jueves, junio 30, 2011

NYCXV


Se agotan los saldos, se agotan las energías. Se agotan las entradas. Todo va fluyendo gota a gota hasta que ya no queda más. Hasta la última gota de sangre, hasta la gota gorda, hasta desagotar las cañerías.

Los estados de la materia son líquido líquido y líquido. Un líquido que sale del pene, una partícula infinita de ese líquido sos vos, soy yo, somos todos. La otra parte se va por las alcantarillas, y nadie hace nada. Somos líquido, somos agua. La sangre no es agua: en algo nos parecemos, tú y yo a la nieve, tú en lo blanca y galana, yo en deshacerme.

Nueva York está rodeada de agua, por todas partes la gente cruza puentes, todos los días los puentes se rompen para que un suicida vuelva a intentar perder la vida como si eso tuviera algún sentido. Pero nadie se acuerda del suicida porque el mundo ya no se acuerda de nadie, ni de vos, ni de mi, ni de diego armando maradona. Ya nos vamos yendo todos, con nuestros hermanitos perdidos y nuestros hijos desechados, por las alcantarillas. Una chica toma el anticonceptual, otra se saca el fétido peso de la placentera noche de verano. Todos por igual ca ca ca ca ca ca. The KKK took my baby away.

Agua para Nueva York: la ciudad con mayor cantidad de habitantes por litro de agua potable de reserva en el océano glaciar ártico. Ya tienen compradas las millones y millones de botellas que contaminarán el mar dentro de cien años, hacen bien, piensan en los hijos de los hijos de sus hijos, suponen que no se irán por las alcantarillas. Por qué no les van comprando también las pastillitas de éstasis para sus fiestas reifs que se van a dar dentro de 100 años? Tan precavidos, ellos que tuvieron que romperse las costillas trabajando, qué otra cosa pueden desear para sus hijos, qué más y mejor regalo les pueden otorgar que la posibilidad de no tener que trabajar, de ser por fin unos esclavistas hijos de puta. Todo amo desea un esclavo. Todo esclavo desea ser amo.

Lucha de clases. Carlitos mar se hacía un festín por las calles de Nueva York. Porque sí, para escribir el capital tuvo que visitar la capital del mundo, donde todo es verdad. Acá solo hace falta que un lider se atreva a apretar ese botón, ese botón rojo y se autodestruirán todos los ejemplares de los libros de Marx, de papel o digital, o como sea. Desaparecerán. No lo hacen por compasión, no lo hacen porque defienden, acá sí, por fin alguien, defienden la libertad.

La libertad de expresión, la libertad de vivir en libertad, la libertad de la estatua que te recibe con su antorcha para iluminarte en tu camino de la libertad, porque la libertad es la luz, la iluminación, la luminaria, la luz del saber. Estudia y eso te hará libre, estudia y sabrás valorar la libertad. Libres nos hizo dios, esclavos nos hace Marx. Pero para ser definitivamente libres debemos conocer a Marx y sus ideas esclavistas.

Nueva York, ese oasis en el desértico camino hacia la libertad. Una estatua te recibe a tu nueva vida, la nueva vida en Nueva York. Qué quieres ser? mecánico de automóviles? En la calle 33th puedes encontrar un local, alquilarlo a un módico precio, algo que recuperarás por lo menos en los próximos años, ahi tienes una fosa y toda la grasa lista para manchar tu cuerpo, como mecánico que quieres ser. Acaso quieres ser abogado de una prestigiosa oficina de abogados? Ahi tienes un montón de gente fresca, ofreciendo a cambio de poca cosa sus cabezas, sus riquezas, sus malezas. A dónde quieres ir? aqui tienes todo, en Nueva York, la ciudad que nunca duerme.

Vamos a bailar? danza conmigo, dancemos esta música como fred astaire con ginger rogers, aqui me tienes, baila, vuiela, sedúceme tal como eres, Nueva, York, mirame cómo zapateo, un zapato mío vuela por sobre tu cabeza y tú no te das cuenta, mis medias se rompen bailando al compás de esta música que canta Frank Sinatra, y yo soy Fred Astaire sin medias, y sin pantalones, y sin camisa ni saco, me desnudaré para dormir en central park esta noche de verano. Me voy a dar un chapuzón en tu laguito, voy a lanzarme a todo motor, voy a secuestrar una lancha un yate y voy a recorrer el río hasta llegar a la desembocadura del mar, y voy a ser james bond, perseguido por sus socios de la CIA, la compañia de Nueva York. Una mujer hermosa saldrá de los camarotes, vestida de fiesta con un vestido negro, escotado, brillante, tomará dos copas, les servirá champán y se acercará a mi, el timonero fiel al timonel del yate, y sin más navegaremos directamente hacia el triángulo de las bermudas para desaparecer para siempre en la alcantarilla del planeta, con la felicidad extrema de desaparecer del planeta haciendo lo que más nos gusta, jugando al pool en la mesa del yate. Meciéndose el yate, empujando las bolas de un lado a otro, esquivándole a los hoyos... Una música sonará y bailaremos, como Fred Astaire y Ginger Rogers, ella reirá, entonces volveremos a Nueva York, bailando en un barco, como en esa película en que Fred baila en la cubierta de un barco, y baila en las escaleras y baila en el salón, y baila en la chimenea, pero no, volveremos hasta Nueva York y haremos la danza de la lluvia y bailaremos in the rain, porque ahora mismo empieza a llover en Nueva York, y yo estoy loco, loco, loco. Y soy libre, porque por fin la estatua me dio la luz y la luz me dio la libertad.

Hoy voy a comprar acciones en wall street. Microsoft, coca cola, google, burguer king, movicom, starbucks, no pueden fallar. Mañana voy a ser rico, millonario, y voy a ser tan rico que Nueva York me va a pedir que me quede para siempre, que no me vaya, que no me tenga que ir ya nunca más.

NYCXIV

Última semana en Nueva York. Aturdido por la música de fondo.

La gente se cree que las series que ponen a Nueva York como escenario y usan esas músicas de fondo son ediciones de la gente que labura en la tele, pero no, vos caminás por Nueva York y tenés música de fondo. Nada de ruidos de grúas ni de tránsito loco. No, todo es música de fondo. Si te metés en el barrio Seinfield ya es un poppinslapin' de un bajo eléctrico feroz. Si caminás, como ayer yo, por esas callecitas de Brooklyn, residenciales, la música de las películas de Woody Allen sale de los árboles. Músicos callejeros te persiguen pidiendo monedas, tips tips, y no solo en las esquinas que son los lugares donde confluye la gente, no, también en lugares inhóspitos, lugares en donde no me atrevería a meterme por haber mucho peligro, callejones oscuros dignos de películas oscuras como las de los 80 en las que Nueva York todavía era una ciudad peligrosa. Pero ya no lo es.

Por ejemplo el sábado, caminando nomás, después de pasar un segundo por el boliche del Dani que no se acordaba de mí, y yo que sentía una sincera amistad, me fui caminando por Bronx, y luego me tomé el metropolitano y me hice el Broadway y ahi sí que la gente estaba exultante, la gente comía, saltaba, cantaba, gritaba. Las chicas de las escuelas cantaban a coro dame la u te doy la u, en eso son todas iguales a las de acá. Les encanta ir cantando por la calle, llamando la atención. Todavía son inocentes, todavía no se drogan. Están cantando y son bellas, son jóvenes, pero las de allá no van a Bariloche, sino a un lugar que se llama springbreak, en donde las esperan las primeras drogas, las primeras orgías, y el tiket para largarse por primera vez de casa y para siempre mientras sus padres o bien desesperan y vuelven a la iglesia anglicana, o bien se ne fregan y se siguen drogando y garchando.

Entonces decidí entrar a ver una obra off broadway, les llaman así a unas obras que se presentan en bares que quedan en calles adyacentes a la principal que se llama efectivamente calle broad, o broad way.

Ahi son todas obras de stand up, así que hay que estar concentrados y escuchar muy bien. O sea, hay que saber mucho inglés, como yo, porque son todos chistes lingüísticos. Yo igual me reía. Había un negro que hablaba de negros, y después subió un inglés que hablaba de ingleses. Una chica vestida de rojo puteaba a la policía. Cambié de bar cuando me cansé. Entré en otro, me pedí una copa, otro campari, y subió un señor grande, parecido al viejo de la película de woody allen whatever it happend, larry david, o algo así, y empezó un discurso sobre perros.

Dijo que antes las carreras de perros eran un clásico, y que actualmente en el estado de Nueva York habia 350 perros de carreras, galgos, y que en la gran carrera del año pasado sólo habían participado 280 de los 350. Sus dueños los llevan una vez al año al perrodromo, en donde corren una carrera que primero es eliminatoria y luego se hace una semifinal y una final entre los ganadores de las distintas carreras. Es una carrera típica, y los perros tienen mucho valor y ellos, lo saben. Ahi nos reímos todos. El tipo hacía poses de perro que se creía valioso, era buenísimo. Cómo me reí. Entonces empezó a hacer un razonamiento: de dónde vienen los perros. Estableció una genealogía: el perro de larry, que se llama tom, es hijo de un perro galgo que fue campeón hace 5 años atrás, se llamaba soquete. Soquete tuvo 20 hijos más: 10 con una perra Lasy, 5 con la perra Mirta que ganó una vez la gran carrera, y otros 5 con una perra sin pedigree, una cualquiera, ellos usan una palabra específica para llamar a ese tipo de perros, pero la perra se llamaba marta. Marta y mirta eran del mismo dueño, soquete era bueno con las dos. Tuvo 20 hijos, pero a su vez él era hijo de Malcolm, el gran galgo oriental (su dueño era también dueño de una cadena de supermercados chinos, o sea, Malcolm era hermano de una cadena de supermercados chinos, típico en esta sociedad), que había sido padre de 50 perros de raza pura galgos y otra cantidad, 20 con perras cualquiera. Soquete tenía 20 hijos y 70 hermanos, Malcolm tenía 20 nietos de parte de 1 de sus hijos, vaya a saber cuántos nietos más puros tendría. Vaya a saber si no era el abuelo de todos los perros que corrían la gran carrera del estado de Nueva York. Galgos. La gente se mataba de la risa. Había uno al lado míio que se tiraba al piso, y hacía como que no podía más. El tipo mismo que hablaba hacía así con la mano como diciendo qué les pasa a estos tipos, todavía no llegó el chiste.Tomó una copa de vino y dijo: deberíamos pensar lo mismo con los vinos. Una parra, o un viñedo digamos, es una planta que salió de una semilla que salió de otra planta, por lo tanto se establece una genealogía de parras y de plantas como de perros en la cual siempre llegaremos a uno. La primer planta de uva chardonnay, el primer galgo que corrió solo una gran carrera en el estado de Nueva York, y que segura y efectivamente la ganó.

