miércoles, febrero 27, 2013

los trabajos de Hércules

El jardín es gigante, es un campo florido. Allí se dará el campo de batalla, pero para que haya batalla debe haber agresión o amenaza. Ahí juegan los niños mientras el lobo no está, correteando, revolcando, pateando, simulando. No pueden jugar los niños con la tranquilidad de los niños del vecino. La verdulería está a dos cuadras y tiene zapallitos, tomates y frutas de estación en buen precio, las bananas están siempre buenas. Alguien desproteje a alguien cuando va a la verdulería, y la guerra entra agazapada en el perímetro, arrastrándose. A dónde va, es lo incierto, la mueve acaso el olfato. Repta, y en su movimiento va transformando todo lo que toca en piedra: ¿cómo se llama eso?
Era la hora del té, o sea, las cualquier hora, porque un té se toma en cualquier momento. Todo alrededor era verde, por lo tanto era la hora de, como citan los eruditos, temporada primavero estival. Por el pasto, cerca de las cocheras en donde el tío asó una vez un pollo y lo pintaba con pinceles de pintar hierro, pero le pasaba limón (pintar la comida era una innovación asombrosa), avanzaba sin cejar (no tenía cejas). Era una víbora del tipo tironaraptor que se come a los niños que se portan bien. Los niños que se portan bien sienten la atracción al verlas reptar, y quedan petrificados. Luego ellas los envuelven y se los comen, durando así la ingesta entre 2 y 3 horas y la digestión aproximadamente un mes. Entonces vio al niño y concluyó que era un buen niño obediente y tranquilo, y con el sigilo de saber que la madre había ido a la verdulería, intentó llevar a cabo el banquete, a la hora del té, a la hora en que la gente toma el té de las cualquier hora. El niño, yendo a buscar la pelota, atrapado por la visión, petrificado ya, incandilado, hipnotizado, no pudo avisar, no pudo gritar.
Entonces una niña que lo veía, siempre inquieta, gritó "una víbora, una víbora".
Entonces apareció Hércules, el magestuoso trabajador, con pala en mano y dijo "¿dónde, a dónde?"
Y al ver al niño petrificado y a punto de ser devorado por la pérfida alimaña invasora de jardines, dio un salto intercontinental y llegó hasta la zona de incidencia, en la que se libraría la batalla. El jovencillo quedó fuera de la zona de exclusión, todo se plantearía en dos metros cuadrados. La petrificación del niño dejó de hacer efecto cuando la víbora, paralizada al ver al héroe llegar rápidamente, sin poder alzar su cola, no pudo continuar con el hechizo. Entonces la pala descendió, cuatro veces, hundiéndose en la tierra siempre fértil, la tierra de los campos pampeanos, la tierra del sur.

martes, febrero 26, 2013

diez partidos seguidos ganados

contra toda la lógica del mundo:
diez partidos (me gustas cuando callas
porque estás como ausente) los canayas,
parece haber pasado en un segundo

de la décima fecha moribundo
pasaron a brillar en las pantallas
vivo en cada partido dos batallas
enfundo un grito y luego desenfundo

la desconfianza el miedo la alegría
la incomprensión por ese delantero
la solidez total de la defensa

falta menos para que llegue el día
en que no sufra por un cero a cero
y en que pueda volver a leer la prensa

