lunes, junio 30, 2014

sutil eran los de antes

me pregunto por qué debería pasar siempre por inteligente. uno no siempre puede estar en modo inteligente, sin dar lugar a la duda, a la inquisición. se puede ser lúcido, pero estar equivocado en el tema, y entonces te agarran en un planteo mal hecho y ya no eras tan lúcido como pensabas que eras.


hoy me di cuenta que probablemente haya sido un error preferir gastar menos dinero en la óptica en las gafas más baratas. arden los ojos. pero cuando muera, los ojos se van a pudrir igual que el cuerpo, o mejor, cuando arda en la llama, cuando vuele en el aire, los ojos van a representar probablemente una pizca de la tierra.
que ardan.



domingo, junio 29, 2014

mi complejo de inferioridad

Bendito es el sitio, y la casa, y el lugar, y la ciudad, y el corazón, y la montaña, y el refugio, y la cueva, y el valle, y la tierra, y el mar, y la isla y la pradera, donde se ha hecho mención de Dios y se ha glorificado Su alabanza.

Bahá’u’lláh



Pienso, y ya es demasiado. Siempre que pienso que pienso, se incendia un chino en alemania. Ayer me dieron un papelito que tenía forma de mariposa y por todas partes escrito Bahai Bahai. En ese momento estaba hablando de cosas muy interesantes con alguien, y seguramente no tenía en cuenta un montón de cosas cuando hablaba, como por ejemplo, cosas que olvido, como mis contradicciones constantes.
El papelito de forma de mariposa lo tomé sin pensar, una de las pocas cosas que hice sin pensar el día de ayer. No fue de lástima, fue auténtico, tomé el papelito que llamaba mi atención y lo guardé. Guardar un papelito, para mi significa darme el derecho a olvidarme.

¿Por qué me olvido de mi propia pequeñez empeñándome en mostrarme fuerte y grande. Y adulto? Escribo esto con la forma que merece un papelito en el bolsillo. Sin embargo las letras no tienen la forma de mi caligrafía sobre un papel, y yo no soy el campeón que creo ser, y la gente que me quiere lo hace sinceramente. Este es el precio de la aventura de la soledad. No voy a empezar a hablar de mi infancia y de mi madre y de mi padre.


Me analizo como si fuera la selección argentina en el mundial de brasil, tratando de ser completamente sincero conmigo mismo y sabiendo que aun pudiendo ser una selección que tenga chances de ganar el torneo, hay otras selecciones que también están mereciendo lo mismo. Y entonces empieza a notarse cómo hay diferencias culturales, idiomáticas, de recursos, de identidad. En la comparación resalen las diferencias. Pero no vale la pena comparar, lo que vale son los partidos, por eso los jugadores y los técnicos, muy concienzudamente dicen todo el tiempo, repiten, que hay que focalizarse partido a partido.
Lloro las diferencias, pero es la cobardía que hay en mí, y a la que quiero vencer porque estoy hecho en estas contradicciones. Y escucho a los otros, a las opiniones de los otros que son tan diversas, algunas llenas de malevolencia en la que a veces puedo regodearme (venciendo o no a la culpa por dar lugar a la maldad), otras veces muy concienzudamente. Siempre me gusta escuchar a los que dicen que en el mundo hay otras cosas además de fútbol. Que es solo fútbol.

En mi laxa inteligencia proliferan las metáforas futboleras, sin poder despertar un interés hacia otro tipo de metáforas como pueden ser las cosas que ornamentan una casa, la naturaleza del campo, la vida de un perro.

Me doy cuenta que odiamos a los brasileros porque encontramos que en muchos más aspectos que nosotros son mejores. Nuestro resentimiento hacia el grupo humano que integra la selección chilena proviene de las diferencias que surgen entre ambas naciones, diferencias históricas y culturales. Con los colombianos sentimos empatía, porque territorialmente están un poco más alejados y no nos afectan entonces no nos podemos comparar, en cambio con los uruguayos sentimos simpatía porque están cerca y nos gusta compararnos y tenerles lástima, porque son chiquititos, como davides al lado de goliates que cada tanto recibe el piedrazo. Ellos nos odian, por eso nos tiran piedras.