El tipo, me di cuenta, no sabía cómo rematar el chiste. Empezó con un discurso filosófico que parecía como que estaba a punto de decir que adán y eva en realidad existieron y esas cosas. La verdad no importaba el remate, la gente ya no podía más de la risa, y los que no se reían abandonaban el bar. Pero eran los menos.

Pensé en tomarme una copita de vino. Con esto de la genealogía de los vinos me dieron ganas, y mientras me la pedía el tipo volvió a atacar con los perros. Contaba que, para los que éramos turistas y me señaló con el dedo, no sé por qué ni cómo supo que yo sería un turista, el china town se había ido formando muy de a poco. Y la verdadera razón por la que creció tanto tuvo que ver con el mercado gastronómico. Claro, comer chino era mucho más barato que comer pizza en una época, y ahi floreció esa ciudad dentro de la ciudad. Coincidió con la época en que desaparecieron los perros definitivamente de las calles, nadie se atrevió a preguntar en ese momento qué pasaba con los perros. Todos pensaron en una coincidencia de la aparición del barrio chino con una época de recrudecimiento en las tareas de la perrera municipal. Sin embargo eran los mismos chinos que hacían sus comidas con la carne de los perros de la calle, los alimentaban bien un mes y luego hacían lo que se llamó en el argot de los chinos wan chan chien. Lo que todos daban por una soja texturizada con una parecido extraordinario a la carne, era efectivamente soja texturizada de carne de perro. Chien. La gente a todo esto, hacía cola para ir al baño porque se meaba de la risa. Yo no los entiendo.

Así fue cómo desaparecieron los perros de la ciudad que nunca duerme, los perros callejeros. Ahora empezaban a desaparecer otras cosas callejeras como las personas, que todos creían que se mudaban a un barrio oscuro en las afueras y en realidad no, había llegado otra civilización que en el futuro tendría un boom gastronómico y quién sabe si no llegarían a tener una ciudad propia dentro de la ciudad como el china town o el little italy, el barrio de los yulianis se llamaría. Nadie se atrevería a decir que comer gente de la calle era canibalismo. Era combatir la inseguridad lo que justificaba todo, la delincuencia. Nueva York es la ciudad más segura del mundo y más después de los de las towers.

Me quedé pensando. Pero hacía calor en ese boliche y preferí salir al fresco de la noche. La noche estaba en pañales. Chicas semivestidas me ofrecían su sexo a bajo precio. Yo no quería saber nada con nada ni con nadie, las dejé que se me ofrecieran, mientras caminaba medio borracho, medio ciego en Nueva York, medio pobre porque me queda lo último de mis reservas, y ya estoy a pocos días de tomar el avión de regreso a casa, a la vida misma de todos los días en el que soy mi propio propietario. Ahora voy a pensar en términos capitalistas, solamente. Mañana visito wall street: una calle que es al mismo tiempo una pared.

NYCXIII


Nunca fui bueno para el truco, porque para qué te voy a mentir. Quiero retruco significa tengo el ancho de espadas.

Ayer recorría el field de los New York Yankees y me contaban la historia de cuando en el año 34 la gente se volvió loca y saltó desde las gradas a la cancha y el match no pudo finalizar. Gente apasionada, vivían para el beisbol. Palo y pelota todo el día, tanto guante tanto guante, en la mano izquierda, y la derecha para rascarse. Fue en el período entreguerras, una época difusa, después de la crisis del 30 la gente no podía ocupar su tiempo, no sabían qué hacer. En Nueva York había 8 equipos, todos importantes pero ninguno tan importante como los Yankees. Los de la gorrita azul con la N y la Y superpuestas. Nueva York.

Jugaban una liga donde participaban algunos equipos más, de otros lados. Les llamaban los equipos de outerwhere. O entendí mal. De otros lados, de otros lugares que no son Nueva York. En esa liga estaban todas las estrellas del país, y las nuevas estrellas que llegaban del sur, vistos como monos, unos negrotes que todavía no eran considerados ídolos, no terminaban de ser aceptados, y estamos hablando de Nueva York, la sociedad más abierta e integradora del mundo entero. Un día los Yankees, por un gualicho o no sé qué, empezaron a perder inexplicablemente partidos. Todos partidos perdidos. El año anterior habían salido campeones de todo, eran los mejores del planeta, un equipo indiscutido. Algo sucedió en el centro de ese equipo, porque sin variación de nombres fueron los mismos que empezaron a perder y perder partidos que eran fáciles de ganar. El mejor equipo del mundo de repente estaba en crisis, en el centro de la escena. Había sido casualidad acaso la manera en que habían ganado antes? No, era indiscutido, eran los campeones más grandes de todos, con mayor cantidad de puntos, con una cotización por jugador mayor que cualquier otro equipo (cada jugador valía lo que 1 equipo de los otros aproximadamente).

Todos creyeron en la teoría del gualicho. Recurrimos al misterio para explicar lo inexplicable. El caso es que al final del año el equipo que había salido campeón y que había ido a todas las canchas con la soberbia del campeón tuvo que aprender su última y más dolorosa lección: el sabor de la derrota. Bebieron, digamos, de su propia medicina. Ese jarabe espantoso. Ese año los NY Yankees se irían al descenso si no hubiera sido gracias a la pasión de la gente, que rompe vidrieras, que mata. Solo la pasión puede contra el gualicho. El gualicho es malo, la pasión no es mejor, la pasión te pìnta la pared, la pasión te deja embarazada.

El día en que los Yankees se iban a la B un grupo de 30 personas se metió en la cancha, y detrás de ellos fueron miles, tomaron las lineas de la cancha y las levantaron hasta hacer caer un zeppelin que por allí pasaba. Y los montículos de los lanzadores fueron transportados hasta la playa más cercana, y los autos estacionados fuera del estadio sufrieron roturas de vidrios, y las calles de la ciudad se vieron abarrotadas de gente y todo el país se combulsionó al sonido de una sirena. Era el anticipo de la segunda guerra mundial. Los jugadores tomaron cada uno un bate de beisbol y empezaron a pegarse con los contrarios, y con la gente. No hubo derramamiento de sangre: todo se tiñó de rojo, directamente. En los boliches la gente pedía campari y sangraban un tango de tristeza: los yankees en la b, inimaginable.

Entonces toda la turbamulta, juntos, como en un cántico privado de sentido y lleno de razón, se dirigieron a la casa central de la LBNF que es algo como liga de besibol nacional y federal, y después de agarrar todos los registros de los partidos y sus copias, y de destruir todas las ventanas y rajar al presidente (que no hizo la gran allende, aunque podría haberlo hecho, aunque en ese caso lo hubiera hecho antes de que allende que lo hizo en el 70 y en ese caso hubiera sido el precursor de allende y por lo tanto no se llamaría la gran allende sino la gran Murdok que tal era el nombre del presidente, aunque quedan dudas de que allende haya hecho la gran allende porque parece que lo mataron los hijos de puta y no se suicidó, pero la gran allende consistiría en no abandonar el barco, y no pegarse el tiro como el capitan del titanic), y después de incendiar todo, no quedaron constancias de que los yankees se fueran a la b.

Entonces tomaron la liga y la desarmaron, 8 tipos. Se pusieron de acuerdo y dijeron basta de as y bes. Bastas de antagonías y clásicos. Basta de Chicago y Filadelfia. Vamos a hacer una liga única.

Querían reflotar el modo de organizar la liga privilegiando, obvia razón, a Nueva York y sus 8 equipos y a los Yankees en particular, que a todo esto tenía un equipo cotizadísimo internado en un hospital de emergencias. Y saben lo que pasó? Vino un general, John Sunday Perkins, y dijo: se acabó el boliche, todos a la guerra. Viva Perkins. No, dijo Perkins, vamos a organizar una liga para todos, porque a mi me gustan las cosas que son para todos y no para pocos. Y entonces hizo una liga única, sin as ni bes, con 40 equipos que jugarían todos con tra to dos. Todos contratados.

Y el último no se iría a la B para evitar los sufrimientos de un grupo social. Y el campeón festejaría como un campeón que gana una copa y no como si fuera la felicidad más grande del universo y los demás son todos putos o maricas. El festejo loco duraría una noche, y en privado y más tranquilos una semana. Después a laburar. Y los que pierden se van a su casa de vacaciones y en paz. Y los equipos, uno por ciudad. A lo sumo, una ciudad grande, como Nueva York, le dejan dos equipos pero que estén en barrios diferentes y lejanos unos de otros. Como considerando dos ciudades.

Se acabó la historia de las pasiones gracias a Perkins. La gente ya no se agarraba a las trompadas, ya no había buenos y malos. Ya quedaba solamente la gloria y la derrota, pero todos sabían el costo de la violencia, y nadie jugaba su pellejo por los colores y por el corazón y las cagadas esas. El equipo pasaba a ser de todos.

Qué linda historia. Me gustan las revoluciones. Me gusta que en las revoluciones siempre haya un cabecilla que tenga las ideas más o menos claras, que todos las tienen pero a uno les toca decirlas.

Lástima que en mi país esté lleno de periodistas deportivos, esto sería imposible. Habría que arrojarlos a todos directamente al inodoro.

