martes, diciembre 26, 2006

a martos

Lo vi salir con un libro de formato pequeño. Me llamó a su lado, y mientras lo escuchaba leí el lomo del libro: Así se templó el acero. Nicolai Ostrowisky.
-Bueno, mi niño. Este libro lo tienes que leer tú mismo, pero antes de entregártelo quiero de ti dos promesas.
-Las que quiera, Tata.
-Este libro será una invitación para un gran viaje. Prométeme que lo harás.
-Lo prometo. Pero, ¿adónde viajaré, Tata?
-Posiblemente a ninguna parte, mas te aseguro que vale la pena
-¿Y la segunda promesa?
-Que un día irás a Martos.
-¿Martos? ¿Dónde queda Martos?
-Aquí -dijo golpeándose en pecho con una mano.


Patagonia Express, Luis Sepúlveda. TusQuets, Barcelona, 1997.







los libros de viajes tienen esos secretos y una emoción muy profunda que es la emoción de que se mueve todo el tiempo, del que no se puede estar quieto. hay varios tipos de hiperkinesis, la mental es una de las más sufridas. es un cuerpo que se mueve normalmente pero donde reside una mente que no puede estar quieta, el pensamiento insoportable, imparable. el lector es una mente inquieta. el viajero, en cambio, es un borracho.


pero es lindo viajar, y no es nada que ver que leer libros de viajes, que también son lindos. yo prefiero ambas cosas. el libro de sepúlveda es especialmente lindo. voy a dejarme de joder y voy a mandar al carajo a todos los críticos literarios del orto. voy a empezar a calificar la literatura en me gustó y no me gustó, es lindo o es feo. y basta. después, todo lo otro, todo lo que hay y lo que se esconde, me lo dejo para mí que no tengo ni idea de nada.


otra cosa: el registro de anécdotas me gusta, más de lo que me interesa. debería ponerme a registrar, hace rato que lo pienso, las anécdotas de mi abuelo, que tiene mil. cada vez que lo veo me cuenta una, o me repite cien pero con nuevos detalles. me encanta escuchar las historias repetidas de mi abuelo. siempre me hacen reir, desde el principio.
siempre me repito esta propuesta, como las proposiciones que uno se hace al comenzar un nuevo año. después se cumple lo que se cumple...



viajar y leer son verbos preferidos. es una estupidez decir viajar y leer es lo mismo. viajar es viajar, y leer es leer. punto. la gente inteligente lee entre líneas, los como uno leen los carteles de ofertas de los supermercados. pero leer un libro es para todos igual. antes, mucho antes, leer un libro no era cosa para cualquiera. a mi los libros me despiertan (si estoy despierto y no me duermen) ciertos neurotransmisores que yo no sé cómo se llaman, pero que algunos saben como se llaman, mientras yo llamo a todos por igual: adrenalina. me gusta la adrenalina de los libros y de los viajes en tren o viajes con amigos, o los viajes esos que uno va sólo mirando el campo en bus, pero escuchando música.

cuando pienso en adrenalina me acuerdo de pulp fiction y de esa peli en la que actuaba el mismo que se moría en ghost (peli que no recuerdo bien porque la vi media vez, pero la música masomenos y bueno, le gustaba a mi hermana...) pero en la peli que digo hacía de lider de una banda de ladrones que se ponían mascaras con caras de presidentes americanos, y robaban eran re top, y después se iban a hacer surf, y un policía se les infiltra y lo apresan pero antes lo descubren y lo tiran en paracaidas para joderlo. y cuando aterrizan el tipo declara: "nada me generó más adrenalina en mi vida". y yo cuando escuché eso dije guau. adrenalina.

el amor genera adrenalina? o estupidez? será lo mismo? a mi me gusta el amor y el vino (como kayam) y viajar y leer y escuchar algunas músicas. pero a veces me gusta la cerveza. no es que esté escribiendo esto que debería escribir en mi perfil, no me interesa el perfil, mañana voy a pensar que esto es una estupidez, y no me importa sinceramente, no. es que no voy a escuchar toda la música todo el tiempo, ni a leer todo el tiempo, ni a viajar todo el tiempo, aunque sea lo unico que haria...
tampoco amaría todo el tiempo, aunque lo preferiría, pero la verdad es que no puedo definir el concepto, y eso es grave. pero juro por mi mano derecha que al adrenalina me encanta.


el viaje, a pesar del viaje, es algo que realmente... es como un viaje de ida. uno no sabe bien cuando es que empieza a volver, pero existe un punto de inflexión. el tango es un punto de inflexión: gardel cantando adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos. es un punto. llegar es una cosa, y después volver es otra cosa. cuándo se llega al lugar posta? al lugar definitivo?

llego, como sea pero llego. para las fiestas llego. llego justo. llego para llegar. quiero emborracharme al llegar, y amar con todo. y hacer un fuego de esos que hacíamos en otros veranos y cantabamos canciones. y saludar a la luna, y esperar el día, porque el día llega también. todo el tiempo está llegando el día, todo el día está atardeciendo. el crepúsculo, el tramonto, es ese pedazo de luz que se va corriendo constantemente, indefinidamente. o que está siempre en el mismo lugar y nosotros nos vamos corriendo, si lo pensamos a la copernicana (que ni que fuera una heladería). yo llego, como sea.

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