lunes, marzo 31, 2014

queda hecho el depósito

Hoy pudimos vivenciar claramente lo que hace rato que vengo diciendo, que la ruta 33 es la ruta por la que transita la riqueza del país. con total desparpajo, filas interminables de camiones descargados, volviendo a buscar más "mercadería". Filas de camiones en el carril de ida, más filas de camiones en el carril de vuelta. Dos carriles, dos destinos. Dos direcciones: si algo es un camino es la exacerbación de los sentidos, que suelen ser dos nomás.

En un momento pensé que hubiera sido bueno contarlos, cuántos serían? incontables camiones con sus respectivos camioneros a bordo, algunos buenos, otros no tanto, seguramente, como los choferes de automóviles, muchos buenos, otros no tanto, uno se da cuenta cuando en la ruta son habilitadores de tránsito o sólo se interesan por su andar. Hay gente que solo le interesa su andar, no puedo decir si eso está bien o no está bien, pero es notable.



Más allá del tema de los camiones, es notable el cambio de estación. En el campo los colores han cambiado a la paleta del marrón y el amarillo, es fascinante. Los campos que estaban verdes por el yuyo dorado, ahora lucen filas de plantas secas con sus porotos listos para ser recolectados, y luego cargados en su respectivo camión y enviado a su respectiva china. cuántos quintales se van por ese camino, lejos lejos lejos. cuánto queda del color del otoño. ese marrón vuelve a verde pronto, en divisas, y nueva siembra. pero lo que importa es el hoy.

hay que vivir el hoy, como decía esa chica, disfruta tu vida hoy, lo que te toca vivir, como si fuera un penal en el minuto 45 del segundo tiempo. Y hoy era todo marrón, los árboles incluso que flanquean la 33 estaban contentos de vernos pasar a 135 km horarios, y eso significa que el verano terminó y que pronto vendrá el frío por un tiempo.



A quién le importa el frío o el calor? y sin embargo para mí es definitorio, muchas cosas se definen en el clima, muchas más de las que pensamos. el asfalto se dilata con el calor, las personas se acercan con el frío y se alejan con el calor. Cuando hace mucho frío o mucho calor, la gente trabaja menos. Cuando hace frío buscamos el fuego, cuando hace calor buscamos el agua. Ahora mismo está templado, y colorido. el otoño y la primavera son estaciones tan fugaces como los mismos camiones que al llegar a puerto descargan y se van, no se quedan mirando el río si pasa crecido, si tiene camalotes, si está picado. el camionero no mira el río, no hay nada para él alli. en cambio cuando va por la ruta, puede observar el horizonte y saber perfectamente qué tan bien va a estar el trabajo durante esta temporada.



El camino y el fin del verano, o el camino y el principio del invierno. No podemos pensar el otoño como aislado sino como término medio, no es fácil pensarlo como algo en sí, sino como pasaje. Florecimiento y caída, exploción y desfoliación, parecen ser los momentos en que hay movimiento, los momentos en que la ruta cobra un protagonismo especial.



Llego a la ciudad de mis padres, me es difícil pensarla separada de la ruta. Los árboles han llenado la calle de hojas, el aire tiene su aroma especial que me remite a la infancia, a algunos juegos, a algunos recorridos. Todo es más bajo, todo reduce su escala al tamaño de mi personalidad. Me siento tan humilde y tan soberbio como esas calles, tan alegre y espontáneo como esas veredas, tan inteligente y audaz como la altura de esas casas. Cierro los ojos en la imaginación, pero no en lo real, porque sería peligroso para el mundo. quiero imaginar cómo podría disfrutar de un momento de observación de la ruta, y pienso que si tuviera un camión me sentaría en el techo de la cabina, lo más alto posible, quizás por única vez, con un sánguche de milanesa hecho con buen pan, crocante y blando, con mayonesa, lechuga y tomate. Me lo morfaría despacio, viendo pasar la fila de colegas, que viene y que va, viviendo su realidad particular dentro de cada uno de sus cabinas, escuchando la radio, o algún disco de tan variado gusto. La ruta es para todos, digamos, le gusta ser ecléctica.

ex 43242



Ya no seré feliz tal vez no importa
Sólo una cosa no hay es el olvido
El nombre el sobrenombre el apellido
Escritos en la cima de la torta

Voilà mi cuchillito que no corta
Me río y me lo clavo enloquecido
No ser feliz no es que lo haya sido
No importa si igual nadie me soporta

Juguete de la suerte es la existencia
Juguete y decorado repostero
Un corte que no admite consecuencia

Y al fin, una porción, lo verdadero
Es todo lo que admite la experiencia
Es todo lo que sangra, compañero.