Por cierto, hay unos inodoros super nuevos, revolucionarios, siguiendo con al temática de la revolución. La tecnología no tiene límites. Estos dispositivos van a estar llegando a argentina dentro de 5 o 6 años, como todo lo que se hace en Nueva York. No entienden nada. Apenas lleguen me cambio el baño. Es la misma tecnología de punta, voy a ver si me puedo llevar uno de acá, porque son sorprendentes. Y pensar que en la época de los abuelos o bisabuelos nuestros, cagaban en un agujerito que iba a parar a un lugar donde estaba lleno de mierda toda mezclada, y no se podía ni saber qué era exactamente lo que uno había dejado ir. La llegada del inodoro y del baño privado posibilitaron no solo estar más cómodos y poder enterarse mejor de lo que cagaba uno sino que además le daba un plus de higiene a todo (era la época de los higienistas y sí, inventaron por fin algo tan copado para la sociedad como la higiene, no? algo que te mantiene como más limpito... por cierto, cuánto hace que no te cambias el calzón?) (es un chiste que le hacía mi vieja a mi hermana, que era más limpia, se cambiaba 3 veces por día de calzón hasta que un día mi vieja se cansó de lavar) (por cierto, no tiene nada de malo estar 2 días con el mismo calzón, se los digo).

Bueno, estos inodoros nuevos son geniales. No solo tienen radio, fuente, telecomunicación, todas esas cosas que ya inventaron para los inodoros de hace una década atrás que nunca llegaron al mercado popular (y sí, fuente con chorros de colores que bailan al compás de una música que suele ser de disney, el monopolio en algún punto siempre aparece). Y no, no tienen teletransportación, perejiles, qué se creen. Eso todavía no lo inventan o si lo inventaron no te lo van a decir. Bueno, tienen un aparatito que te hace los análisis. Creelo. Inmediatamente vos cagas y te dice si estás bien de salud, si qué comiste que te hizo mal, si tenés que aflojarle al cerdo o a las pastas. La tabla... La tabla! señora, la tabla tiene balanza, te saca el peso. Es genial. Se acabaron los bioquímicos, lo lamento tanto. Dicen que la próxima generación vendrá con el coso que te hace ecografía, para embarazadas... qué lindo poder estar con su bebé todos los días hasta el nacimiento, y ver cómo va creciendo. Sí, más de uno dirá para qué si después no lo va a soportar más a la criatura. Pero bueno, habrá gente a la que sí, que le puede pasar que le guste.

Bueno, eso.

NYCXI

Tengo una bateriita en la cabeza. Es una canción que escuché hace mucho tiempo y por una cuestión de traslados y reemplazos me reapareció en la mente esta mañana. Nada que ver! Yo que estoy in the square, que esta misma tarde me voy a recorrer el Bronx, la bronquitis de Neva York, nada que ver.

Peluca telefónica, con charly, aznar (siempre va a ser aznar, never peter), spinetta, calamaro, fito. El dream team de la música argentina. El sueño que yo soñé la realidad la realidad... ado ado ado.

Mollo en la batería. Mollo toca todo. Siempre tocando con sumo, con divididos, con charly. Siempre en todos lados. Lo mismo que el burrito martinez... Ja, qué lapsus, el burrito martinez es un jugador de fútbol, nada que ver. Le dirán burrito por...? no, qué tristeza, que te digan burrito porque te parecés al burrito ortega, o porque venís del mismo lugar que el burrito ortega, o porque jugás igual, o porque tu ídolo es... Bueno, Diego siempre fue mi ídolo pero le decían maradona a otro salame que jugaba re bien, pero terminó drogado por ahi, porque los chicos que van a ser jugadores de fútbol, o llegan o terminan drogados por ahi.

No son como los músicos, como mollo, que toca de todo y se adapta a todas las situaciones. En cambio Fito paez, bueno, lo tienen que acompañar al pobre porque si bien es un gran poeta y compositor, como músico, pobrecito... eso porque no pudo ejercitar las destrezas, se confió demasiado. Era chico y tuvo mucho éxito de repente, la rompió. Se creyó que ya sabía todo y no necesitaba saber más nada. Él mismo dijo, hazte fama... y se hizo un siestón que ya lleva casi quince años... Yéigera yéigera. Yo te amé en nicaragua.

Esa canción estaba buena, pero después fue todo buenos aires buenos aires, y esa fascinación por los cien barrios porteños. Pobre, no conoció capaz, Nueva York. Acá los músicos tocan todas las nochs, y las noches que no tocan van a escuchar a otros músicos. Y no entienden nada de deportes, porque no se cruzan: los deportistas van por un lado y los músicos por otro. Como si tomaran dos subtes diferentes, la gente que va a los diferentes lugares tampoco se cruzan. Los fanáticos del deporte (acá es beisbol o basketbol o maratón o pool o bowling o pokerstars o futbol americano los menos) toman la linea EE sunstar, los amantes de la música se toman la R24 que va directo a un submundo antro donde hay un boliche al lado de otro (todos son del mismo dueño) que es como un pequeño mercado o feria de artesanos pero compuestos arquitectónicamente por bares y barcitos y en todos ellos adentro hay músicos tocando canciones de jazz, covers de charly garcía, canciones de bob dylan. En uno toca todas las noches edgar alan pauls auster, un conjunto que acaba de formar un escritor conocido junto a tom waits the orquestman, o será orchestman, y así sucesivamente, música electrónica para las chicas atrevidas, raperos bonitos, allí se cansa de ir todas las noches prince a ver y escuchar músicos, ahi van keth jarret, glen miller (no ese iba, tiene una silla vacía en homenaje), bruce springteen, woody allen, robert downey junior, los hijos de gandhi. Y ahi, en ese lugar, Nueva York es una fiesta.

Y otra fiesta es en los carnavales de los deportes, en donde van todos vestidos de los deportes que más prefieren y terminan intercambiando camisetas de deporte a deporte, eso es en otro lugar llamado sportpark, que queda cerca de un lugar donde siempre va todo Nueva York a correr porque tiene una pista de 200 kilómetros en círculo para estar al 100% físicamente.

Ellos piensan en todo. Y se fascinan por casi todo. Algunos se fascinan por la música, como por todo lo que entra por los oídos, todo lo que suena y resuena. Les gusta escuchar, tienen un clítoris en el campanario del oído. Los demás gozan por la mirada, fetichistas. Miran películas, miran porno, miran las formas y gozan, miran deportes, demostraciones de fuerza y destreza, van a los cabarets a ver los cuerpos desnudos, pasan y miran.

Muy pocos tocan. Tocan los cuerpos, tocan la música. Afortunados los que tocan todo. Son los menos. De ellos será el reino de los toquetones.

Nueva York y sus ofertas, ya no sé cuál me gusta más...

NYCXII

Desde el fulgor de las autopistas, recién ahora la 66 recupera todo su esplendor. Muchas canciones tuvieron que pasar, muchas versiones de papo en español. Las autopistas las inventó Hitler, escuhé por algún rincón en el país de la libertad, donde proliferan los neonazis pero le cambian el nombre, porque tienen fanatismo por el cine de hollywood desde donde se condenó la figura del nazi. "Son tan nazis como los nazis" me decía una amiga, hace mucho tiempo. Yo le creí, pero me vine a ver qué onda. Bueno, Nueva York no, es como una ciudad de otro planeta. Acá las cosas son diferentes. Pero me hice esta escapadita hasta la rut 66 para ver si verdaderamente iba por saint luis, si abajo estaba efectivamente misuri, y si la ciudad de oklahoma es tan samelonadi ok.

Sí, siempre tuvimos problemitas con la papa de papo. Qué dice esa parte de la canción es una incognita que nunca quisimos resolver, al punto de que una vez la busqué, traicionando mis convicciones, en el google. Pero nunca pude memorizar qué era lo que decía exactamente, porque siempre fue para nosotros samelonadi ok.

Andarás bien por la 66, prometió. Yo me hice unos kilómetros como para cumplir pero ya me quiero volver a Nueva York, en donde la gente es más copada y sale el sol. Acá hace calor al pedo. En la 66.

La ruta del demonio, dirán, el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo. Cristo tenía 33, el diablo 66. Te das cuenta. Y allá tenemos una 33, que todavía no se entera, porque no le llega la noticia todavía. Es la ruta más pedorra del mundo, toda transitada como si fuera una indignidad. 33 de tercer mundo, hace rato que viene pidiendo autopistas. Y va sumando muertos, día a día. Si vendieran como chatarra todos los vehículos que quedaron insevibles luego de accidentes en la ruta 33, se conseguiría tanto dinero como para hace una autopista de rosario a rufino. Con la madera de los cajones de los muertos que tiene la 33 se podría incluso hacer de parqué el piso de la autopista.. Y ya habría una cantidad de personas dispuestas a encerarles los kilómetros, como si fueran el living de la casa.

Pero claro, es voluntad política.

Se joden. La 66 tiene más mística y más seguridad. Eso por querer hacerse los cristianos, le ponen 33. Por davor.

NYCX

¿Portaligas? Me muero de risa. Victoria secreta, cómo no se me ocurrió antes. Qué delirante.

Lo de ayer, lamentable. Porque me obligué a anotar todo lo que me pasa en el viaje ayer me puse a hacerlo con la mano todavía afiebrada, y anoté cualquier cosa. Ahora releo, es increible, todavía no puedo parar de reirme. Lasi, como si fuera un nombre. Qué ganas de escribir mentiras, todo eso de la puta que se equivoca de habitación, tito, eso no pasa ni en la pelis... Tantas ganas de ponerla tenía.

Resulta que ayer estuve toda la mañana en cama con 40 de fiebre. No sé, habré comido algo que me hizo realmente mal, o a lo mejor es una de las contraindicaciones de la libertad. La cosa es que cuando me bajó la fiebre estaba todo transpirado, y deshidratado. Me tomé dos jugos de naranja y dos litros de agua. Inmediatamente escribí algo como para cumplir con mi libretita (una moleskine hermosa). No sé ni lo que escribí, y recién hoy lo leo. Y no es que sufriera un estado de delirio, no. Había delirado a las 10 de la mañana. Pero ya a esa hora no. Venir a Nueva York a enfermarse... Pero se ve que mi mano quedó calentita.

Bueno, por lo menos todavía tengo imaginación.

