viernes, febrero 29, 2008

p 271- 272

"He bostezado, he leído, he hecho el amor. ¡Y eso contaba! Cada uno de mis gestos suscitaba, más allá de sí mismo, en el futuro, una pequeña obstinada espera que maduraba. Esas esperas eran yo mismo; era yo quien me esperaba en las esquinas, en el cruce de los caminos, en la gran sala de la municipalidad del distrito XIV, soy yo quien me espero en un sillón rojo, espero que yo llegue, vestido de negro, de cuello duro, que allí vaya a reventar de calor y a decir: sí, sí, consiento en tomarla por esposa" Sacudió violentamente la cabeza, pero su vida se aferraba a su alrededor. "Lentamente, seguramente, al azar de mi humores, de mis perezas, he segregado mi caparazón. ¡Al presente es ha terminado y estoy emparedado, yo dondequiera! En el centro,. está mi departamento con mi persona dentro, en medio de mis sillones de cuero verde; fuera está la aclle de la Gaité, en un solo sentido porque yo la bajo siempre, la avenida del Maine, y todo París en redondo alrededor de mí, el Norte delante, el Sur detrás, el Panteón a mi derecha, la torre eiffel a mano izquierda, la puerta de Clignancourt frente a mi, y en medio de la calle Vercingetorix, un agujerito satinado de rosa, la habitación de Marcela, mi mujer, y Marcela está dentro, desnuda, y me espera. Y luego, alrededor de París, Francia surcada de caminos de una sola mano, y luego mares teñidos de azul o de negro, el Mediterraneo de azul, el mar del Norte de negro, la Mancha de color café con leche, y luego los países, Alemania, Italia -España está de blanco porque no he ido allí a batirme- y después ciudades redondas a distancias fijas de mi aposento, Tombuctú, Toronto, Kazan, Ninji-Novgord, inmutables como límites. Yo voy, yo me voy, yo me paseo, vagoi, pero por mucho que vague esas no son más que vacaciones de universitario, dondequiera que vaya transporto mi caparazón conmigo, me quedo en casa, en mi aposento, en medio de mis libros, no me aproximo ni un centímetro a Marrakech, o a Tombuctú. Aun si tomara el tren, el vapor, el omnibus, si fuera a pasar mis vacaciones a Marruecos, su llegara súbitamente a Marrakech, estaría siempre en mi aposento, en casa. Y si fuera a pasearme por las plazas, por los zocos, si estrechara el hombro de un árabe para tocar en él Marrakech, ¡bueno!, pues ese árabe estaría en Marrakech y yo no, yo estaría siempre sentado en mi aposento apacible y meditativo como lo he elegido, a tres mil kilómetros del marroquí y de su albornoz. Para siempre. Para siempre el antiguo amante de Marcela y ahora su marido el profesor; para siempre aquel que no aprendió inglés, que no se adhirió al Partido Comunista, que no ha estado en España, para siempre."


Jean Paul Sartre, "Los caminos de la libertad I- La edad de la razón". Losada, Bs As. 1950.

martes, febrero 26, 2008

por los pasillos de la villa se comenta

Testimonios coreanos: "the man is crazy, but is an artist".
se dice que cierta vez, en vistas de producir un largometraje (es loco por el cine) hizo una oferta al mejor director de corea del sur, y a la actriz más bella que, casualmente era su pareja. tras la oferta rechazada, ambos fueron secuestrados y obligados a hacer el filme. luego escaparon por las montañas hacia rusia.
no es una historia digna de ser contada?



sarko con chantilly

Digno de ser parte del mismo cuadro, la misma camiseta: Sarko se luce a lo Diego por los medios, con velocidad en el pique corto, pases magistrales, seducción internacional, verborragia infalible y absoluta.
Sellados por el mismo lacre, sus palabras tienen aplomo y ese plus que los salva: "pueden hablar de todo, aquellos que están más allá."

