lunes, marzo 05, 2007

de reviente

vengo transformandome en mosca, en saltamontes, y así sucesivamente. me parezco a proteo, con la salvedad de que no podría ser proteo ni podría siquiera cual proteo indicar el camino a un eventual ulises. tengo la piel con escamas, no soy una víbora, pero tengo hambre voraz, y un alambre de puas para las espaldas de cualquiera. y una chacarera, iluminada de furia, y salteada con ajo y un touch de peregil, que ni los mejores cocineros saben que es el detalle más detalle que se puede tener para con uno a la hora de cocinar.


no es por nada. a veces me olvido y otras veces trato de recordar. no es lo mismo un olvido que un lapsus. la otra tarde pensaba que podía ser yo mismo un protagonista de una novela de auster. me conmueven y me transportan esos personajes, y ya no quiero más nada que caminar por una ciudad como NY. y escuchar jazz, porque NY significa música. sin embargo rápidamente digo no, digo detrás de mi satán, digo lejos de eso. y ya me voy caminando para otras ciudades. yo soy bicho de ciudades, bicho. y ya me pierdo. pienso en ciudades, en tantas ciudades, y sin embargo nunca viví en una de verdad. mi ciudad siempre va a ser una cosa que se le parece pero nunca va a ser una ciudad como esas. la otra tarde, en mi ciudad, era sábado tarde, y el domingo la misma historia: garúa finísima que se te cuela hasta en las medias de las zapatillas, calle horribol, mierda de perro hasta en los detalles de los bordes. una ciudad cagada. pero ahi estaba el límite: para dejar de ser una ciudad pueblo (te amo, me gustas así, lo juro) y pasar a ser una ciudad ciudad, los negocios tienen que estar abiertos a esta hora. entendés. onda, me quiero comer una empanada, rosario. y quiero un teléfono de locutorio, sábado, poco después de las tres de la tarde.

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