Se largó el triatlón de Nueva York. Y me pasó por encima. Justo estaba haciendo anotaciones cuando se empezaron a caer del techo pedacitos de pintura y en la calle un mundo de gente con camisetas amarillas corría con rumbo definido. Siempre quise ser la gente que les alcanza el vasito de agua al maratonista, ese choque los cinco con chispas de lluvia. Qué les darán? gatorei? jugo de naranja? lemonei? cocacolei? wota wota

La calle por la que van se llama roosevelt, que es como decir san martín. Tengo que escribir nota de lo que pienso sobre san martín, era realmente santo? O habrá hecho maniobras sucias para llegar a ser un patriota?

tengo que correr. me llaman de la recepción del hotel porque me quieren cobrar por un vidrio roto. A lo mejor fui yo durante la fiebre, no me puedo hacer cargo, diré que me envenenaron ellos mismos.

la nota de hoy seguirá más adelante...

NYCIX

Marea baja.

Planeaba empezar un día a todo vapor sobre todo después de lo que me pasó ayer, algo super loco, super auspicioso. Pero no, en cambio vino el aire fresco de la madrugada, yo con la ventana abierta y ahora ando moqueando. Hoy tengo tareas para hacer, tengo que caminar por Brooklin antes que brooklin me camine a mí. Corrección señores del jurado, Brooklyn lleva y. Con B de Brook con K de Klyn, con Y de yes, con N de Nou, con OO de uole.

Estoy perdido porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar. Ayer una camarera del hotel llamó a la puerta, preguntó si se podía llevar todas las cosas del room service. Por supuesto contesté yo, pero casi te diría que no tengo más que este vaso de agua, lo cual era cierto. Me pidió pasar para chequear que la luz del baño estuviera funcionando bien. La dejé entrar y pidió permiso para limpiar un poco el espejo de la habitación ya que lo encontraba sucio y era su función la supervisión de la limpieza del hotel. A mi me pareció extraño, un poco, que supervisaran la limpieza a las 9 de la noche. La señorita se puso de espaldas mientras yo continuaba mirando el juego de baloncesto. Algo me llamó la atención porque 5 minutos después seguía allí, había alzado sus faldas y llevaba unos portaligas negros muy atractivos. Me miraba de reojo y hacía como que limpiaba el espejo. Yo me acerqué para ayudarle y ella me pidió disculpas. Ella hizo como que se le caía algo y se amarró a mi cintura de repente.

Si era una prosti la verdad que fue divertido, pero lo más probable es que se haya equivocado de habitación. Le dije, cuando todavía yacía en pelotas habiendo descubierto mi equipo extralarge y mi lamentable capacidad de acción indefinida, algo que solo me a reportado sufrimientos por años y por lo que las más variadas novias me han abandonado, si no se habría equivocado de habitación. Ella, en perfecto español, me decía, qué, no te gusto papito, pasemos toda la noche. Le dije rápidamente que esta era la habitación 432, su cara cambió. Dijo que efectivamente se había equivocado de habitación, que 342 era a donde tendría que haber ido.

La ayude a cambiarse porque seguramente un cliente la estaría esperando por horas, ya eran como las 11. No te voy a cobrar, me dijo mientras se ponía el portaligas nuevamente. Le dije que gracias, que cuando quisiera podríamos tomar un té y conversar sobre lo sucedido, algo que jamás hubiera buscado. Sin embago supe que algo en el aire nos atraía el uno al otro. Algo que nos enamoraba.

Cuando le abrí la puerta nos trenzamos nuevamente en una nueva sesión porno. Esas cosas pasan en las películas, siempre pensé. Lo único que falta es que ahora caiga una rubiona y esto sea un trío. Perfecto, esas cosas solo pasan en las películas.

Creo que debe haber sido eso lo que me dejó en este estado catatónico. Ahora solo pienso en lo gris que se ve todo en Nueva York y tengo que ir a hacer unas compras para un amigo que me encargó que le llevara un producto que solo se consigue por acá, en Brooklyn. Y luego voy a ir a... no, no es un día como para ir a un musical de Broadway. Voy a aprovechar, ya que tenía contemplada la posibilidad de una borrachera para el viaje, quizás lo haga en algún bareto de por ahi, o por qué no en algún jazz club, de donde después me echen por borracho.

Efectivamente, descubro con estupor que se alzó con mis calzoncillos. La muy trola. Y me dejó, qué dulce, estoy delirando, sus braguitas... Bombacha negra, trola del orto. Para qué quiero yo ahora una bombacha. Será la señal de que la pasó bien, o se habrá enamorado. Y mirá si me enamorara yo de una puta. Bueno, quizás me transforme en un Rocco Sifredi, y ahi que me empiecen a pasar cosas de películas. No, no vine a eso a Nueva York ni quiero eso de mi vida. Yo estudié para manager de administración, qué es eso de andar buscando dinero en el hampa.

Efectivamente, descubro con estupor, mientras contemplo la vidriera de Victoria secreta, que las braguitas que me dejó son las mismas que tiene el manikin modelo, son negras, con encaje. Me detuve quizás para reinterpretar a la luz de la objetividad de la vidriera los sucesos de la noche anterior. Solo que las braguitas Lasi (se llamaba Lasi, qué mina se puede en el mundo llamar Lasi) no tenían la marca Victoria secreta. En el primer mundo también existen las saladas y las copias truchas. Descubro con estupor.

Efectivamente, descubro con estupor mientras entro a Talas, el boliche al que me manda mi amigo en Brooklin, que me faltan aproximadamente tres billetes de 100 dólares. Alguien está a punto de morir, y puede ser cualquier e incluso yo.

Efectivamente, descubro con estupor, respirando apenas aliviado que uno de los tres billetes apareció, lo tenía en mi bolsillo. Tuve la precaución antes de salir de EZE de llevar una cantidad suficiente de billetes como para pasarmelo de fiesta, pero sobre todo controlado. Entonces pedí billetes de numeración corrida, así iría gastando ordenadamente y cotejando mis gastos para saber cuánto llevo y eso. Ahora me faltan dos billetes intermedios.

Lasi, lasiva, la siempre lista, lasi. Lasi, Elizabeth, la trola del jeque, Elisa. Me dijo medicenlasiperomiverdaderonombrees elizabeth. Beth, Bath. Baño turco. Lisa, Lasi. Lais, las papas fritas. Laisy. Mexicana. Mexicana vagoneta, se cobró el polvo.

Día de mierda. Se va todo a cagar. Me voy con mis matecitos a otro barrio.

NYCVIII


Qué dificil es alcanzar la libertad. Si se tratara solo de una estatua, bueno, diría que es aun más complicado porque por lo general se trata de un objeto único en el mundo, y sí, la he alcanzado porque ella está aquí, en mi ciudad favorita, Nueva York. La libertad se inventó en Francia, en un momento en el que había que hacer pasaje entre la edad moderna y la contemporanea, y después la trajeron a estados unidos, más precisamente a Nueva York como un regalo que le hicieron los parisinos a los neoyorkinos. Pero para trasladarla a la libertad hubo que desarmarla toda y volver a armarla tal cual era, acá. Y así fue que los franceses se quedaron con la igualdad porque a la fraternidad ya nos la habían regalado a nosotros los argentinos, cuando pusimos las vías del tren. Los egipcios que la miran por tv no les regalaron las pirámides a nadie, por eso se llevan mal con todo el mundo, sobre todo con los que aprecian la libertad.

La libertad no está en pelotas, para los que piensan que se es libre andando en bolas en un bosque en una montaña cerca del mar. No, está vestida más bien con un tul, que le cuelga de un hombro y le cubre hasta los pies. Como es una mina linda está modelada como una modelo, pero como está tapada no te das cuenta, pero si vas por dentro por las escalinatas, como tuve la posibilidad de comprobar, tiene tetas más bien grandes. Sangre de tipo A factor rh positivo. Porque en el mundo somos más. Por eso la libertad me puede donar sangre a mi, que soy de su misma especie. Y yo puedo donarle a ella.

Trepé por esas escaleras hasta la corona, hasta la coronilla, y pude apreciar lo que es la ciudad de Nueva York, una ciudad que te ofrece un montón de cosas. Por ejemplo un café de starbaks, que me pedí antes de subir los trescientosmil escalones, y era para tomarmelo allá, mientras apreciaba la vista del río cramer. o turner, no me acuerdo ahora cómo se llama. Pero ya estaba frío el café, el río ni idea porque no me metí, aunque hacía calorcito. Me lo tomé igual, al café, porque el agua de este río no me da mucha confianza ya que uno está acostumbrado a que los residuos de la ciudad siempre vayan al río, pero no, en nueva york todo va al mar, porque son más precabidos.

Qué enorme la ciudad. La veo y no la creo. Tengo que recorrerla toda, lo más posible.

Bajé al embarcadero, porque para el que no sabe, la libertad está en una islita para ella sola, para que sea más difícil de alcanzar. Ahi por las noches no queda nadie, la libertad se queda sola. Por esas cosas nomás vale más la fraternidad.

Decía, en el embarcadero, mientras esperaba el lanchoncito, vi una luz verde que titilaba, a lo lejos. Pensaba en los aviones, que siempre van titilando por los aires, y que claro, los yanquis que inventaron los aviones los estacionaban ahi, sobre el agua, del otro lado del río. Siempre que veo titilar algo, aviones o estrella o lo que sea que titile, pienso que puede ser un ovni, que ellos llaman UFO. Pero también UFO son mis jeans. Que tienen banderita norteamericana. Dónde se comprará un pantalón que tenga banderita argentina? pensaba. Se lo tengo que preguntar a Daniel.

Así que me fui derecho al local de mi amigo el que vende productos argentinos, esperando que se acordara de mi. Además me venía al pelo porque necesitaba comprar yerba mate, que ya no tenía más, y el café me empezaba a asquear.

Y Dani no estaba, pero sí estaba su novia. Un loquita que no sabía una goma de español, se hacía la interesada por la cultura argentina, estaba tomando un mate lavado, apoyada contra el mostrador, con la desidia del que tiene el boliche vacío durante horas (porque todos deben ir a comprar cuando está dani). Tenía puesta una pollera como de colegiala de colegio privado, tableada, pero la chica no parecía recién salida de la escuela, es más, aparentaba los treita años pasaditos. Y lo peor, lo que más impresión me dió, alternaba el mate con un chupetín de fresa. De fresa dijo ella, de frutiila pelotuda, le advertí. Nos pusimos a charlar porque ya no tenía esperanzas de charlar con nadie más y necesitaba concentrar fuerzas porque la noche fue terrible, no pude dormir, y me estaba guardando para una buena buena dormida recuperativa.