lunes, marzo 17, 2014

una ruta con la edad de cristo

estamos bien los 33, decía el mensaje, el único mensaje que pudo llegar a dar vuelta el planeta cuando se hundió la mina. para los numerólogos del cristianismo esto fue un mensaje de esperanza: son tantos como la edad del señor. no se preguntaron cómo iban a hacer para alimentarlos hasta poder sacarlos de ahi, pero bueno, después de algunas jornadas intensas en el mundo exterior, lograron resolver el primero y luego el segundo inconveniente que era llevar a cabo la idea de sacarlos en algún momento, vivos. como los dinosaurios de susana.

y jesús tenía 33 cuando murió, por eso se cree en que es un número sagrado, y además tiene la particularidad de estar compuesto dos veces por el número tres, que es el número de la santísima trinidad, y que es además la fracción más pequeña de la que se compone el 7 que es 4 + 3. el 7 es el número perfecto, y uno menos es el 6, el número del malo. y 666 el número temido por los buenos, y mentado por los diabolicenses.
pero era una gran casualidad que tuviera 33 y no 34, lo agarraron justo haciendo macana para la pascua judía. o no, pero bueno, resulta que si se tiene en cuenta que a los 30 hizo su retiro espiritual de 40 días en el desierto y luego de esto se puso a predicar, promediando un tiempo entre 2 y 3 años entre hacer del agua vino y levantar un par de muertos, hacerse famoso y poner en jaque al rey, digamos que a los 33 cumplió la misión para la cual había sido enviado a la tierra por dios padre, que tranquilamente podría ser un anunaki que estaba controlando todo desde su nave espacial interestelar, que es más o menos la idea que los cristianos nos hicimos de dios, que está más arriba, no no, más arriba todavía. y tiene barba, porque si el hijo tenía pelo largo y barba, él padre no puede ser menos.

en definitiva, qué nos decía el 33? es una estimación, como más claramente dante nos cuenta que tenía esa edad cuando empezó a hacer de su vida una cosa importante, ya que el primer verso de la commedia es claro en este aspecto:

nel mezzo del cammin de la nostra vita
mi ritrovai in una selva oscura
che la diritta via era smarrita

buenísimo. tengo que decir que acabo de escribir lo anterior sin consultar la correttezza de la frase. ahora sí me detuve y chequié la información para ponerlo más ajustado aun:

« Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita. »

se calcula que dante escribió este verso un poco más grande, ya que cuenta sucesos de la mitad de su vida, y eso debe tratarse de los 30 años, aproximadamente, teniendo en cuenta que para el 1200 el promedio de vida oscilaba entre los 55 y 60 años, si comías bien y no hacían macanas (otro que hace macanas no). En definitiva, dante va a contarnos una serie de cosas que le pasaron cuando estaba paveando, a sus 30 años, y no sabía qué hacer de su vida. le pasan estas cosas y entonces encuentra una razón de ser. Pues bien, pongamos por caso que la vida útil de este hombre comenzara entonces a los 33, a la misma edad en que jesús dio la vida por nosotros, qué tranquilizador resulta todo, no?

Muchachos de menos de 30, no hagan renegar a sus papis y aflojenlén a las drogas pero no tanto, porque hasta los 30 no pasa naranja en este viaje. y si, con pilas y esfuerzo, y si se prepararon bien estudiando, aprendiendo oficios, conociendo el mundo, entonces sí que a los 30 pueden encarar algo y además, claro, ser escuchados por sus congéneres bípedos. Algunos osaron desafiar eso y a los 27, creyendo ya haberlo logrado todo (el éxito, según eso que nos hace creer el capitalismo) se murieron, pero ellos serán olvidados, tarde o temprano, como cualquiera de nosotros. así a los muertos con los muertos, aguantando acá la vida, no quieran relucir porque no hay nada que contar antes de los 30, a no ser que tengan algo realmente bueno que contar.