Hoy es domingo, segundo domingo del invierno. Empiezo a escribir un texto en el que repasaré y experimentaré, para todos ustedes en vivo y en directo, el proceso por el cual durante tanto tiempo he tenido lástima de mi mismo, condicionando inconsciente e involuntariamente mi propia historia de vida, que en definitiva no es tan importante y que muy pronto será olvidada para siempre. Al fin de cuentas, otra historia sin historia.

lunes, junio 16, 2014

la rabona de rojo

El pibe Rojo, Colorado para los finos, es uno de esos futbolistas ignotos cuya aparición sorprende en la selección de fútbol. Se trata de un pibe jóven con mucha proyección, el ingrato oficio de defensor lo expone a este tipo de ninguneos. Nadie hablaba de él, no lo conocíamos, otra cosa que le debemos a la casta de periodistas deportivos geniales que entre ventas y contratos siempre están dando relevancia a los autores de los goles, como si el fútbol no fuera un juego de equipo, y calla vilmente la presencia de los más sacrificados. El sacrificio consiste no sólo en el trabajo ingrato sino sobre todo en el olvido de la gente de la presencia de estos obstáculos humanos en el campo de juego. El pibe Rojo, una víctima más de la messificación, pero no tanto, porque de algún modo, a diferencia de jugadores con más protagonismo como Tevez, fue elegido para integrar el plantel que viajó al mundial y etcétera de todo lo que quieras.
A Rojo le gusta la cumbia, como a todos los pendejos adinerados que juegan al fútbol profesional y que creen que por ser ricos ya son exitosos y están salvados. Algún dios se ha encargado de demostrar esa ecuación que para los pobres artistas resulta ser una falacia, pero siempre está todo a comprobarse, y la comprobación es post mortem, y ya lo sabemos todos, estamos destinados al olvido, a la paz del cementerio. A quién le puede importar, desde esta perspectiva, el mundial de fútbol, ese lugar donde se congrega la gente de todo el mundo y fanatizados por la imbecilidad toman cerveza y deliran con los micrófonos de los trabajadores de prensa que tienen el tuperware de preguntar si prefieren a un jugador o a otro. Por el amor de cristo, no leyeron a Dante Alighieri?
No, no lo han leído, por eso la farsa está en su apogeo, en este momento hay gente que grita a un micrófono, y no hace 24 horas el chico Rojo, en ese contexto, se animó a hacer una pirueta para todos nosotros, una pirueta interesante, que nos hizo dudar de sus capacidades mentales, sí, pero que también nos puso en el lugar del desafío: marcó la cancha, señaló quién está dentro y quién está fuera de la cancha enviando el balón al lateral con un recurso que era la característica más realzada de un jugador que pudo hacerle sombra a cualquiera como Borghi: la mentada rabona.
Nos sentimos geniales insultando, eso es verdad. Es una descarga que deja a uno en estado de alegría, una alegría contradictoria. Un insulto es al mismo tiempo un modo de sentir la impotencia, por eso es una contradicción misma, un insulto es dar la razón al otro, un insulto es lo que sale de nuestro vocabulario cuando nos quedamos sin palabras. Eso surgió anoche ante el coloradito rojo valga la redundancia. El muchacho estaba comunicándonos sutilmente que quien estaba en la cancha era él, y que sus decisiones las toma pura y exclusivamente su mente en conjunto con su cuerpo. Por eso, y solo por eso, el fútbol y su colorido pierden sentido, porque de esto sale solo un ganador, un solo campeón, y es probable que el derrumbe de las ilusiones más insensatas sea una catástrofe. Dónde veremos la final del mundial? probablemente no la juegue argentina, eso es sabido.
Pero siempre quiero denunciar a la casta de periodistas deportivos, los verdaderos mercenarios que a cada rato les damos de comer dejando el televisor prendido. Esas publicidades absurdas alimentan sus bolsillos antes que a cualquier otro, esas opiniones vertidas intentando llenar el "tiempo de aire" (gracias al demiurgo del tiempo, al que pensó que cada hora tiene 60 minutos y que cada minuto tiene 60 segundos, y así sucesivamente para cualquier lado) con palabras que, dignas de borrachos y drogadictos, dictan lo que la gente repite por la calle, en la esquina de casa, en la panadería, en el curso de cocina, en los ascensores, en los colectivos.
No, nada tenemos que ver unos con otros. Ni siquiera con los miles de adinerados que viajaron a presenciar la ilusión, seguramente con el producto bruto interno, porque no veo que haya muchos amigos míos entre ellos, y además, acentuando la brecha entre ricos y pobres, claramente. Pero qué es ser rico, y qué es ser pobre? Gracias a Brasil que nos demuestra en carne propia que la desigualdad está en el límite de quién decide quién va a estar dentro y quién va a estar afuera del estadio, en definitiva, de la fiesta. Porque una fiesta, para que sea una fiesta, no puede ser de todos. La fiesta nunca puede ser de todos. Y cuando te dejan afuera de la fiesta, obviamente, además de decir que seguramente es una farsa, y porque duele, porque duele quedarse afuera, duele no estar invitado, pero todo ese dolor se resignifica cuando nos damos cuenta que nada de eso tiene sentido, y que hay otra fiesta en otro lugar que también puede ser divertida, y que tampoco es para todos.
Por eso, gracias pendejo, hacé lo que quieras.