Si querés ser una verdadera argentina, le dije en inglés, no podés usar ciertas palabras, tenés que hablar bien. Frutilla, para empezar. Ella se reía, comenzaba a caerme simpática, si no fuera porque todavía no entendía cómo se había hecho un tatuaje que iba desde el centro de las tetas (visibles a todo esto), hasta, según dijo, la entrepierna. Es que estoy aprendiendo de Dani, me dijo en un castellano muy trabado todavía, pero con intenciones. Yo le advertí que dentro de lo argentino hay disputas de cómo decirle a una cosa, como por ejemplo color rojo o colorado. Hay una intención elitista en ese tipo de intervenciones, advertí. Manuel Puig se reía de eso, me dijo. Yo le digo quién es manuel puig. Y ella El que escribió el musical the kiss of the spider wobar, era argento. Te estás equivocando nuevamente niñita, seguro que era catalán. Y se pronuncia Puch, yo mismo, le digo, tengo apellido puch entre mis antepasados, y tengo sangre catalana. Pero mucho no lo digo porque después salió una marca de lavandina la catalana y me daba vergüenza. Pero no ahora, porque visca catalunya, ya somos casi independientes.

No sé por qué me tomó de sorpresa mi propio rapto de orgullo ancestral. No era posible. Nunca me había dado algo así pero debe haber sido el hecho de estar lejos de casa, en Nueva York.

Ella, muy graciosa, se bajó el bretel mostrando el hombro y comenzó a contarme la historia de sus ancestros y su relación con Argentina. Mi abuela siempre me cocinaba milanesas con puré, comenzó. En su juventud había sido amiga de Mirta Legrand, dijo por su abuela, y había sido muy famosa ella también, quizás aun más que mirta ya que se trataba de una fama estadounidense.

Se trataba de la auténtica y verdadera Ms robinson... No podía creerlo, comencé a tararear la canción de simon y garfunkel como si fuera la banda sonora de mi visita a los estados unidos. Sí, nananana misis robinson. chuber indeguay iu as tu lum...

La abracé y me dijo epa, hola soy Jacinta, la novia americana de Dani. Lo dijo en español muy cruzaco con el acento inglés, excepto la parte de Jacinta. Yo le dije y cómo te puedes llamar Jacinta, un apellido tan nacional, se lo dije en inglés pero me refería, claramente a la nacionalidad argentina, y se lo dije señalando una bandera argentina que colgaba en el techo como un adorno autorreferencial.

Jacinta se llamó mi abuela, y Jacinta me llamo yo. Dijo, moviendo sus manos como poniendo al horno las milanesas con puré que le cocinaba la ex amiga de la boluda de Mirta. Y digo boluda con todo respeto, pero ser amiga de la verdaderea misis robinson y dejarla pasar así, no verla venir.

Mi abuela, autobombeó nuevamente, habría venido a Nueva York y no tuvo otra que quedarse, eso fue cuando vino a visitar a su propia madre, que era americana, durante el peronismo. La madre a que no sabés quién era.

No lo pude creer.

Gardel, en su estadía en Nueva York inventó una canción (estaría inventada la libertad ya), porno soft para la época, dedicada a unas chichis que le tiraban onda. Nueva York era una fiesta y Carlitos tenía orgía. Betty Peggy Mary and July, rubias de New York, aquellas deliciosas criaturas perfumadas...

Volví a ver aquel video apenas pude entrar en el youtube. Qué onda tiene Gardel, moviendo sus manitos al compás, expresando toda su gratitud hacia las chirusitas que no entienden ni jota del besito que les pide, bailando pero sientiéndose ellas incómodas porque era un foxtrot pero tocado medio raro, como por argentinos.

Qué época Pascual, pensaba, qué época. Cada día canta mejor...

NYCVII


No consigo atravesar el umbral del deseado sueño. Pienso en una canción y se me mezcla con otra. De cole porter.

Blasfemo contra dios y maría santísima, en este mismo instante que no puedo conciliar, de verdad, el sueño. Dos veces lo he intentado seriamente. Otras ocho veces he fallado en lo que va de la noche y temo que no habrá ya noche.

Me entretengo mirando un album fotográfico que encuentro, al azar.

Curioso el caso de los álbumes de fotos. Dos maneras de mirar: una es básica, como cuando miro la foto de una modelo en suave lencería, y mi mirada es atraida por detalles como curvas, poses, rápido movimiento de cintura, una mirada, el vuelo de un peinado. Como la foto de Marilyn, tan rubia pero tan sexy. Ponele que la imagen icónica del che guevara consigue una admiración parecida, entera, la boina, la estrella, la barba, la mirada perdida en la nada como el hombre dirigente.

Otra manera de mirar es cuando uno se busca a sí mismo en la foto. Ese deporte, vamos chicos, lo practicamos todos. Es la manifestación secreta y oportuna del ego, mirá con qué cara de tarado vine a dar en este casamiento. Che, cuando bailo siempre me sale el chivo levantado. Y ahi están las fotos en las que estamos, y junto a ellas el millón de fotos en las que no estamos que pasan rápido, veloz, fugaz como el vuelo de la pollera de marylin.

No podemos ver de otra manera. Es inutil intentar mirar de las dos maneras a la vez, una por vez ya es demasiado.

Pero hay algo peor, y es no poder dormir. Se ríe de mi la ciudad que nunca duerme. Hace calor a esta hora ya, promete ser un día agobiante. Y tengo estatua de la libertad hoy. A qué hora la abrirán para poder subir hasta la capocha?

Nube negra a la derecha. Miro por la ventana, hace rato que es de día y son recién las 7 de la mañana. Voy a dejar en paz las fotos y me adentraré en el desayunador, ya que no hay manera de que hoy, a esta altura, mister sandman se acuerde de mi. Y saldré hacia la libertad, a subir las escaleritas...

NJI


Digno de contarse: hoy salí a la vereda del hotel con el mate preparado y todas las ganas de vivir una nueva aventura. Me acompañaban el clima, las ganas de vivir, la foto de marilyn monroe agarrándose las faldas ventiladas. En qué lugar de Nueva York se habrá sacado la foto, me preguntaba. Qué cóncavo convexo habrá imaginado que una diva sea inmortalizada junto a la figura del vientito. Su vestido blanco, anotaba blando, emula la cruz roja en la gorra del che guevara. Símbolos, si los hubiera, de una civilización que traspasa una época, como pasar de la edad moderna a la contemporánea. Qué interlocutor, pensaba, se dignaría en este tipo de conversaciones a desdecirme.

No, la lucidez en el día de la fecha es solo mía. Cinco de junio de mil novescientos ochenta y dos. Miento con la fecha porque me parece poético. Repito, la lucidez es solo mía hoy. Te humilla.

Luz, lucidez. Nube aceptada, se fue la lluvia pero un cumulus limbus acompaña la llegada del amarillo ser que detengo con el saludo fascista. Esa metáfora se la robé a alguien y ya no recuerdo a quién.

Señor taximetrero, le digo, lleveme donde los hombre necesiten tus palabras necesiten tus ganas de vivir, aleluya. Es el recuerdo de un cántico de mi pasado paso por alguna religión que usa el aleluya. Alelulla, pienso en shrek. Al el uja. No le digo eso esatamente. Le digo al subir a su carroza color banana al punto: Tu de liberty!

Qué emoción, por fin subir a esa cabeza pinchuda traida de Paris, dato que ninguna Paris Hilton debería ignorar.

That is like expensive, retruca el colaborador chofero. Would be, hubiera dicho yo, en mi perfectísimo inglés que los nativos no pueden calcular.

Nou Nou, tu de statiu. Stadium? no Statiu of liberty.

El coche tomó una dirección inusitada. En realidad no me había estudiado el mapa esta mañana justo justo, pero lo pude repasar hoy luego del loco viaje que me tocó, y ya no me harán más estos trikebalakes de llevarme a cualquier lado. Pensé, con optimismo, que a pesar de parecer que nos alejábamos de la estatua de la libertad, el tipo conocería otra manera de llegar, más accesible, más rápida. Solo los buenos taxistas saben el modo de garchar las avenidas transformándolas en autopistas.

No le rompí la cara al hijo de puta porque soy anti violento. Me cobró lo mismo de cualquier manera, cuando se dio cuenta que efectivamente había equivocado la dirección. Bueno, según él yo no me hice entender. Me dejó en la parada de la terminal C de Newark Liberty Airport. No quise conversación, me bajé y me tomé unos matecitos viendo cómo partían los aviones hacia cualquier lado.

Pues sí, conocí New Jersey, la ciudad de al lado de Nueva York. Son como la misma ciudad, una pegada a la otra. Pero ahi vive la gente que se dedica a no llegar nunca a Nueva York, son los que siempre están a un pasito, ahi cerquita, pero never in the center of the world.

New jersey. Qué tristeza más amarga. No había una canción para New Jersey como para New York. No hubo jamás un Frank Sinatra para tan triste destino del universo.

Pero me encantó. Algún día iba a tener que ir. Y sumo un puntito más en el concurso de ciudades del mundo que conozco. Patié dos o tres cuadras, por no decir otra vez el chiste, seis, siete...

Una señora de alta edad me habló. Yo respondí con desdén. Los chicos jugaban en la vereda. Pasaron los bomberos. Un grupo de vagos envidiaban mi mate.

Tomé un bus, luego un tren, luego un flash, luego un rock, luego un fire. Faia! Canté todo el viaje la canción de los doors, inspirado por una chica prosti que le pedía fuego a un cliente que se le paró a preguntar Jau mach.

3 a 1 salieron en el match de las cinco, campeones dallas mavericks en el de las once de la noche.

Si me llego a poder dormir mañana voy a la estatua de la libertad. Iré en tren, no en avión. Esta gente no quiere comunicarse conmigo, si no me ubicare pasare por lo del Dani, mi amigo argentino, y preguntare qué tren me deja en la estatura de la libertad.

Freedom. Nunca me sentí tan libre como hoy, siento que vuelo en alfombra mágica de mil colores con el solo hecho de estar pisando esta ciudad. Me refiero a Nueva York, que Nueva Jersey es una porquería al lado de esta.

Bueno, vuelvo al sobre. Sobre, llamar a casa para avisar que estoy bien. Anoto.