Y ahora quiero contarles algo bueno que también tiene el número 33. por fin, algo bueno. resulta que en el mundo hay una ruta en la que pasan muchas cosas, pero sobre todo ocurre un milagro que jesús no supo hacer, y es que se trata de un camino asfaltado que en las noche de luna llena en años bisiestos en meses impares el asfalto se transforma en agua que corre, y los vehiculos que la transitan inmediatamente se transforman en embarcaciones que van por un río, y como todos los ríos, van hacia el mar. no es casual que la ruta tenga justamente en cada una de sus puntas los dos puertos más importantes del país, el de bahía blanca en el km 0 y el de rosario en el final.
Iluminados por la luna llena viajaba un viejo pescador, que cada mañana a la luz del alba y al sonido de la sirena de la fábrica echaba a andar su canoa, junto a su mujer, Matilde. El río los cobijaba dulcemente, y les daba sábalos, bogas, dorados, pejerreyes que vendían en las ferias a los viandantes que luegos vendían a los consumidores finales.
una de esas noches, es una encrucijada, tomó otro camino y empezó a recorrer el agua de ese otro río, y lo navegó bastante, hasta que en un momento decidió detener su camino en contra de la corriente, y echar las redes a esa otra agua que estaba descubriendo. La pesca fue tan grande, que no demoró en querer retornar a dejar la ganancia del día y volver a seguir sacando, pero cuando quiso hacerlo ya no pudo volver. aclaraba en el este y el agua volvía a transformarse en asfalto, y las embarcaciones que transcurrían volvían a ser camiones derivantes, transportadores de soja y cereales hacia el puerto, ese oro verde que se va directo a china y sin saber por qué, mientras que muchos otros sí saben por qué y cómo y dónde.
la piedad de uno que venía vacío lo salvó. detuvo su grúa y subió la embarcación llena de peces dorados hermosos y los llevó hasta el pueblo. así supo que nunca más debería tomar por ese brazo del río en las noches de luna llena, por más que ese brazo prometiera siempre las mejores pescas.
no le pasó nada, pero matilde estaba muy nerviosa, aunque luego se tranquilizó.
en fin, esta es una de las historias que se cuentan, pero hay más, muchas más, en la que la mayoría de los protagonistas suelen ser inmigrantes italianos, españoles, eslavos, croatas, ingleses irlandeses, y hasta judíos, cuando no son gauchos bestias o estancieros que es decir angurrientos terratenientes. no creo que les interese saberlas todas, pero se consignarán algunas a modo de ejemplo, a continuación, mañana ponele.

 

martes, marzo 11, 2014

alambrar y desalambrar

No vivimos esa época en que no había alambrados, por lo tanto no podemos concebir que eso fuera lo natural. Un hilo metálico define las parcelas del mundo, y si bien es cierto que puede atravesarse fácilmente, no deja de incomodar a quién su deseo es habitar la tierra.
Se tomaron el trabajo de parcelarla en los papeles, y no contentos con eso, fueron a lo real y la delimitaron, ante el estupor de los nativos que no entendieron jamás lo que estaba sucediendo. Aun cuando quisieron meterle a palos 1500 años de cristianismo, como aviso de lo que iba a suceder, hacerles saber que ese campo abierto ya no les pertenecía, no lo podían comprender.
¿Propiedad privada? ¿Qué lengua bífida puede traducir en noble el sentido concreto de esa abstracción? ¿Quién puede explicar, por fuera de las lenguas de la cultura occidental, qué lo qué con estas cosas?
Si el mundo fue creado desalambrado, ese mismo es el destino del mundo. La revancha del pobre es saber que el capitalismo no tiene futuro, que no durará para siempre, pero así y todo algo no cambia, y es la cuestión de la vocación esclavista del capitalismo. El esclavo, el obrero, el proletario, han concebido y perjeñado una serie de pequeñas y sutiles revanchitas, pero no alcanza, como dice una amiga, no alcanza.


Alambrados, se ven los hilos. Y sin embargo sabemos que algo no durará. Pero no lo veremos. Qué macanuda puede ser la verdad, cuando nos damos cuenta que estas manos que tipean esto ya están podridas, yacen en el polvo. estos huesos que se meten en las carnes ajenas, que se regocijan, ya están muertos, vivos y muertos. Y los alambres están ahi, llamando a los hijos de nuestros hijos que vendrán con más lucha, con la esperanza de la lucidez, y con cortadoras de alambres. Qué trabajo desvestirse de la propia cultura y sin embargo, qué inútil suele ser todo. Pero también es necesario que uno se conozca, saber de sí.

viernes, marzo 07, 2014

el mismo chiste de hace un tiempo


jueves, marzo 06, 2014

las vacaciones de turismo

Los que piensan pensarán que es un desencanto, una pena o un pecado que la 33 no lleve, no pase, no tenga destino de turismo. No va a la montaña, no va al mar. Va desde un río a una bahía, ambos sin atracciones turísticas valederas, aunque ambas hayan podido inventarse una filiación turística. en Rosario el río tiene ahora cierto atractivo, pero hubo que rebuscar, porque Rosario antes de tener un río tuvo mil otras cosas, pero sobre todo Rosario no es una plaza turística.

