lunes, enero 26, 2009

tras las huellas de metal

mi primer colección de monedas se organizó a mediados de la década del 80. existía cierta fascinación hacia la cuestión económica, siendo de espíritu conservador, me contentaba con ahorrar monedas que no servían más desde hacía tiempo.
tantas veces me las he vuelto a encontrar en frascos despreciados por el mobiliario. las veo como si fuera la primera vez, siento que me ensucio con ellas.
sin embargo esta vez pasó que me dormía y las he dejado todas desparramadas sobre una pequeña mesa que tengo cerca. cuando me desperté, a los pocos minutos de no poder dormirme, me di cuenta que estaba rodeado de fantasmas. eran las almas de los usuarios de esas monedas, que habían quedado atrapadas ahi, en el valor, en el cambio...
no valen nada, dije; sin embargo un infinito historiográfico quizo trazarse en forma circular: los fantasmas comenzaron a hablar y ya no pude dejar de escucharlos. me piden constantemente que cuente. me niego a seguir los rastros de las monedas, pero como a las sirenas, cuando uno ya no puede dejar de escuchar se va la vida.

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