viernes, febrero 22, 2013

Insisto: o no entiendo o no quiero entender. Sí entiendo, si quieren que entienda algo, que todos pretendan lo de máxima: todos quieren ser el barça. Todos queremos jugar como el Barcelona, dando pases, haciendo circular la pelota hasta que se hace el hueco en que pasa y es gol. Y después a que corra el reloj. Todos queremos ser el equipo al que no le sacan el balón, y si se lo sacan lo recupera enseguida como un tesoro sagrado, y en el campo contrario. No debería existir la televisión, esa vidriera donde se muestran más cosas que existen en el mundo y uno no puede tener. No somos ni ahi el Barça, muchachos. Entonces, ¿qué es lo primero que tenemos que aprender? A cuidar la pelota, a tratarla bien: precisión y velocidad. Para esas cosas se necesita fuerza, entrenamiento, gimnasia. Para hacer cualquier trabajo se necesita precisión, y velocidad, y seguridad. Hay que convencerse de que lo que uno está haciendo está bien. ¿Y qué es lo que está bien?: darle la pelota a un compañero, pero dársela bien.
Ayer veía al Inter, al Liverpool, a Central. Había perdido el Barça dos a cero de visitante, no había encontrado los huecos contra el Milan que si te dormís te vacuna. No son buenos, pero el Barça estaba lento y cualquier equipo, con dos nombres te liquida y después juega al contraataque. Todavía festejaban los del Milan cuando empezaban los otros partidos. Liverpool jugó más tarde y es el único equipo que puede hacer circular la pelota. Una jugada impresionante, se hizo un hueco pero el jugador no vio el pase y volvió a atrás. El rival del liverpool, un equipo del este, presionaba sobre la salida, no los dejaban pensar, y entonces la pelota llegaba hasta el arquero y todo volvía a empezar. Lo llamativo del liverpool, que quedó eliminado contra este equipo de san petersburgo: durante 20 o 25 minutos los pases fueron de precisión magistral. No alcanza, también hay que hacer el gol. Una jugada que sólo lo hacen los jugadores del barça, avanzar y cuando se cierra el flanco dan un giro de 180 grados y salen para el lado contrario. Pero claro, los jugadores del Barça no solamente entrenan, también practican, y la hacen todo el tiempo, hasta el hartazgo, y en velocidad. Este tipo, no sé si del liverpool o del inter, seguro que del inter, dio el giro como si fuera catalán y terminó desparramado en el suelo agarrando la pelota con la mano y con amarilla. Era tan sencillo darle un pase a un compañero.
Eso me enerva, que no den el pase a tiempo. Eso es lo que no se justifica: el barça, cuando no da el pase, no lo hacen por angurrientos, sino porque lo van a dar, ellos juegan en equipo. Los equipos que quieren imitar a otros equipos, dan pases sin sentido, aun cuando se les parezcan a los del barça, pero no tiene objetivo claro, y cuando tienen que dar el pase, no lo dan. A esos jugadores, que le hacen daño al deporte, a esos entrenadores que no saben explicar los objetivos del funcionamiento del equipo, habría que desterrarlos del fútbol. Por eso voy a bancar a un Cappa, a un Caruso Lombardi, a un Pizzi. Juegan con objetivos, conocen a sus jugadores. Cappa cometió el error de pensar que el esquema se podía repetir: ese Huracán era básicamente los jugadores, y Cappa propuso una forma de juego. Funcionó y los cagaron en la final. Después no funcionó más, porque los jugadores no fueron tan talentosos como los de ese equipo y no se adaptaron a jugar a lo que el hombre, nervioso desde el costado, proponía. Sí le salió bien a Bianchi, que es un carismático en las relaciones sociales. Bianchi es el amigo que todos los jugadores quieren tener, porque les explica con sencillez lo que tienen que hacer, y que no se pasen de ese libreto. El tolo gallego, no te pronuncia una ese, pero sabe que el fútbol es ganar, es orden, y que no hay que boludear. Ramón, igual que el tolo (no es casual que hayan sido entrenadores de los mismos jugadores, son lo mismo). No sé quién tiene más garra de los dos. Mostaza, pura suerte. Russo, pura suerte y un poco de laburo. Falcioni: entrenador de equipo chico, campeón.
Me gusta el ruso zielinsky, me gustan los entrenadores que empiezan a tener códigos en colores: estamos haciendo un laburo, no me vengan a joder con river. Claro que sí, esa grandeza. Hay que desterrar la pelotudez de que el sueño sea llegar a river o a boca. Hay que ser ferguson. Hay que laburar mucho antes de ver los resultados.
Y el sueño, los sueños, solamente pueden ser dos: el primero es jugar en la selección y el segundo, el segundo salir campeón.

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domingo, febrero 17, 2013

ganaban los partidos por penales
nos van a señalar en quince fechas
nada de malo tiene si aprovechas
para nosotros son todas finales

los goles de penal suman iguales
no hay secretos, siembras lo que cosechas
las plateas parecen satisfechas
la punta y el decoro son reales

sapito de la paz, jesús el nuestro,
valentini, pepino y el asunto.
el torneo es la liga de la decencia.

no se fue a rusia y ahora es un maestro,
todo parece ir bien, mas bien y punto.
Párrafo aparte para la violencia.