Morituri te salutant


sábado, febrero 16, 2008

primera aparición de Jorge

¿Por qué era un tipo normal?
Esa mañana, como todas las mañanas, se miró en el espejo y se fijó que tenía ojeras y se acordó que se había acostado después de las dos, cosa que no prefería. Era normal porque siempre sabía que las ojeras venían del coctel de sueño limitado y tres medidas de más de un escocés original. Le gustaba el whisky, y decía que por eso tal vez no era normal, pero qué importaba lo normal a la hora de pasar el rato. Al fin de cuentas, es el único momento del día en que se permiten las perversiones, las mismas que después invaden el resto del día de una persona normal, ya en forma de fantasías, ya conformando una nueva y cruda realidad. Pero si el whisky era una perversión, qué podía decir de otras cosas mucho pero mucho peores. Por lo tanto era algo que entraba en los parámetros de lo normal, así cómo las veinte páginas que necesitaba leer para dormirse. Siempre era el mismo libro que hacía seis meses que no podía terminar, valium de papel.

¿Por qué no usó maquillaje para tapar las ojeras?
Siempre que veía sus ojeras le daban dos terrores, uno el de la vejez, el de saber que el tiempo pasaba y que esas ojeras nunca más se irían, y dos el de la realidad, ya que las ojeras reflejaban una irregularidad que en su normalidad no podía vislumbrar. Hacía ya un buen tiempo, se dirán meses para no decir años, que sus ojeras se habían incorporado a su cara, y eso a pesar de ser algo feo le daban un tinte interesante a su rostro, haciéndolo parecer más atractivo y sobre todo después del último corte de pelo que le dejó "el marco de la cara" mucho mejor. Además existía un inconveniente en todo eso de los maquillajes: ya de pequeño odiaba los maquillajes por considerarlos feminizantes, lo que en la etapa edípica y con el complejo de castración a flor de piel agudizó de tal manera que cada vez que veía una pintura o una crema no sólo salía corriendo sino que además daba portazos. Una vez siendo él todavía un puber su abuela misma le dijo "ya te van a gustar..." lo que interpretó como un indicio de que las personas cambian, pero algunas cuestiones con respecto a ello no cambiaron demasiado.

¿qué hizo después de tomar el desayuno?
Nada del otro mundo. Salió de su casa como cada mañana. Cuando una mañana no lo hacía para ir a trabajar, lo hacía para ir a dar un paseo. Creía que una persona normal tiene ciertas costumbres que se pueden ir alternando pero nunca alterando. Si un día comía carne, era probable que otro día coma zapallitos rellenos, y así. Tenía siete recetas de elaboración o cuatro comidas prácticas favoritas, con alternativas como poner queso a una hamburguesa, o guarnicionar un plato con un huevo frito, o dos. Además contaba con tres números de teléfonos para solicitar pizza a domicilio, algo que una persona normal hace, o debería hacer, una vez por semana. Ahora todo había cambiado desde que el bar de la esquina había cerrado para siempre. El desayuno había dejado de ser algo festivo para transformarse en lo de siempre, una obligación para con su cuerpo. El problema horario complicaba un poco toda la parte digestiva, además, porque si el día era laborable almorzaría después de las 2, pero si era descansable no le daría hambre hasta las 3 y eso postergaría la merienda de las 5 a las 6 y la cena de las 9 a las 10 y media. Para él no era un problema siendo que además podía aprovechar a hacer lo qeu hacen los hombres normalmente, como cenar mirando el partido de fútbol de la tele. El problema, como decíamos, era para su aparato digestivo que, él lo sabía pero no se lo tomaba en serio, lo tenía muy delicado. Y sobre todo después de los últimos meses en que se le había hecho costumbre las tres medidas de más de whisky, y siendo que era un vicio adquirido por el buen sabor escocés. Y todo esto sin cosiderar el vicio del cigarrillo ni las delicadezas de su sistema respiratorio que hacía 3 años que ya se hacían sentir, sobre todo desde que se retiró del fútbol, aquella tarde en que la lluvia había arreciado y luego había salido el sol y habían ido algunas novias de sus amigos a ver el partido, y él hizo un gol de tiro libre y después le tocó atajar y lo hizo tan bien que estuvo como media hora en el arco invicto.

martes, febrero 12, 2008

copla V

Dios inventó las subidas
el hombre las escaleras
quién subiría a tu techo
a pedirte que le quieras


Dios inventó las subidas
el hombre las escaleras
quién subiría a tu techo
a pedirte que le quieras

lunes, febrero 11, 2008

copla IV

Si la tormenta se fuera
alguien me dará una cita
cuando llegará la tarde
para ir a la calesita


Si la tormenta se fuera
alguien me dará una cita
cuando llegará la tarde
para ir a la calesita

copla III

En las señales de humo
hay que leer un mensaje
quién guardará los secretos
entre telitas de encaje


En las señales de humo
hay que leer un mensaje
quién guardará los secretos
entre telitas de encaje

sábado, febrero 09, 2008

L'inferno

El infierno sos vos...

domingo, febrero 03, 2008

sewer rats

Nat Mugavero and fans working on them documentary



Natale wants to go home...

