lunes, junio 08, 2009

pogo

miércoles, junio 03, 2009

Una nota del Critica de la Argentina

Votos cantados
Voy a votar al Proyecto Sur de Pino Solanas, porque lo respeto como artista y militante. Los argumentos de la elección. Martín Caparrós.

Voy a votar a Pino Solanas y su Proyecto Sur. Conozco a Pino desde hace muchos años y lo respeto como artista y como militante. No estoy completamente de acuerdo con él y su proyecto, pero no hay otro con el que esté más de acuerdo –y en eso consiste, supongo, votar en unas elecciones como éstas.Lo voy a votar porque me gusta que sea una propuesta hecha a pulmón, con la participación –sí, la participación– de cantidad de jóvenes y menos jóvenes que no esperan obtener ningún beneficio personal. Y porque cuando dicen –como todos dicen, nadie está a favor del cáncer–, en su segundo punto programático, que hay que acabar con el hambre y la desnutrición en la Argentina, proponen que lo hagamos por medio de la participación solidaria. Porque, según la misma idea, quieren promocionar “empresas sociales”, autogestionadas, cooperativas. Porque proponen “democratizar la democracia en el campo económico, social y cultural mediante la creación de mecanismos que garanticen una amplia participación popular en el trabajo, la educación, la salud, la vivienda, el medio ambiente y el bienestar de las familias”. Porque imaginan formas de democracia más directa, donde el pueblo no tenga que deliberar y gobernar “sólo a través de sus representantes”. Porque, en síntesis, dicen que la política no es el espacio de la tramoya y el pactito y la dádiva y la delegación, sino del encuentro y de la participación –y yo creo en eso.Y, también, porque mantienen su defensa denodada del petróleo, la minería, los trenes y otros recursos argentinos, porque quieren recuperar el lugar de los trabajadores, reindustrializar el país, suspender los pagos de la deuda externa, cambiar el sistema fiscal, controlar los alquileres y otras medidas que pueden recorrer con más detalle en www.pinosolanas.com/act_proyecto_sur.htm.
Los voy a votar aunque, queda dicho, no estoy de acuerdo con algunas de sus ideas: preferiría que fueran más firmes y explícitos en sus propuestas de redistribución de la riqueza, preferiría que insistieran menos en cierto nacionalismo que nunca me gustó. Pero, aun así, pienso votarlos y lo digo aunque ya empiezo a oír, mis queridos, sus rezongos y refunfuños: ya los oigo diciendo qué me importa, que el nabo éste vote lo que se le dé la gana, a mí qué me interesa. Pero ahí está, precisamente, el punto de este artículo: que yo creo que sí. No que sí interese lo que yo vaya a votar: que, como yo suelo opinar en estas columnas sobre la política argentina, debo decir desde dónde lo hago. Y, sobre todo: que lo mismo deberían hacer todos los demás.Creo –me pongo serio, pienso en subirme al banquito, el pudor o el vértigo me frenan– que todos los que tenemos la suerte y la desgracia de poder publicar nuestras opiniones en los medios, tenemos la obligación de decir qué vamos a votar, para que quienes nos leen o nos escuchan sepan desde dónde les hablamos. Creo que los periodistas y articulistas argentinos abusan de esa idea falsa, imposible, de objetividad o de neutralidad, y que esa falacia les sirve para esconderse de vaya a saber qué, y que, en un caso como éste, donde es obvio que van a votar alguna opción, deben decir cuál es. Y creo que ustedes, señoras y señores, deberían exigírselo: escribir a sus columnistas amigos, llamarlos, presionarlos, convencerlos de que, si no dicen qué opción van a votar, perderán toda legitimidad –o la poca que tengan– y ya nadie va a querer escucharlos. ¿Les parece?