NYCVI


Es amor. Nueva York y yo. No puedo sentirme más emocionado en cada street que cruzo. Venía por 5th aveniu caminando cuando vi unas librerías, y unos cines. No puede ser más parecido a calle corrientes en buenos aires, estremecedora comparación que me llena de orgullo. Qué ciudad maravillosa, la gente te sonría en la boca de los subtes. Todas las ciudades del mundo deberían ser como Nueva York, en donde aun cuando llueve la gente es feliz, donde hasta el más pobre tiene fe en dios. Qué bueno haber llegado hasta Nueva York, en donde siento que mi piel camina, por fin, junto a mi cuerpo.

Es un espectáculo, deberían verlo todos los seres humanos del planeta. Y las luces, cuando anochece, deberían verlas todos los de este planeta y los extraterrestres que sobrevuelan el resto del cielo del universo.

Qué ciudad hermosa. El asfalto está hecho con otro tipo de material, pareciera.

Bueno, no pude ir todavía a la estatua de la libertad, el tiempo no acompañaba del todo y preferí aventurarme por ciertas callecitas que se esconden entre las arterias principales. Caminé dos, tres horas, sin parar, pero a un ritmo de paseador, observando, respirando el aire neoyorkino, saludando a las empleadas de los cofishop, comiendo un burguer king. LLegué hasta el parque central, pensé en rosario central. El clima no acompañaba como para entrar al parque, no quería recordar todas esas películas que lo muestran todo mojado después de un día de lluvia. Digo, prefiero esperar a que esté mejor el clima para aprovechar al máximo mi estadía. Entonces seguí caminando.

En una de las esquinas más escondidas del arraval se abre una galería de esas abandonadas pero no tanto. Un pequeño shoping center de la década del 30, pongamosle. Una luz me hacía señas, me llamaba, era como un colorido logo alguna vez reconocido en mi vida pasada, en la vida pasada a antes de morir en el avión, o sea, la semana pasada.

Me mandé como dios manda, y me encontré como dios encuentra, sí, no lo podía creer, era un negocio argentino en medio de la gran manzana... Mi alegría no podría haber sido mayor. Entré inmediatamente...

Y ahi, entre titas, rodhesias y jugo tang, bailé una vieja canción de los fabulosos cadillacs que sonaba. Por fin, dije, no voy a tener que hablar inglés después de tanto tiempo. Efectivamente el muchacho que atendía era argentino y hablaba perfecto español. Adivinen como quién!! Sí! como yo.

No lo podía creer doblemente. Me compré unos chocolatines ahi nomás y charlamos de algunas noticias que habían llegado a través del clarín. Me comentó, porque la verdad es que yo no sabía nada, tal era mi desconexión por el vuelo, la llegada, el hotel y toda la milonga. Está todo cada vez peor, dijo, dentro de poco van a venirse todos a vivir acá, a Nueva York, y mi negocio va a explotar. Qué bueno, le dije yo, hay que venirse a vivir acá, sin dudas.

Es una ciudad maravillosa, conversamos. Y fuiste a tal lugar, me sugirió. Y acabo de llegar pero si está bueno voy a ir, respondí. Y te trajiste equipo e mate, "listo" pensó. Y la verdad es que, respondí, yo nunca fui muy matero, y pensé que no lo iba a necesitar...

Qué hermoso que es tomar mates a la sombra de ese árbol que está en el central park. Nada me ha unido tanto a Nueva York como el gesto de hechar en sus raíces la yerba mojada, lavada... Nada me ha unido tanto a mi país, hay que decirlo, Argentina carajo, como tomarme un matecito, ícono si los hubiera, de la cultura y de la sangre que circula por mis venas. Casi lloro. Casi vivo perón.

No, no se puede creer. Yo con el termito comprado en el negocio de Daniel (nos hicimos recontraamigos, incluso me hizo un descuento, dijo), caminando con el matecito y la bombilla, me acerco hasta el mc donal de una esquina, poneme agua caliente, yes yes, hot hot water, for de mate, it's a kind of tea. Yo le decía, le quería explicar que era algo del argentinian folklore, no music, bueno la cosa es que me dieron el agua caliente y me mandaron a tomar mate...

y tuve que volver por lo de dani porque había olvidado comprar yerba y no se conseguía fácilmente, y de paso, ya que estaba, me compré unas don satur...

A la sombra de algo que se parecía a un ombú me cebé mi primer mate. Qué conexión con la ciudad! todavía no he aprendido a cebar bien pero ya voy aprendiendo. Solo tengo que recordar el proceso que me enseñó mi padre y que alguna muchacha de mi juventud especificó con palabras que no podría recordar. Y tomando mate, entre mate y mate, reconfirmaba mi pasión por Nueva York, la gran ciudad, the big city... La gente que pasaba me miraba extrañada... Los policías se ve que conocen el proceso porque me dejaron matear tranquilo, no debo ser el primer argentino en matear... I'm mateing estaba preparado para decirles, y convidar. claro.

Y ahora me vuelvo al hotel porque me están dando ganas de ir al ñoba...

NYCV

Ya casi me olvido de cómo había comenzado todo. Me despertó una señora, me hablaba en inglés, un inglés medio raro. Yo le dije “un momento” y reactivó su discurso con más dureza, un inglés muy veloz, que curiosamente podía entender perfectamente a pesar que hablaba muy rápido. Repetía “aorita aorita”, qué significará en inglés eso? Lo busqué en el diccionario pero no lo pude encontrar. Por lo menos entendí que tenía que limpiar.

Era el momento de conocer Nueva York. Lo supe. Desayuné algo así nomás porque en el hotel ya no nos daban nada, ni a mí ni a mi ansiedad. Y salí a caminar. Y caminé por una larga calle todo a lo largo. Y ahí descubrí lo que es vivir en la ciudad que nunca duerme, ni la siesta duerme. Eran las 3 de la tarde, dónde está la gente, me preguntaba. Seguro que trabajando, o en el casino, o en el bar tomando una chocolatada. Milk shake se llama. Fui a uno y entré y me pedí una chocolatada. Ahí me di cuenta que esta gente está todo el tiempo pensando en otro idioma. Cómo hacen?

Hablan en un código raro. E incluso ponen caras ininterpretables. Y lo peor, no entienden nada de lo que digo, o no quieren entender. Yo les digo “what street” y pareciera como que no estudiaron en la misma academia que yo. Deberíamos pasar al español, sería mucho más sencillo, para ellos y para mí.

Qué melancolía. Caminé esas calles tan deseadas, pero era todo raro. Toda la gente caminaba hacia delante como en cualquier otro lugar que ya conozca. Ahí me di cuenta que el mundo es mundo por todas partes, y que las gentes son todas más o menos parecida. Ya lo sospechaba yo, pero esta es la confirmación. Si es Nueva York es así, tiene que serlo en todos lados, incluso en el Himalaya. Esos cuerpos, todos tan seguros, tan frágiles, tan contexturizados, caminando siempre hacia delante, siempre yendo hacia un lugar, a veces intercambiando un saludo, interactuando con sus manos, con sus caderas, con el mundo, con la mesa, con la silla. Es como que de repente me hice conciente, y ya eran las cinco en ese momento. Y fue un momento memorable de mi vida, un momento que recordaré por siempre de los siempre, el momento quizás más revelador de mi vida, y lo pasé en Nueva York.

Pero no debo dejar de anotar que ayer mismo pasé un momento importante en mi vida, y eso quizás esté a la par de este momento de hoy. Me pregunto cómo pueden haber tantos momentos importantes en tan poco tiempo. Uno se pasa la vida como en estado inconciente, y de repente momentos definitivos, de esos que decís es un antes y un después, te pasan todos juntos en dos días. Quizás sea que todavía estoy conmovido con lo que pasó ayer y ahora vivo todas estas revelaciones como consecuencia.

Y fue cuando miré por la ventanilla del avión que se venía a pique. Estábamos perdiendo altura rápida e infaliblemente, era el final de nuestro vuelo y de nuestras vidas. Era de noche pero la vi, volaba al lado nuestro, sentada en la guadaña como si fuera la escoba de una bruja. Como si la guadaña fuera el porshe de la escoba de bruja que sería un peugeot 206. Cruzamos nuestras miradas y fue como que me dijo “qué te pasa gordito?, tenés miedo?”, yo inmediatamente miré a la señora de cerca de mí que venía concentrada en hablar con otro, menos mal, pero necesitaba comunicar que nos moríamos. Volví a mirar y como que me salió decirle “qué afilada que venís este año”. Me rascaba la axila cuando me guiñó el ojo y saludó, se fue para el otro lado como dándome tiempo a que hiciera algo más en esta vida… como anunciando que ya dentro de poco iba a venir por mi. El avión inmediatamente se acomodó y aterrizó y mi corazón volvió a latir con normalidad aproximadamente una hora después, en el preciso momento en que salía del baño laberíntico.

Ese momento no me lo olvidaré jamás, como este mismo momento en el que llega mi primer pedido de pollo frito.

NYCIV

Son las cuatro y no puedo dormir. Salgo a la calle a pelear por mi. Solo me muevo bien. Y la noche me toma por rehén. Tengo a un ruso y a un yanqui dentro de mi habitación. No es verdad. Estoy solo. No hay luces, están apagadas las luces en mi habitación de hotel en la ciudad que nunca duerme. Y ahora sé por qué es la ciudad que nunca duerme. Aunque no siento ni ruidos ni nada por el estilo, pero no hay manera que me pueda concentrar en dormir.

El avión aterrizó, todo normal para los que viajan siempre en avión. Yo acostumbrado a no viajar en avión sentí un leve cosquilleo en mi interior, y no era la emoción por haber llegado. Eran ganas de ir al baño, y en el avión no pude superar mi negación a los baños públicos. Pero por suerte en el aeropuerto, luego de pasar la puerta que ahi llaman the door of freedom, tuve que apuntarle a los sanitarios y me encontré que tienen un espacio tan grande como jamás hubiera imaginado. Para qué tanto baño, me pregunto. Llegué a contar 33 compartimentos de inodoros, sin bidet por supuesto, todos perfectamente limpios y ordenados. Pensé en que los arquitectos de USA juegan a la numerología. Después recordé que muchos de ellos estudian en Hardvard, lo que lo hace imposible. Hardvard, ¿duro de vardear? Cambridge, ¿puente de cámara? ¿ven puente?