Rosario es una ciudad para habitar, está pensada en esos términos. en primer punto, es una ciudad, o sea, un espacio con actividad incesante. Una ciudad es un lugar donde siempre hay alguien despierto. En los pueblos lo más común es que cuando se duerme todos duermen, cuando se trabaja todos trabajan, cuando se mira televisión todos miran. en la ciudad se acentúan las diferencias. puntualmente rosario es una ciudad en la que suceden muchas cosas simultaneamente, muchos aman a un equipo y muchos otros aman a otro equipo, por ejemplo. el amor es el mismo, pero diferente. entonces, por estas características, hubo que inventar un linaje turístico, algo que atrayera al extranjero que antes solamente venía a hacer negocios. hubo que encontrarle identidades, en un arduo trabajo de intelectualización y luego de comunicación de lo intelectualizado, hubo que encontrar algo que sea parte de una esencia local, entre tanto hijo de gringo pampeano que venía a estudiar su carrera universitaria en la ciudad, confundiéndose con el nativo de esas calles.
porque la universidad es fundamental para comprender la sociabilidad de la ciudad. y la universidad está poblada de adoptados, personas muy jóvenes que vienen a habitar la ciudad que está hecha para ser habitada.
y entonces abrieron las puertas para llegar al río, le sacaron las rejas. y hubo que insistir para que la gente fuera al río a bañarse en sus aguas hermosas. sin querer, cambiaron la tierra, la filiación más cercana y clara, el verde de los surcos, la contabilización de las hectáreas, pero también la madre firme y recta, simple como la llanura, compleja como la inmensidad, ese lugar en donde enraizar sin miedos, por el fluido, o el acto de fluir del agua, y su interpretación heraclitea, a medias, insegura.
de un día para el otro hubo que empezar a fijarse en ese espejo que era el hombre del litoral, del río paraná, el pescador que sale temprano a pescar la boga, el dorado, el pacú de ancho sabor, y hubo que olvidar al que a la misma hora se levanta a ordeñar las vacas. porque antes de salir a trabajar, ese café con leche probablemente estuviera por ser reemplazado por una buena empanada de pescado.
la leche la da la vaca, la vaca está en el campo, cerca del tambo en donde cada mañana un tambero ordeña la vaca y manda la leche a la empresa que le hace un proceso por el cual la remarca y empieza a valer 8 veces más que lo que le costó al comprarsela al que se despertó a las 5 de la mañana para ordeñarla. en fin, es un error pensar que el sacrificio del trabajo es exótico, cuando alrededor de uno estamos rodeados, obnubilados por el consumo, rodeados de fenómenos de sacrificio.


no va a ningún mar, no va a ninguna montaña. no es la ruta de la felicidad, pero sí es la ruta de la prosperidad. circula la riqueza de todo el país, la mayor capacidad productiva agropecuaria está allí, la comida que se vende a los países que no se la pueden producir a sí misma va por esa ruta como por un tubo, y esa ruta tiene en cada uno de sus extremos un puerto, y ambos puertos cumplen la misma función: son la puerta de salida de la comida (pasto) y la puerta de entrada de las divisas (contraprestación).
La ruta facilita la llegada al puerto y su respectivo egreso y devolución a la pampa lo que es de la pampa. la contraprestación viene en forma de divisas que por lo general son canjeadas por las más diversas atracciones. en épocas de bonanza, proliferan en la zona los más diversos vehículos lujosos. viajes a la capital, viajes a los centros turísticos de atracción, son canjeados durante todo el año. mientras la tierra, sola en su lugar, hace más y más pasto para seguir enviando y seguir recibiendo contraprestación. El beneficiario de la contraprestación hace buenos negocios y hace hacer buenos negocios a sus cercanos. En cada uno de los puertos hay bolsas de valores, timba simbólica, que cotiza el pasto y pone condiciones a la contraprestación. el mayor logro del beneficiario es el viaje al exterior.

tenemos rutas que llevan al mar y rutas que llevan a la montaña. y después está la 33 que es la ruta de la riqueza, la que de punta a punta atraviesa el llano y tiene un puerto en cada uno de sus extremos. pero, como si esto no fuera suficiente, la ruta se alimenta del mito de que allá, mucho más allá del mar y de la montaña hay una tierra idílica que merece ser conocida. son los paraísos del mundo moderno y los hay para todas las personalidad. para los flacos ociosos, el caribe con su mar cálido y cristalino, tan cercano al shopping de miami con sus baratijas y espejos de colores, es el edén, el lugar mismo que dios creo para que el hombre sea feliz y se reproduzca. para los gordos locuaces, que no desean exponer sus cachas al sol del caribe, se inventó la historia de la humanidad, que puede ser encontrada en un parque de diversiones muy cercano a lo que dios planificó como el paraíso del intelectual, y ocupa millones de hectáreas, un continente entero, el continente europeo. El parnaso mismo que al ser recorrido va produciendo las más diversas sensaciones en la piel de quien puede recordar que en cada piedra, en cada castillo, hay una historia para ser contada.
Los beneficiarios del sistema de contraprestaciones viajan más allá de toda ruta local, bien lejos, a donde pueden olvidar la miseria de lo llano, lo repetitivo, lo igual.

miércoles, marzo 05, 2014

la república de la 33

decir que las primeras huellas de ese camino fueron hechas por caballos no deja de ser un poco cierto. la ruta, que quizás haya sido trazada en el siglo XX, tiene en partes, sobre todo en las que más nos interesan, resabios de comercio del XIX. es decir, previa a la llegada del automotor y el asfalto. un camino que, si cerramos los ojos, vemos hacerse a fuerza de carreta, de tiro.

