lunes, febrero 12, 2007

postales del invierno

fue el invierno más frio de mi vida. tenía cuánto? siete, ocho años. cada día le tocaba a una persona diferente, a una madre diferente de un grupo de cinco madres. el pool le llamaban. cada día era una diferente la que pasaba a buscar a los chicos a siempre los mismos y nos llevaban a la escuela y nos iban a buscar. ese año tenía que nevar. nosotros no conocíamos la nieve, en la pampa se conoce la escarcha pero la nieve es inimaginable para los que nacimos después del 72 que fue el único año que nevó.
-que nieve, ojala que nieve...
-qué nieve?
-que nieve nieve.

era un invierno frío frío pero frío. ese año fue el último año y la última vez, y juré y re juré que no lo haría más, que salía a la calle habiendo escuchado en la radio la temperatura y la sensación térmica. esta última es un invento típicamente pampeano. en el resto del mundo te dicen la temperatura y listo. me acuerdo que miraba por la ventanilla del vehículo en cuestión y se veía en la esquina, donde se juntaba el agua, todo congelado, la escarcha. todo blanco, el mundo blanco. a las siete de la mañana el mundo en blanco y negro. el campito frente a la escuela, una manzana entera descampada, toda blanca... y no quería nevar. recuerdo que eran las doce del mediodía y el sol no había podido derretir esa escarcha de la cancha de fútbol.


-que nieve, que nieve. ojalá que nieve.

hacía frío y queríamos conocer la nieve. la caída de nieve es inminente decíamos. había una tormenta instalada en el cielo. si no nieva hoy nevará mañana. no nos importaba un comino ni el campo ni nada. todavía no era la época de la soja, se sembraban muchas otras cosas, había vaquitas por todos lados. la siembra directa y todo el moco que inventaron después y la rentabilidad ni lo soñabamos. en esa época estába jodida la cosa, pero por otras cosas.
y nosotros éramos chicos, inocentes, y lo único que queríamos era conocer la nieve.


llegó la primavera. al año siguiente conocí la nieve en mendoza, me llevó mi tío. pero ese año llegóa la primavera así. se tomó el palo la nube esa del cielo, cayó un rayo oblicuo, sutil. los árboles empezaron a dar hojas, a florecer. los pibes empezamos a hacer partidos de fútbol, pequeños torneos de sábados a la mañana.
y en el auto de la madre de uno de los chicos, la que nos llevaba los jueves, se escuchaba esta canción.




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