Mi inglés se vio en serios problemas, por primera vez en la vida. Yo siempre supe que hablaba muy bien, sobre todo cuiando nos visitó Yony, un estudiante de intercambio, que me enseñó a pronunciar correctamente NBA, fantastic, you know... siempre hablé inglés a la perfección, incluso con mis amigos siempre hablamos en inglés. Pero cuando salí de mi compartimento en el baño estaba perdido, lost in traslation. Perdido en el baño del aeropuerto de Nueva York, ese laberinto traicionero. Después de quince minutos entró una persona y entonces intenté comunicarme. Qué vergüenza, mi dios! el tipo no me entendía, quizás haya sido anormal, o extranjero. Estos extranjeros nunca ponen la menor buena intención en querer aprender inglés, la lengua oficial. Tenía cara de chino, pero no recuerdo bien, porque tuve que tomar la decisión de salir corriendo antes que me pegara luego de que le gritara "entendeme dónde está la salida del baño".

Es inútil. La gente no sabe hablar. Con el único que pude tener una conversación fluida en perfecto inglés fue con el recepcionista del hotel. El taxista que me trajo hablaba español por suerte, así que ese no cuenta.

El tipo del hotel me recomendó un par de cosas para ver. Mañana mismo voy a hacer eso, voy a visitar la casa de los Simpsons en Staten Island. Hay que tomarse el ferry y después ir hasta no sé dónde. Mañana cuando me levante le pregunto de nuevo. Y si no está? Mejor voy ahora que estoy sin dormir. No, va a pensar que estoy loco. Mejor voy mañana. Pero a lo mejor no está, pero va a haber otra persona que me va a saber decir. Y si no sabe nada? Y si me quiere recomendar otra cosa? Yo quiero ir a springfieldville en staten island a conocer a homero. Y quiero ir a desayunar un café con leche a central perk, a ver si me cruzo con rachel o monica. Hola rachel! cómo estás? qué linda que sos... siempre te sigo en tus películas, me encantan. rachel, mmmm, rachel rachel. A ver si así me puedo dormir. pensando en rachel, la rachel cuando hacía chistes, rachel corriendo, rachel desnuda en viviendo con mi ex, que lindos vestidos rachel y qué peinados, y monica monica, monica de mi vida, rachel...

No poder dormir, y sentir ese pitido que me molesta. Toda una vida ya escuchando ese piii que tiene el silencio de la noche. El pi que te injerta el ruido del día, el pitido del infinito. No conocer el silencio de por vida, es una especie de condena, de cárcel abierta. Tendrá ese pitido la muerte, no es una pregunta. La tendrá seguramente. O como cuando suena un grito, es un eco, el eco que llega con mucho retardo, el eco de una voz perdida hace mucho tiempo. Una voz que me reta por no haber hecho la tarea otra vez. El eco de la vida ahora me lo traje a la gran ciudad, suena el eco de mis fracasos en este sucio hotel de manhattan, o no sé ni siquiera dónde estoy. No es Brooklyn? Si salgo ahora a la calle quizás me maten, es harlem? estarán los globber trotters del otro lado de la calle esperandome con navajas? Eso era antes, cuando existía king kong. o era en hong kong que pasaba? no sé. Yo siento un pitido y a lo mejor es un eco, una voz extraña que intenta decirme cosas que ya no puedo ni quiero comprender, porque no me importa, porque todo lo que importa ahora es que estoy cumpliendo el sueño de toda una vida. Voy a amanecer en Nueva York, estoy en Nueva York Nueva York. Estoy a cuadras del rachel.

son las cinco e la mañana y no he dormido nada pensando en tu mirada ....

voy a planificar para hacer las cosas bien. mañana desayuno en el hotel, pasado en central perk. Dónde quedará central perk? algún recepcionista debe saber. no puedo dormir. ya basta. ese pitido, maldita sea maldito el mundo. tendría que haberse caído el avión puto.

jueves, junio 09, 2011

NYC sus épocas


NYCIII

Entramos en la zona turbulenta. Dicen que después de esto ya llegamos. No aguanto de las ganas de ver las luces. Se ven todas luces por todos lados, son los estados unidos de américa. El pueblo unido jamás será vencido. No conozco bien la historia de estados unidos pero tampoco se la voy a preguntar a la azafata, que debe saber menos que yo. Me imagino a la azafata diciendo "las guerras intestinas entre los hermanados pueblos del norte y del sur diezmaron a más de 40 mil esclavos". No entiende nada, pobrecita, con esa cara de susto, debe ser su primer vuelo como azafata. Y cómo se esfuerza por sonreir...

Pues no, parece que por lo que me dice hace más de diez años que es azafata. Le tuve que preguntar. Por qué entonces tendrá esa cara. Ahora se sienta y se abrocha el cinturón. Será normal esta turbulencia? y yo justo ahora que quería ir al baño. Ya veo que aterrizamos y al final no he conocido cómo es el baño de un avión. Aunque todavía tengo el viaje de regreso para hacerlo. Va a ser lo primero que haga cuando suba al avión en el viaje de vuelta. Porque ahora ya es imposible, prohibido levantarse y transitar por los pasillos. Estaremos atravesando el triángulo de las bermudas? Moriremos? Si morimos ahora no habré conocido el baño del avión. Eso sería lamentable. Y lo peor es que habré muerto sin conocer Nueva York. Pero en camino hacia. Si me muero acá nadie va a venir a mi velatorio. Eso no está nada mal. Pero no vamos a morir, veo la cara de la señora que está 4 butacas más allá, está disfrutando. Debe estar a punto de morirse de cualquier manera, es una vieja de mierda. Pareciera que lo disfrutara.

No, dice que no entiende qué puede estar pasando. Le pregunto que a dónde viaja y me dice que a canadá a visitar a la hija que se acaba de separar y tiene dos chiquitos y se los quiere llevar para brasil, porque dice que en argentina ya tampoco se puede vivir. bueno señora yo la dejo acá le digo antes que se me ponga a charlar y ya sé cómo terminan estas cosas, invitando a comer a una desconocida en el harlem y luego victoriando juntos a los globber trotters. no, no me interesa relacionarme con las viejitas que tienen hijas que tienen hijos. bueno, a lo mejor la hija está buena, pero no me interesa ya que está en canadá y yo voy a Nueva York. Y después se quieren ir a vivir a Brasil. A vivir junto al mar, a la isla de itaparica. Vayanse todos a la mierda, este avión se está por caer.

Y yo me vuelvo a morir. Murió en su ley, dirán. En su ley, viajando a Nueva York, a donde siempre quiso ir. En su ley. Todos mueren en su ley, dijo el turco. Morir en su ley es una redundancia extrema.

Como Monzón, que murió en su ley. Olmedo murió en su ley. Diego murió en su ley. Valdano, ni hablar. Mis amigos muertos. El gordo perez se atragantó con un hueso de pollo. García y su risa, se desnucó por caerse para atrás sentado en una silla. Siempre riéndose de los demás, siempre muriendo en su ley.

La pucha, parece que hoy me toca la ley a mi. Dirán "fue un hijo de puta" los que cagué con la guita en ese enero nefasto, en que todos se fueron de vacaciones y yo recolecté los activos de Amanda SA. Dirán "fue un generoso" los dichosos a los que les pagué los estudios con los activos recolectados. Pero qué bien que la pasamos. Ahora sí, está es la última, se apagó el motor, las turbinas. Adiós mundo cruel.

NYCII

Cruzamos la linea del ecuador y cantaba "te encontraré una mañana, cuando se caiga el avión y prepararás el suelo para dos". No es miedo a los aviones. Solo tengo miedo de la electricidad. Cuando era chico soñé con un fluir eléctrico, algo parecido a la electrocución, pero que no traía consecuencias. Luego supe que la electrocución traía efectivamente consecuencias nefastas, y creo que me enteré cuando fue la noticia del paracaidista que quedó enganchado en los cables de alta tensión. Y todavía en esa época no se hablaba de la silla eléctrica como algo tan terrible, porque todavía eran épocas en que la memoria de la picana estaba viva. Estaba sensible la herida. Y a los chicos nos gustaba prender y apagar la luz, seis siete ocho veces, sin parar, desenfrenados. Era la noche, la hora de dormir, el beso de la madre, la despedida, y sin embargo las ganas de seguir jugando, como en una clave morse, prendiendo, apagando la luz. Después nos enterábamos que a otros chicos los padres no les dejaban prender ni apagar la luz. Ni hablar de desenchufar un enchufe, acercarse a una toma de corriente. Nosotros ya pertenecíamos al mundo moderno, y no hacía tanto todavía que alumbraban con el fuego.

Ese es el fuego, que veo en la noche que llega, al cruza la linea del ecuador, sobrevolando el surinam. Es un inmenso fuego, quizás un campo que se quema, o una ciudad habitada por nerones. Veo un fuego porque llega la noche, sino no vería nada. Y es el mismo fuego que nos va a quemar a todos por igual, nos irá cocinando lentamente, en este horno de planeta, y nos cocinaremos al punto, estaremos mechados con ciruelas, porque a los dioses o a los comensales les gusta el agridulce. Ese es el fuego, san lorenzo, el parrillero. Pero antes de morir voy llegando a mi destino, Nueva York de los sauzales, paisano nuevayorkino en busca de los arrabales. Qué música suena en Nueva York en este momento?

Cómo será la noche en Nueva York? Será lo primero que sepa, cuando deje de sentir este frío que traigo desde casa, desde ese invierno insoportable ya, y este aire acondicionado de avión que justo me da en la cara, a contrapartida de la pantalla personal que no, justo la mía está rota y el de al lado juega backgammon con lo que me gusta jugar y no poder, porque está rota.

La noche será cálida, quizás me reciba una llovizna de verano y mi piel estará mojada, y así llegaré al hotel, al caesar palace, en el que tengo reserva, y me dormiré para recuperarme y para estar mañana listo para recorrer la ciudad, esa ciudad, la ciudad de Nueva York. Tengo dos excursiones mañana, tendré que elegir una, y pienso ir a hacer mis primeras compras nuevayorkinas. Y pasado mañana la estatua de la libertad, tengo que subir hasta arriba para lo cual tengo que estar descansado, tengo que estar diez puntitos. Y me quiero comprar la camiseta de los Knicks. Aunque pierdan.