El caballo, la mula, ya no se lo prepara para estas cosas. hemos conseguido un muy buen trato en las últimas paritarias, los caballos mejores serán utilizados un muy buen tiempo en las carreras de hipódromo. como las modelos, se sacrifican porque están buenos. meramente físicos, su objetivo es el dinero, claramente.
otros caballos son utilizados para otros deportes y a medida que van bajando su categoría se acercan más al frigorífico, y con él, la tan rememorada mortadela. ahora no se hace más con exclusiva carne de caballo, pero en una época era la receta la que comandaba.
el caballo, ese cuadrúpedo monumental que ha conquistado el mundo, sigue siendo el mejor compañero del hombre, ya que el perro, ese rufián feliz, es el amigo. el caballo es fiel, es alto, es veloz. el que no galopa de joven trota de viejo, ese es el poder de todo caballo.


imagino legiones de caballos atravesando la pampa, en una época precisa: después del último malón, antes de la llegada del décimo auto (qué le pueden hacer 9 autos a un llano?), simultaneamente a la llegada de los inmigrantes europeos. dicho de esta manera, volveríamos a pensar qué vinieron a hacer estos famosos europeos acá, en el sur del sur. ¿qué venían a buscar, o qué venían a traer? siempre se habla de la mano de obra, de la despoblación de las tierras infinitas. cómo podría pensarse que una tierra que ahora relacionamos con la riqueza podrían haber llegado a estar vacías de candidatos? es como pensar que la linda del baile no va a ser pretendida por, pienso, varios tipos a la vez. los europeos vinieron a traer el modus operandi, el savoir faire, además de hacerlo ellos mismos. además de haber sido expulsados de su tierra natal, por pobres, por desgraciados, por incontingentes, por insalubres, por mortales (no olvidemos que las guerras asolaban), por cagones. pero venían a traer, además del trabajo, la herramienta, la relación con el animal desde otro lado. el caballo y el caballero, juntos, en la pampa húmeda, indénticos. el indio se comía el caballo crudo (cf. mansilla, excursión), el europeo lo monta con estilo. El inglés, debemos decir algo del inglés que puebla la zona sur de la suela de la bota santafesina. Dice el intelectual venadense que la primer noticia que tiene el mundo de la ciudad de venado tuerto, entonces condado apenas, es la cotización en bolsa de londres de ovinos de la zona. ovejas. los primeros pobladores de la zona son inmigrantes que hablan inglés, y crian ovejas que envían a europa, a inglaterra quizás, a irlanda otro quizás. era todo lo mismo para el gaucho que observaba con estupor la llegada de estos raros parlanchines que comían con curry (give me the curry) y hablaban a los gritos en el bar (say say dijo murta al mengano chauf).
pero eran caballeros, y lo siguen siendo. aun cuando estén borrachos y hayan dilapidado su fortuna en el juego de naipes, son caballeros. y si no apostaron su caballo, allí lo tendrán, esperándolo a la salida del local, para que lo lleve a su casa a dormir, porque el día siguiente vendrá, y será otra oportunidad de recuperar todo lo perdido el día de hoy.