Dieguito jey jey

Hace tiempo que pienso en comenzar a publicar mi colección privada de noticias que tienen que ver con DAM. Uno de los tipos al que más atención le prestan los medios de comunicación, y en todo momento, ya sea en el brillo como en la decadencia. Es un fenómeno que merece análisis, y no sólo el hecho de que cada una de las palabras del hombre sea sistemáticamente publicada, sino también que sea concentradamente leída. Si fuera un escritor, sin duda sería el más leído y no sólo en Argentina, también en Italia, Egipto y en China, y hasta en EEUU le prestan mucha atención.
La declaración de Maradona que hoy queremos dejar registrada en un momentáneo para siempre es:

"Yo no pedí perdón a Inglaterra, y a los putos que hablaron antes que yo hablara, les digo que son muy putos".

fuente: http://www.clarin.com/diario/2008/02/03/um/m-01599677.htm

follet dixit

Ken Follet (Cardiff, 1949-) para il Corriere Della Sera (p 28, domenica 3 febbraio 2008):
"Trent'anni fa non conoscevo i miei limiti. Se avessi letto Proust, avrei tentato di scrivere un romanzo di quel tipo, che catastrofe sarebbe stata. Per fortuna non è acaduto. Adesso ho un'idea molto più chiara di ciò che posso fare come scrittore. Non direi che sono più cauto, piuttosto, meno sconsiderato."

sábado, febrero 02, 2008

elogio del exilio

por J M L J
Tengo una pierna mocha que es una frustación, un fraude, un gen mutado, el sostén del fracaso. Tengo una pierna que es de otro, de un cuerpo ajeno, o quizá solo tenga la pierna, yo soy mi pierna y soy mocho, mi humanidad machucada, dolorosa, insoportable.
Tengo una pierna que es un síntoma, del desamor y el desapego, del lívido impulso de vivir, del deseo rengo.
Mi pierna estorba y acusa, persigue y se arrastra y no me deja en paz. Que más quisiera que olvidarla, perderla en el camino como se pierde el miedo de la primera vez.
Quisiera mi pierna fálica, testaruda, sagaz y pertinente. Nunca abusadora, más siempre dispuesta.
Quisiera caminar en tres patas, pero tengo una mocha y es un intento vano.
Usaría mi pierna de sombrero, de taparabos, de palo de golf. Me cambiaría las piernas de lugar y caminaría hacia otro lado, o para atrás, pero mirando de costado.
No sería jamás antropófago, ni os diría “comed, carne de mi carne”, pues sabría harto mal.
No la obsequiaría ni la donaría a la ciencia bajo el riesgo, la calamidad de que otra alma la posea. Funesto cuerpo que arrastra perversa pierna no puede tener más que destino amargo o heroicamente danzaría en un solo pie.
Esta incertidumbre de pierna es una vergüenza, un enjambre de poco coraje, un resto de no sé que. Es un llanto, algo que se fue.
Me toco la pierna y agradece, el infrarrojo de las pupilas gastadas no detectan la presencia del enemigo, no sospechan nada, se emborrachan ante el primer sudor. Elástica, me da la vuelta al cuello y presiona, cruel, mutilada, castigada del ayer, del paso mal dado, del puntapié inicial.
Es sin duda, la prueba irrefutable, el fiasco primordial, la añoranza de salubridad. Es la parte que contamina al todo, el planeta fuera de órbita, el crimen imperfecto, la mujer equivocada.
Es volver a comenzar siempre y con el mismo dolor.

copla II

siete por tres veinticuatro
ocho por dos treinta y uno
no quiero ir a la escuela
sin tomar el desayuno

siete por tres veinticuatro
ocho por dos treinta y uno
no quiero ir a la escuela
sin tomar el desayuno