jueves, junio 12, 2014

Las estructuras que sostienen una poesía se llama poética. ¿Pero qué es la poesía?
Si hablamos de estructuras, hablamos necesariamente de una arquitectura, y la arquitectura de un texto es la razón, y la razón es lo que trasciende al sentido. Muchas veces el sentido es la sola razón, y esto es lo que nos enseñaba Rubén Darío. Pero la razón no siempre está dada en el sentido, y menos cuando esto se quiere hacer notar. Las estructuras de un texto son tan importantes como el texto en sí. Una poética, entonces, está anclada en la estructura, pero la fórmula del hormigón es muy importante porque hacen que esa estructura valga.

Cuáles son las razones de un texto?
la primera y esencial es que un texto es siempre una actualización de un estado de la lengua. Un texto participa de un código, y eso trasciende a todo sentido. Es una lengua y no todas las lenguas, si bien el sentido puede ser traducido, hay una parte de la estructura que escapa a la traducción y esto el traductor lo sabe y no para actualizar eso.
Pero a la vez, he anotado anteriormente: "Por más que lo dicho esté en la misma lengua, no recurre al sentido, o no se sostiene si no participa de otro código".Tratando de descrifrar esta incógnita que dejé registrada, justifico: el otro código es las estructuras que sostienen la poética, lo que trasciende también a lo meramente lingüístico, es el mundo en sí y su presencia.
Una poética, entonces, no se queda en las palabras, tiende a reflejar en el mundo algo donde antes no había nada. Un texto trata de una construcción que tiene como referencia a otros textos, otras construcciones. No vamos a levantar un edificio en el medio de la nada, hemos nacido y crecido en una ciudad llena de edificios, y nos han dado un pequeño baldío en donde creemos que no hay nada, pero al lado cohabitan otros edificios a los que no debemos golpear, no debemos empañar, no debemos quitar luz, y a la vez debemos hacer algo lo suficientemente bello y llamativo como para que tenga valor por sí mismo, que esté acorde al paisaje.
eso es una poética.

Atahualpa

Yo sé que muchos dirán
que peco, de atrevimiento
si largomi pensamiento
pa’l rumbo que ya elegí,
pero siempre he sido así;
galopiador contra el viento




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