martes, marzo 04, 2014

mardi gras



Si hay un martes en el año calendario, ese es el martes de carnaval. Es, diría, el martes más importante del año. Si la vida se dividiera en años, los martes de todo el año serían días muy mal recordados, exceptuando este, el martes de carnaval. Algunos se preguntarán por qué el carnaval es lunes y martes, sobre todo el martes. La respuesta, para los que no son religiosos, debería ser que, bueno, sí, tiene que ver con el cristianismo y en definitiva con la cultura occidental. A mí no me interesa la religión, pensarán muchos, sin darse cuenta que en definitiva, te interese o no, convivimos con ello. De nada sirve inventar festividades como los norteamericanos, la cultura del cristianismo, y del capitalismo al fin, nos atraviesa como una ruta que pasa necesariamente por tal y tal pueblo, como la 33. Convivimos con esto, y no interesarse por esto es quedar expuesto a no saber, y por lo tanto no entender. Aceptar que existe un libro que se llama quijote y no poder decir nada de él (y preferir ir a ver series televisivas), no es ni un pecado ni un error, pero es una elección que te deja expuesto, porque el libro está ahí, no va a dejar de existir.
¿Y por qué el carnaval es del pueblo? Yo me imagino siempre una situación medieval, en un intento de comprender el germen de todo. La pascua cae obligatoriamente un domingo, pascua de resurrección. La semana santa es la semana previa a la pascua, explico para los incautos incultos, los 40 días antes de la pascua se apodan cuaresma. Representan los 40 días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar a predicar, son días de sacrificio, reflexión y ayuno. Los musulmanes se mandan una parecida en otra época del año, le llaman ramadán. No tiene nada de malo la cuaresma. Es como cuando termina un campeonato y hasta que arranque el otro pasa un mes y medio, en el que tenemos que tolerar que haya torneos de verano en donde siempre juegan river, boca e independiente.
La cuaresma se inicia necesariamente, entonces, un miércoles, para que termine un domingo. Amigos, el miércoles se llama miércoles de cenizas. Agarran todas las hojas de los olivos que fueron bendecidos en domingo de ramos, las queman y con las cenizas hacen una cruz en la frente de los fieles y le hacen el memento mori. Si hay algo poético en la religión cristiana es ese momento, terrible, en que el cura le dice al fiel recuerda que del polvo vienes y en polvo te convertirás. Todos los duelos acaban en ese momento, en el que recuerdan las personas que somos insignificantes para el mundo.
Pero el día anterior de ese miércoles es un martes. El diablo está en la calle, es el carnaval. Lunes y martes, un día solo no alcanza, se necesitan dos o tres. Son días de absoluto descontrol, literalmente. Para el religioso, deberían ser los días en que la moral queda suspendida, los días en los que todo es válido. Se suspenden todos los roles sociales, como en el baile de máscaras, en el que no se reconoce quién es quién. En Venecia usan máscaras, y las usan mucho tiempo antes del carnaval, todo un mes está permitido llevar máscaras. La máscara que entra en una casa, nadie se plantea qué hace esa máscara entrando allí, se supone que es válido todo, que todo está suspendido como en un paro de la CGT de otras épocas.
¿Cuáles son los pecados favoritos de las personas? Sin dudas, los que tienen que ver con los pecados capitales: ira, lujuria, gula, avaricia, envidia, pereza, soberbia. Durante el carnaval uno puede atravesar por sus pecados favoritos sin ninguna culpa, porque también está suspendida la culpa, y porque ¿qué culpa cabe en un mundo que está a punto de terminar? Horas más tarde empieza la cuaresma, y empieza el sacrificio, y para ellos, luego de todo ese “recorrido”, empieza la primavera, la época del blooming.
Mientras que para muchos el pecado favorito es la lujuria, y la van poniendo a diestra y siniestra, sin reparar en dejar hijos que haya que reconocer (cuántos hijos tendrá ese sodero), otros aprovechan y se quedan sin hacer nada, pura pereza. Esos no la ponen más. Otros nos ponemos a explicar el sentido de todo esto, el día justo de la celebración. Es la soberbia.
Acabo de enviar a alguien a freír churros, es la ira y la gula. Y la gula es el pecado favorito de la mayoría, y el que más emparentado está al carnaval. Porque la cuaresma, época de ayuno y abstinencia (no especifica abstinencia de qué), en ninguna parte se dice que no se puede ponerla. De hecho, la carne sólo es débil para el sexo, y por lo tanto se sabe de antemano que es prácticamente imposible que un cuerpo se abstenga necesariamente de mantener relaciones. A riesgo de pedir lo imposible, y a riesgo de dejar a todas embarazadas durante todo el año (los curas) no hablan de sexo. Solo usan la palabra abstinencia elípticamente, si vos querés pensar que es abstinencia sexual, allá uno con su miseria. El sexo es como mucho. Pero sí se le puede pedir a alguien que morfe menos, y entonces en la cuaresma se morfa mucho menos.
Por eso es que el martes de carnaval es el martes gordo, el martes de comerse todo, de cometer el exceso. El día en que se va hasta el exceso, aun más que en pascua, en que se come chocolate. Pero a diferencia de pascua y su almuerzo ejecutivo, el martes de carnaval es de comer y enfiestarse sin cesar. Es casi en una simultaneidad, comer y coger al mismo tiempo, comer sobre el cuerpo del otro, reventar, lo que imaginamos por reventar. La referencia obligada es a gargantúa y pantagruel, sin embargo, pienso, siempre hay un riesgo de quedarse corto.
Para el mardi gras la palabra entonces es voracidad. Desmesura sin distinción, es la confusión de la lente, es el desenfoque. La orgía, lo que entendemos por sentido correcto de la palabra orgía. Eso debe ser el carnaval, en su germen, claro. Anoche había bastante gente reprimida, pero está bien, los necesitamos también como sociedad.



