, es decir, infligir derrota. Por ejemplo, descalificando a alguien por pensar, por preocuparse… todo eso es perder el tiempo.Por eso los pragmáticos, cuando tienen el privilegio de ir a la universidad a estudiar, no asisten a clases para comprender y hacer en consecuencia, van a la universidad para obtener un título que los habilita a “jugar” (palabra hoy muy en boga del político winner). Y como el “ganador” hace del ámbito en el que participa un mero tablero de juego, éste puede pisotearse y descartarse una vez que se gana. Así por ejemplo, es por la proliferación de abogados winner que la Institución Judicial argentina es lo que es. Importan los arreglos, las victorias…. no los fallos justos.A veces los ganadores, pudiendo hacerlo, ni siquiera van a la universidad, se dedican a correr carreras de autos. Y es que en las carreras las victorias son siempre evidentes, claras, porque la superioridad se demuestra con podios. Por eso los winners también suelen adscribir a frentes que se autodenominan “para la victoria”, y nunca frentes para la justicia, o la libertad, o la equidad. Frentes que se abandonan ni bien pierden su razón de ser, esto es, ganar.Es por 24 años de proliferación de políticos winners que la Provincia todavía es lo que es, no porque se diagnostica lo que se debe hacer.

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