El avión todavía no se cae. Empiezo a tener fobia a los aviones.

martes, junio 07, 2011

NYC

Me voy a Nueva York. Esta noche de invierno ya la cambio por un benévolo verano. Me puse esta mañana, ahora me la saco, esta camiseta verde que tiene las letras de una petrolera, y en mi manía por usar remeras con propagandas ya me pongo, rápido, porque hacen 3º, esta azul marino que dice Quilmes. Y es la camiseta del turista que llevo en mí.
He planificado este viaje por años, ahora parece mentira. Supe de la promoción hace 5 meses, en pleno febrero. Me había quedado sin vacacionar esperando poder comprar algún boleto en oferta, para Nueva York, la ciudad que nunca duerme.
Nueva York, anoto esto y mi mano tiembla. Siempre quise estar en Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Mis zapatos jamás han sido tan vagabundos como ahora, que van hacia esa ciudad nueva, que alguna vez imaginé como York pero renovada, pero no necesariamente. Cuando pude ver fotos de York, obviamente gracias a la internet, y compararlo con la famoso foto del perfil de Manhattan, que tanto daban en las tiras de sony, cuando todavía tenían las torres y que después tuvieron que volver a editar todas las imágenes y sacarlas porque no hay nada que traiga más dolor que el recuerdo de las injustas muertes de aquel septiembre turbio y raro en que todos creímos, aseveramos, que ese era el momento en que comenzaba la tercera guerra mundial. Aunque no estábamos seguros de entre quiénes se libraban.
Esa mañana turbia yo desayunaba, como cada mañana, mirando por la ventana hacia la calle. Mi taza humeaba, quizá era café o té o mate cocido. Nada me hacía sospechar, ni siquiera la frenética carrera de la vecina del edificio del otro lado de la calle, que iba hasta la esquina y volvía. La recuerdo porque me hizo dudar, y fue esa duda que me distrajo dos segundos hasta que descubrí que en la calle no pasaba nada de importante. Y fue por eso que encendí la televisión. De verdad que yo solo enciendo la tele si me aburre lo que estoy haciendo o viendo o lo que sea. Y eso no suele ocurrir, me aburro bastante poco, por lo general. Pero fue esa carrera frenética que me hizo sospechar que estaba loca, algo que pude comprobar un año después, y fue esa duda que no pude resolver, lo que me aburrió esa mañana en que, sí, el cielo ya no estaba gris como el de esta mañana. Me aburría, otro día azul, como el de cada mañana azul idiota. Ese cielo azul de finales del invierno, el que promete amor y te da día y día de soledad.
Encendí la tele por aburrimiento. Después fueron las llamadas para corroborar si en los demás televisores estaba pasando lo mismo. Efectivamente. Esa noticia no cambió nada de lo que hacía años que pensaba, que tenía que viajar a conocer Nueva York.
No fue por esa película que vi esa tarde nefasta. Ella peleaba conmigo porque yo decía que esa escena en que la chica simula un orgasmo era patética, pero que el resto de la película me gustaba y no solo eso, era una de mis films favoritos. De verdad, sabía de memoria algunos de los parlamentos. Ella decía que era su favorito desde antes y que esa escena era una de las más logradas en la historia del cine. Yo le decía que exageraba y nos dejábamos de hablar algunos meses. Pero bien, era una escena de la película que me interesaba, pensaba, ahí tenía que ir cuando estuviera en Nueva York, porque sí, desde mucho antes yo ya sabía que iba a ir a Nueva York. Y hoy es el gran día en el que recuerdo eso y tengo un boleto y una visa y el vuelo es a Nueva York. Esta noche estaré volando, abandonando el frío (quizás deba volver a cambiarme la remera o dejar el saco por uno más liviano) para llegar hasta el verano. Quiero mojar mis pies en el mar, en la playa junto al parque de diversiones de Conney Island. Y eso no es nada, quiero recorrer la ciudad de Nueva York, ir al Madison Square Garden, y no sé, mil cosas más. Me sacaría una foto con la bandera americana. Y voy a ir hasta Atlantic city a jugar a la ruleta, al 32.
Me voy a Nueva York a comprar pavadas, las chucherías que traen todos los que van a Nueva York. Me las muestran y me llenan de ilusiones. Les pedí las direcciones de todos los negocios esos, quiero las mismas marcas, quiero lo último de lo último. Quiero tener esa remera que tiene 3 cuellos pero en color verde musgo, y un bat de béisbol, y un cuaderno de esos para poner al lado del teléfono porque cuando te llaman y no tenés un cuaderno al lado del teléfono siempre lo necesitás. Cómo no te diste cuenta antes.
Voy a ir a comer al barrio chino, en donde seguramente me sentiré por fin estar en Nueva York, tan llena de chinitos. Y me voy a comprar un reloj que diga The godfather. Soy fan de Al Pacino.
Me voy a Nueva York y tengo una emoción que no te cuento. Wall street, quinta avenida, central park, empire state, todos esos nombres que antes estaban a millones de kilómetros de vida, todas esas cosas que brillaban de neón y mi ilusión recreó tantas veces, como por ejemplo la vez que festejé mi cumpleaños con fiesta temática de Nueva York… Todo eso está ahora a horas de distancia. Me voy a Nueva York y no me memoricé, como había pensado, la canción que canta Sinatra, que tan bien describe la ciudad, como papo cuando describe la ruta 66. papo blus. No me sé la canción y de algo me pierdo, porque esa canción es una cifra y ahora no la voy a poder descifrar. Pero a lo mejor me la imprimo y la estudio en el camino, quién te dice que cuando llegue a john fitzgeral Kennedy no voy a salir bailando bajo la lluvia y cantando new york new york.

viernes, junio 03, 2011

el mail que le mandé a campari y que todavía no respondieron



Hola.
Mi nombre, como figura en el encabezado del mail, es Nicolás. Encontré este mail de ustedes y no quise perder la oportunidad de escribirles para contarles un par de cositas que tienen que ver con el Campari y que me ponen muy contento. Algo pasó, por lo que no puedo dejar de felicitarlos.
Pero antes, y porque tengo las manías de un escritor, mediocre, sí, pero al fin escritor, tengo que hacer una introducción. Conocí el campari gracias a bobby flores. Yo trabajaba en el 2000 en el call center de san cristobal seguros (vivo en Rosario desde el 97, hace ya 14 años...) y como me tocaba estar en horarios nocturnos y estaba solo, escuchaba el programa de dolina, un clásico de los noctámbulos. Dolina es un genio, y creo que muy pocas cosas pueden hacer que un noctámbulo trabajador deje de escucharlo, y fue descubrir la música que ponía bobby flores en la rock and pop. en ese momento el programa que conducía se llamaba "no es extraño que estés loca por mí", pero todos le llamabamos "no es extraño" a secas. Bobby ponía unas músicas increibles, pasaba del herbie hancock a saint germain, y decía "el primer grupo de música electrónica que grabó en el sello blue note". Mientras divagaba bobby hacía sonar, como una campana de largada del deseo, un vidrio que parecía ser de un vaso con hielos, y decía "estoy tomando un campari". Eran las 12 y media y el tipo me hacía enloquecer con las ganas de tomar un campari, pero claro, aun sin ser policía yo tampoco bebo mientras trabajo, todavía.
En el año 2005 fui a vivir un año a Italia. En la riviera del adriático aprendí que la vida se divide en ciertos horarios. Hay dos horas en el día que son las horas del aperitivo: las 12 del mediodía, las 7 de la tarde. Hay aperitivos para todos los gustos, incluso sin alcohol. Despiertan el apetito, inauguran la alegría de la ingesta. Mi aperitivo elegido para siempre fue el campari soda. Esa botellita diminuta que ustedes conocen muy bien, que trae el preparado campari al que se le agrega la rodaja de naranja y la oliva. Era una delicia, sentir el aire del mar, beber con moderación. Incluso cuando estuve en Milano pasé por la puerta de la casa Campari, quería entrar y abrazarme con la gente que estuviera ahi, con la familia campari, con quien sea. quería entrar y decirles el slogan "campari, red, passion". Me faltaba la chica con el vestido rojo.
Cuando tuve que volver me traje una botella de allá, que no tardó en desaparecer. Es que el campari acá, en el centro y sur de la provincia de santa fe, por alguna razón fue olvidado. en algún momento nos acordobesamos y tomamos el fernet con coca sin parar. pero era el tiempo de volver al bitter.
Recuerdo que recorrí los supermercados, las vinerías. no todos tenían campari. cada vez que lo conseguía invitaba a mis amigos, a mis viejos, siempre una botella nueva. Recuerdo la noche que hicimos negroni, quedé dormido sin poder salir.
Hace ya unos meses que vamos al bar y solo pedimos campari, porque ahora los bares empiezan a volver a tener (no sé qué podía estar pasando, pero no todos los bares tenían hace un tiempo). Voy al bar el cairo y veo carteles de campari por todos lados. Descubro con satisfacción que estamos volviendo a imponer la marca, y esto me parece absolutamente genial. Me parece que ya era hora. Ahora mismo voy a ir a comprar una botella más. Otra botella más.
No solamente este mail va como agradecimiento, no solamente este mail va con la incondicionalidad de un cliente fervoroso que no va a dejar de comprar campari por más que saquen todos los carteles publicitarios, no solamente este mail tiene la intención de intercambiar auspicios. También tiene la intención de la consulta, y es la siguiente: en el berlín (si no conocen el bar berlín de rosario, se los sugiero), en cierta barra me prepararon un campari con fanta (son unos cretinos) y le pusieron limón. Yo lo entendí como un sacrilegio y una falta de respeto, y le pedi que me lo hicieran nuevamente. El soberbio barman me dijo con esa seguridad de los barmans "el campari lleva limón, me lo hubieras avisado antes". ¿Cómo se le dice a un barman que está equivocado?
¿Lleva limón?
Me gustaría que me desasnen ustedes, que son los originales dueños del color rojo.
¡hasta el próximo brindis y gracias nuevamente!