Es casual el hecho de que haya querido aprender a hacer panqueques este año y que el mardi gras sea llamado el día del panqueque. Resulta que la receta del panqueque, al que insisten en llamar crep, es tan sencilla y su cocción tan rápida, que debería estar en la dieta básica de toda familia. Harina, huevos y leche, todo lo que viene después es añadidura. La dieta básica está en esos ingredientes, lo fabuloso se hace con esos tres ingredientes. Son los mismos que se necesitan para hacer una torta. A mí me sorprendió y no tanto ver que este tipo de alimento puede ser hecho en la calle, en parís. Evidentemente es algo sencillo, y con lo sencillo se construye un mundo. Y a mí me gusta la idea de construir mundos sencillos, posibles. Nada de zombis por favor.
En parís te comés un panqueque, dos panqueque, la vida continúa y listo. Cómo pierden el tiempo acá en rosario con la garrapiñada. Deberían habilitar más panquequeros. Me imagino el ritual de la salida de la cancha, panquequeros en lugar de choripaneros, por fin se erradicaría la violencia en el fútbol. Todos serían más refinados, incluso en las villas. Porque el panqueque te predispone a ser refinado, no es al revés, que uno es refinado y entonces come un panqueque. El modo de agarrar esa masa te coloca en un desafío que la pizza no, que el sanguche no. El bocado, sobre todo el bocado, es tan sutil, y tan fácil de comer. Otro festival de sabores. Qué le pondría adentro a un panqueque? Un salteado de verduras mediterráneas. Mucho amor.
Y panqueque y a bailar, porque es el carnaval y el tiempo pasa y es un carnaval menos que nos queda en la vida. Y hay que esperar un año entero para volver a vivirlo plenamente. Estamos acá, amigos, al borde del precipicio. No hay orden pre establecido, estamos a punto de caer, lo dicen todas las canciones que hablan de eso. En carnaval es un poco dejarse caer, dejarse ir, abandonarse. Si esto es bueno para después quererse un poco más, no sé, quizás.

Nota aparte, ayer entré en un bar por dos segundos, en donde paran los taxistas a tomar un café. Estaba inundado el lugar del aroma del café y pensé directamente en la magdalena en el té, y ejercicio de recordar todo a lo que me remontaba ese aroma. Cruel es el paso del tiempo, pero qué no daría yo si pudiera volver a vivir todo eso que mi memoria, en un solo fotograma inmenso, me remontó en dos segundos. Pero ya escribió otro esa historia, ahora me voy a inventar otra, una más mía y personal en la que yo no esté presente, en la que solamente se hable de caballos.

lunes, marzo 03, 2014

la montaña y el llano



¿Qué tiene la montaña que nos atrae visualmente? ¿Es acaso su altura, ese sobresalir, imponer un horizonte real y concreto, alcanzable? ¿O es lo macizo, lo que no va a mahoma, mientras mahoma está allí, tomando el desafío?
Se me antoja que la montaña es lo común. Si nos ponemos a pensar, la montaña está presente en la geografía del globo terráqueo casi en su totalidad. Está, indefectible, proponiendo una relación económica del hombre con la tierra que pone en riesgo la cotidianeidad constantemente: “con esto, hacé lo que puedas”.
Y por la montaña fluye no sólo el agua en forma de vertiente, sino la piedra en forma de cascada, la piedra que rueda, like a Rolling Stone. Y lo lindo para pensar es que la montaña supone un valle, a donde se dirige todo lo que cae o lo que rueda, por donde se encuentra el cauce del arroyo, el río que va al río que va al mar. Y el valle es verde, no hay nada en el mundo más verde que el valle. Y eso es lo que por todas partes encontramos, la protuberancia de la tierra que por movimientos tectónicos ha acumulado roca sobre roca, la montaña y el valle. Lo fértil junto a lo yermo en un territorio empinado. Las coníferas cubriendo de pinos el territorio empinado. El principio epigonal de la madera, el futuro forestal de la riqueza.
Una montaña, nada más común que una montaña. Depende para quién, una montaña no tiene nada de raro. Subirla, atravesarla, no puede ser una experiencia más que cotidiana.
Y así como la montaña cree que todo es montaña en el resto del mundo, la llanura cree lo mismo. Y sin embargo la llanura está sola contra el horizonte. Pienso en ella y quiero llorar. Si la viera ahora mismo me emocionaría. Cómo se la puede explicar.
El llano es lo extenso, y es lo tenso. Han tensado un hilo y han alisado el terreno con esa piola. Y al estar todo a la misma altura, han observado que desde el lugar en donde no hay altura, desde donde las cosas no pueden ser vistas de arriba, hay una relación de equilateralidad con todo, incluso con el horizonte. Y para mejor, esto es inabarcable: la gravedad del caso se extiende hacia todos los puntos cardinales, cuando uno está en medio del llano. Acá me dicen por la cucaracha que el relato del llano, el relato mansillano de la llanura, está escrito desde la altura del caballo. Que los pastos son tan altos en la pampa seca que sin el caballo hubiera sido muy difícil ver, reconocer la alteridad. Bien por mansilla y su relato en la excursión ranquel.
Pienso a su vez en la mirada del italiano que era nuestro bisabuelo llegado a la pampa húmeda, llena de promesas, llena de comida. Quién hubiera podido pensar en volver acaso a su Italia, a su “casa” que ya no existía más. El apego, por esa época, era a otra cosa. Paese, que en italiano tiene dos acepciones muy interesantes, de repente choca con esta idea de territorialidad. Paisano, a su vez, es una palabra que cobra nueva vida, nuevo vuelo. Paisano es el que pertenece a la tierra, el gaucho, pero a su vez el que comparte el lugar de uno como propio. De repente, quiero empezar a pensar, paisanos eran, por ejemplo, el inmigrante italiano con el inmigrante croata. Jamás se lo hubieran imaginado, están compartiendo un lugar. En las trincheras durante la primera guerra mundial no se entendían entre sí, porque hablaban diferentes lenguas, los italianos del norte y los del sur. Los imagino habitando la pampa, sin el contexto de guerra sino con el contexto de construir un espacio común, ayudándose unos a otros en el momento adverso. Entiendo que no hayan querido volver nunca más al país de las montañas.