viernes, febrero 08, 2013

un cigarrillo se enciende y es una brasa. La brasa, a la mañana, junto a la pared, sostenida por la mano de la chica apoyada en la pared, a la hora incierta, de color y los lentes de sol. Es la mañana y el humo del cigarro no tiene nada que ver con la necesidad de llevarlo a la boca y aspirarlo, como si fuera un palito que nada tuviera, y entonces se quemara y en el calor de la combustión un humo atravesase el palito y llegase a los pulmones, al pulmotor, al pulmotorax, generando quizás una sensación de bienestar, sí, o de congoja, o de desanudamiento de la angustia si la hubiera, en definitica, una sensación de necesidad de sostenimiento, y el proceder directo de la conciencia flotaría sobre otras aguas, otras palabras, y el humo, por un acto reflejo, saldría despedido con fruición, por la boca, en el mismo hálito vital, y fuera. Muchos fuman, por la mañana, no los entienden los que solamente fuman por la noche, que no son comprendidos por los que no fuman, en el afán de no comprenderse los unos a los otros.

jueves, febrero 07, 2013

un tatuaje groncho

Ella se tatuó su nombre, el de él, en la espalda. Fue una decisión unilateral, del tipo "yo con mi cuerpo hago lo que se me antoja", con el autoritarismo propio de la inseguridad inconsciente: él ya no la podría abandonar. Él ni pensaba en hacerlo, ni en dejar de hacerlo: se la garchaba de atrás, leyendo su nombre, como algo que sucede a veces, como cuando uno sale de su casa y ve un cartel gigantesco que dice Lucía Feliz cumple, o un grafitti que escribiera una adolescente Amadeo me volás y que queda por más de una década porque los dueños de la pared, quizás para castigar a la puber, han decidido no blanquear con pintura. El nombre escrito, ese vicio de los inconstantes, propio de los adolescentes que se aburren en la escuela. Una tarde de mucho calor, un verano, estaban ellos sentados alrededor de una mesa, no fueron al parque, no fueron al río, no fueron al mar, no fueron a la pileta, no fueron a la pelopincho, no salieron al sol, solo un ventilador en un cuarto semi oscuro, con las paredes descascaradas, él sentado a la mesa con un papel, distraído, ella mirando los canales de chismes y rascandose la axila, literalmente, mirándolo de reojo como queriendo controlarlo, pero sin hablar, acababan de tener una discusión porque él esa noche, declaró, quería ir a la cancha con los amigos a ver a su equipo, ella, cada vez que él quería ir a la cancha, le decía que quería ir con él. Era tal la pasión que él le suscitaba que se había cambiado de equipo, había sido de ñubel toda su vida, ahora sería de central córdoba. No había llegado a tatuarse ñubel en ninguna parte, por eso podría abandonar esos colores por los colores de él, y podría abandonar muchas cosas más en nombre de él, por ejemplo, la lisura de su espalda. Ni siquiera bella espalda, una espalda común y corriente, quizás hasta demasiado ancha. Ahi estaban, ella enterándose de por qué pachano abandonaba, también, el baile para dedicarse a la depilación, lo mismo que ella estaba haciendo en ese momento, y lo hacía por él, porque quería verse, bueno, linda, sin pelos. Y él la miraba, distraídamente, de reojo, cómo los cachos de cera saltaban por el aire, y dibujaba en una hoja de papel, porque qué iba a hacer sino? leer? La gente no lee, a la hora de leer coje, decía él con sus amigos, mientras se tomaban otra linea, y hablaban de los buenos negocios que se hacían en el barrio. Y cuando quiso darse cuenta, ya tenía escrito, en el papel, su nombre, como un acto reflejo que le quedara de otra época en que no podía tomar mates y entonces escribía su nombre, porque todos los compañeros de la escuela hacían eso, en vez de escuchar a la maestra, para qué, para lo que tiene que decir, mejor garabatear el propio nombre, hacer cartelitos, inventar tipografías que no sirvan jamás más que para ese papel, esa caligrafía absurda que no se entiende. Esta vez sí se entendía: Pablo, escrito con mayúsculas, los bordes de las letras en negro, el interior en blanco con garabatitos, dibujitos que que hacían como una sombra y le daban cuerpo a la P, a la A y a la O, sobre todo. Ella dijo que qué lindo el diseño, que lo quería, que se lo regalara. Él creyó que era una manera de reconciliarse, de dejarlo ir con los muchachos al partido, al fin de cuentas eran solamente novios, ni siquiera vivían juntos. Ella le invadía la casa, ponía la crónica, o los canales de programas de chimentos de las dos de la tarde, algunos días ni cogían. Estás en tu casa, le decía ella, casi sin tomar el tono de pregunta. Sí, se le caía a él. Estoy yendo para allá, vamos al club. No puedo le diría él del otro lado del teléfono, me tengo que quedar en casa porque viene el repostero que hizo la torta más grande del mundo según el guinnes recor. Le decía cualquier cosa, al principio para hacerla reir, pero cuando descubrió que ella se reía ya de cualquier cosa, le decía cualquier cosa para hacerla rabiar. Era su relación, y nadie tenía derecho a meterse en su relación, como nadie tenía derecho a decidir qué hacer con su cuerpo.
Y ella se tatuó ese diseño de PABLO en la espalda, y él le daba masa y leía al mismo tiempo su nombre. Ella le pertenecía, quería decir, o pensaba. Ante tanta injusticia en el mundo, ante tanta incerteza, él tenía la certeza que de ella le pertenecía.
Ella no le mostraba la espalda, no quería darle ese placer, cuando él se quería ir y ella no quería que él se fuera.

miércoles, febrero 06, 2013

de prepo

ya pasó de moda eso de andar hablando de política y economía. ahora lo que va bien es hablar de autos. desde que tengo auto todo cambió en mi vida, y me siento más acorde con lo que soy: una persona bien. Porque yo siempre fui un tipo bueno, digamos, un tipo bien. No tuve problemas nunca con nadie. Lo que se dice buena gente, viste, buena persona y ser humano. Conozco a varias personas como yo, pero por suerte siempre muestran la hilacha, no como uno, que siempre es el mismo. Porque yo no cambio, yo desde siempre que pienso igual y digo siempre las cosas de frente. Entonces para qué hablar de política si podemos hablar de cilindradas, o de viajes. El otro día subí a mi auto confortable, pasé a buscar a unos amigos y nos fuimos a pasar el día por las rutas. Qué lindo que es poder pasear, manejar, conocer lugares. Yo a los viajes no los cambio por nada, es lo único que uno se va a llevar al fin de cuentas. Porque la plata, qué vas a hacer, si la tenés, gastala, porque quema, viste. Yo pienso, a mi me gusta tener una vida de primera, a mi me gusta vivir bien. Eso de andar haciendo sacrificios es de tontos. Y bueno, cada uno se da la vida que puede, entonces yo siempre así disfruto, viajo con amigos, no son siempre los mismos porque bueno, no siempre pueden mis amigos. Muchos de ellos trabajan y otros tienen que responder a sus mujeres, los tienen como esclavos. Claro, por tontos, yo les digo siempre, se los digo en la cara. Por tontos, porque ellas no les dejan hacer nada, del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, como si no tuvieran otra vida, anterior. Y ellas seguro que se van de farra por ahi, se juntan con las amigas, seguro, a hablar mal de los maridos. Y les usan el auto. Yo por suerte tengo mi auto para mi solo, le pongo primera, le pongo segunda, le pongo tercera. Lo lavo, lo peino, lo encero y lo guardo. Mi auto, un modelo nuevo.
Antes no tenía auto y tenía que viajar en bondi. El bondi está lleno de gente que no sabe compartir, nunca me dejaron el asiento, por ejemplo. Y la gente que viaja es de lo más diferente, gente de todos colores, rara. Yo me sentía más raro todavía. Ahí no podés hablar con nadie, no podés entablar una conversación con nadie. Muy cada tanto sube alguna chica con lentes para sol (no, si ya aprendí que los lentes de sol engañan a la gente, puede parecer que la mina está buena con lentes de sol, se los saca y no estaba tan linda al final) y unas calzas, o un pantaloncito de esos que se usaban, bien cortitos, en verano, cargando una sombrilla yendo para la florida. Pero es difícil entablar una conversación con la chica en un ambiente de bondi. Yo preferiría el boliche, donde por lo menos la invitás a tomar un trago o a bailotear. A veces no quieren un trago, ni bailotear, directamente te miran mal, como si tuvieran anteojos de sol, y te mandan a freir. No, las chicas no tienen todo el tiempo puestos los anteojos de sol, y eso significa que hay que leer qué dicen con la mirada. Porque no hay sol todo el tiempo. Pero a veces sale el sol y entonces no tienen a mano los anteojos de sol, y ahi es cuando es el momento de atacar, cuando tienen esa guardia baja. Ya a esa altura uno no pregunta si quieren bailotear o tomar un trago. Hay que tirarsele encima sin mediar palabra. No a todas les gusta eso, pero algunas se dejan, sobre todo si el sol ya está dándole en la arruguita que tienen al lado de los ojos, la sombrita. No hay que perder el tiempo y decirles, ahi nomás, que uno tiene el auto estacionado. Voy a buscar mi auto y vengo, les digo, para que ellas vayan sabiendo que no están hablando con un cualquiera que las quiere para un rato nada más. Uno es una persona seria, años tengo de trabajo, y de terapia ni te cuento. ¿Porque qué se cree? ¿que esto llega así de un día para el otro? No, uno laburó, uno puso el lomo, se bancó a un jefe pelotudo, se bancó las mil y una, el compañero que te caga, el tipo que no quiere laburar, el que te hace quedar mal adelante de los jefes. Y lo mínimo que puede uno tener es una compensación por todo eso. Imaginate si le tenés que decir a la mina esperá que freno el bondi. No, no hay cabida ahi, quedás re mal.