El llano en donde de cada cosa que cae al piso crece algo, es extrañamente inmenso. Esta cualidad se da por kilómetros y kilómetros, y abarca una cantidad de poblaciones e incluye a una cantidad de gente que vive en la prosperidad, que sin embargo puesta a comparación del universo, representa una mínima parcela. Así como el amazonas es el pulmón del mundo, la pampa húmeda es el aparato reproductor, porque es el que genera la comida, la riqueza, y el aparato digestivo será china, digamos, que se come todo.
Una llanura sin una sola montaña, atravesada por una sola ruta, la ruta de la riqueza, la ruta de la prosperidad. La 33, la vía de intercambio comercial más importante de Latinoamérica quizás, facilita el recorrido. Es lo que atraviesa, si esa palabra merece un pensamiento. La observación se agudiza en torno a ella. La economía rural es expuesta en su esplendor, acá no hay matices. Se ven los silos, se ven las cosechadoras, la fábricas de cosechadoras, las estaciones de servicio, los cascos de los campos más cercanos a la ruta guardan la austeridad de quien sabe que no hay que mostrar todo lo que se tiene. El paisano es curiosamente cuidadoso con las formas, no se anda mostrando, sabe que es peligrosa la ostentación, que no hay peor sentimiento que la envidia. Por la envidia se han arrasado países. La envidia fue la condena de Roma.
La envidia y la diferencia lingüística. Cuando en el imperio se empiezan a dividir las lenguas, porque la territorialidad hace que las culturas crezcan de manera separada y dispar, también se dividen los pareceres y las aguas. Es difícil ponerse de acuerdo con el que no habla igual a uno, porque no se puede interpretar en la diferencia, y para peor, menos se puede interpretar cuando no hay voluntad de ponerse de acuerdo. Es el gran riesgo de la parte políticamente correcta de la democracia, la parte que llaman el diálogo.
En el diálogo, durante el mismo, se supone que la relación de poder queda suspendida, y que las partes se hablan como desde el llano, de igual a igual. La consecuencia de todo diálogo quizás no esté dicha, o sea, contenida, o expresada, en él. Por eso es imposible de ser supuesta. Las trincheras, en la llanura pampeana, parecen siempre estar listas. Pero por ahora son canales que se usan para trasladar el agua. Van de un campo al otro y las construyen sin pedir permiso al vecino, y evacúan el agua indiscriminadamente, de las zonas bajas. A veces hay mezquindad en los seres humanos, y ante la riqueza no se tiene reparos. La 33 la atraviesan todos por igual, es el ámbito de la justicia en ese caso. Es un campo de la muerte también, porque siempre se está expuesto al accidente, y en ese caso la suerte le cae a quien le cae, al rico, al pobre, al justo, al hipócrita. Todos están sobre la ruta, girando y haciendo girar la rueda de la fortuna.
La rueda de la fortuna es el viaje. Uno no sabe si llegará hasta que llega. Luego de la caída del imperio romano de occidente, las rutas que iban a roma fueron asoladas, destruidas, invadidas luego por el bosque y la maleza. En la nueva economía que se estableció se perdió el comercio de un poblado con el otro, todo era autoabastecimiento. No había contacto con lo que no estaba cerca, de esa manera se entiende la situación política de Italia en la edad media, toda parcelada, y la situación cultural actual de ese mismo país, y de lo que nos tocó como hijos suyos. Los que empezaron a llevar y traer eran los mendigos y los vagabundos, los que iban con la noticia, los que volvieron a hacer el trazado de la ruta. Se hicieron ricos, al poco tiempo fundaron los bancos. Los vagabundos fueron los que tanto los artesanos, los campesinos como los nobles llamaron la burguesía. Eran ricos sin origen noble. No habían sido propietarios, pero de repente habían inventado el dinero y el intercambio, el negocio.
La 33 está llena de vagabundos, de trotamundos.