Si algo me cambió la vida esto de tener auto es la sociabilidad. Yo antes en la parada de colectivo, ahi, había una chica que siempre esperaba a la misma hora el mismo colectivo. Una vez nos miramos, nos empezamos a saludar como al mes. Rubia, con el pelo largo, alzado siempre. Ella tenía como cara de mala, el mentón pronunciado, pero era linda. Capaz que hasta era buena, pero una piba con mucha actitud, como esas que reconocés a una cuadra, la ves venir. Pero ella introdujo el bocadillo y yo ahí empecé a hablar, que es mi especialidad. Que pa pa pa, que pa pa pa. Al tiempo nos dejamos de ver, porque uno a veces falta a la parada del bondi, o tiene una temporada de quedarse dormido todos los días, acostarse tarde, y esas cosas. Entonces cuando la volví a ver, como a los tres meses fue como que volvimos a desconocernos, ya no me saludaba. La pucha. Dije. Entretanto, claro, otras chicas llegaban a la parada del bondi, y la parada se ponía linda, pero también llegaban las viejas, los pibes chorros, los boludos que van de trajecito (los pibes chorros) a trabajar en la oficina, y así estaba la parada, llena de gente chorra y yo. Y ni qué decir de cuando uno se sube al bondi, lleno de gente que mejor ni mirar, ni dirigir la palabra. Y esos olores no son nada, cuando estuve en bolivia, ahí te quiero ver. No acá son limpìtos, pero son unos resentidos e irrespetuosos, con toda esa cumbia y esos celulares que tienen que mostrarle al mundo que tienen bafles, no sé, quieren vivir en una discoteca algunos pareciera. Pero eso es porque son pendejos, porque después se vienen un poco grandes y se les pasa, pero algunos se vienen grandes y pelotudos, y las madres son idiotas, no quieren que sus hijos la pasen mal, y entonces los dejan que no vayan a trabajar y se la pasan el día entero vagueando, mirando la televisión, gente grande, mientras sus madres invierten su espalda en trabajos forzados como servicios de limpieza para darles de comer, y tienen que viajar en bondi.
Pero eso por suerte se terminó desde que me compré mi auto, yo le digo el estupendo. Con el estupendo a todos lados, nos vamos para acá, para allá, para donde quieras. Y ahí cambió la sociabilidad, cambiamos las viejas del bondi por las chicas jóvenes que salen de clase de tenis y que se estacionan en la estación de servicios a cargar la nafta, o el gasoil. Pero el gasoil es cosa de camioneros y de esposas de tipos ratas. Ahora se usa nafta, nafta y a lo sumo, la esposa de un tipo rata o una chica soltera, GNC:. Y ahi la charla es más posible, que super, que común, que sin octanos que con super extra. De repente la minita va para el quiosco de la estación, y uno se le va atrás. Te pedís un le mans suaves mientras ella saca la coca cola. Le decís te invito a un café. Les parece de lo más osado que un tipo las invite a un café en una estación de servicios. Pero como es todo a la luz del sol y ellas tienen anteojos de sol y están haciendo tiempo, y no tienen nada que perder, el marido está con su amante o en su trabajo, que es lo mismo por lo general, y entonces dicen que sí, que toman el café. Y se abren, viste. Ahi largan el chorro, se nota que no van a la terapia y largan, a veces de más. No, a esas no me les tiro encima de una, a esas es un trabajo fino, ellas tienen que caer solitas, arrodilladas ante mi. Todavía no me dio resultado, pero es todo muy nuevo, lo mío, en el mundo de los autos.