miércoles, noviembre 28, 2007

las viejas radiografías

En: Leer y escribir (l969)

"Sobre Radiografía de la Pampa(preguntas y respuestas)"


1. ¿Por qué escribió usted Radiografía de la Pampa?

Tengo que contestarle el por qué con algo del cómo y del cuándo. A indicación de Enrique Espinoza (Samuel Glusberg) a cuya invitación debo haber escrito la obra, estaba yo preparando un estudio sobre Sarmiento, del que La vida literaria, que dirigíamos juntos, publicó el artículo “Sarmiento a los ciento veinte años”. Cumpliríase en febrero de 1931 el aniversario de su natalicio. Releía, pues, el Facundo, con asombro de lo que hallaba en él de viviente y actual, no advertido antes, cuando acaeció la asonada del 6 de septiembre de 1930. Espinoza y yo anduvimos recorriendo las calles del centro, presenciando lo que yo vi como inundación de aguas turbias y agitadas. Tenía recuerdo aún fresco de las fiestas del Centenario, y de súbito tuve la impresión de que me encontraba retrotraído a veinte años atrás, como si ni yo ni lo que nos rodeaba hubiesen cambiado. El tiempo era un sueño. Este schock o trauma, me reveló una clave de interpretación, válida para la relectura del Facundo y para el texto en relieve y para el tacto, sistema Braille, que estaba presenciando. Mi impresión fue la de que recibía una revelación, como dicen los místicos, y que se me mostraba iluminado un pasado cubierto de una mortaja pero no muerto ni sepultado. Le dije a Espinoza:
—Oiga usted: U-ri-buuu-ru; es lo mismo que I-ri-gooo-yen.
—Exacto —me respondió—, escriba lo que está viendo.
Por eso escribí Radiografía de la Pampa.

2. ¿Cree usted, a veinticinco años de la primera edición del libro, que se mantienen en nuestro país las situaciones que usted indicó entonces?

Sin duda, como en 1930 la de l910. Pronto será esto tan palmario, escúcheme bien, que aterrorizará a quienes no vean que asistimos a un proceso histórico normal. Lo mismo ocurrió con el peronismo, que yo califiqué, en más de trescientas páginas, como “fenómeno social genuinamente argentino”, lo cual provocó un escándalo insolente que todavía me aturde. Únicamente los profesores de historia, los pilotos de la “nave del Estado” que se bambolea al garete y los beneficiarios del naufragio no ven lo que ya ve el pobre pueblo acaudillado y cegado. Pero debo especificar que mi libro no se refiere a situaciones, o sea, a circunstancias variables. He tratado de configurar un diagrama con los invariantes históricos que creí hallar en el Facundo y además en las Bases, Ojeada retrospectiva y en los escritos doctrinarios de Moreno y Monteagudo. Las situaciones cambiantes no alteran la estructura esencial que creo haber fijado en el diagrama, susceptible, es claro, de progresivas rectificaciones. De ese diagrama puede deducirse una función, entre máximas y mínimas, como del de una máquina su trabajo natural, tomadas en cuenta también, las perturbaciones mecánicas de un orden previsible. Por ese método el pronóstico es simple consecuencia de conocer el mecanismo, y la palabra profecía es absolutamente impropia e injuriosa.

3. Aparte de Sarmiento, y particularmente el Facundo, ¿qué otras obras han influido en su libro?

Influyeron en mí, más que en mi libro, aparte el Facundo y las obras básicas doctrinarias de la nacionalidad republicana y democrática que ya cité, Groussac, que me auxilió y alentó muchísimo por su valentía honrada y sus sólidos conocimientos de nuestra historia, la oficializada y la inédita. Él me comunicó la confianza moral de que la religión de la verdad, aunque fea y desagradable, es siempre un bien infinitamente mayor que la piadosa mentira. Adquirida la conciencia de un deber moral, sólo hube de aceptar las deducciones lógicas inevitables de tales premisas. La certidumbre de estar en terreno firme, si bien poblado de peligros ocultos y de enemigos presentes, se robusteció con la lectura de la bibliografía de exploradores, viajeros y testigos oculares fidedignos. Para entonces conocía yo hasta sus entresijos, las obras de mi venerado Hudson, que comentábamos muy a menudo con Lugones y Espinoza. Además, tuve dos guías que me enseñaron a considerar la sociedad y la historia desde dos ángulos nuevos, cancelando mi concepto ingenuo, de una concepción estática e iconográfica de ellas: Spengler, de quien aprendí que la historia es la biografía cultural de los pueblos y que no es la crónica militar y diplomática. Concretamente esto: la historia es morfología o anatomía de los hechos, y puede estudiárselos independientemente, por países y épocas; mas también la historia es fisiognómica de los hechos; revelan su sentido profundo, su alma colectiva, ecuménica y étnica. Como un rostro —así lo admiten Toynbee y los gestaltistas—, la historia tiene una faz fotogénica, diré así, que puede fijarse en los libros documentales como lo hacen los papirólogos; pero también tiene una expresión viva, psíquica, que sólo puede interpretarse por intuición, como hacemos con una persona que nos habla. Lavater, descubridor de ese método, el que inspiró a Balzac, me inspiró a mi. La otra guía, la segunda tras Spengler, fue Freud. La lectura de sus obras, particularmente Tótem y tabú, que hice cuidadosamente años antes de 1930, me había dado la certeza de que los mecanismos estudiados por él en la psicología de profundidad, podían proyectarse al plano horizontal de los hechos sociales y míticos, y a sus fenómenos simbólicos. Las claves de su método: interpretación de los sueños, censuras, sublimaciones, inhibiciones, olvidos y errores, transferencias, tabúes y noas, etc., podían aplicarse lícitamente a las grandes civilizaciones como a las culturas ágrafas. Largué por la borda mis respetados maestros de la juventud: Comte, Mill, Tarde, Durkheim, Ward, Gumplowicz, Sighele, pero me quedé con uno, mi maestro de método y de prosa: Jorge Simmel. Sobre todo su Sociología, que utilicé como libro de control. Hasta el más miope, no el ciego, hubiera podido percibir que la configuración sociológica de Radiogralfía de la Pampa débese a Spengler, con su lectura simbólica de los hechos; a Freud, con su examen de las perturbaciones de la psique social, y a Simmel, con su método configuracionista, palmariamente el de temas y variaciones, por ejemplo: sobre el secreto, las sectas, el pobre, los círculos sociales, etcétera. Yo no he inventado nada, como tampoco ellos; todos hemos buscado el sentido del texto escrito por el Creador en caracteres jeroglíficos. Cada una de las, seis partes de Radiografía de la Pampa integra un tema fundamental de psicoanálisis social, que yo intuí veinte años antes de que se aceptase como método científico de interpretación. Hoy son numerosas las obras del tipo de la reciente de Erich Fromm, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. En cuanto a la validez de las concepciones, que algunos calificaron de míticas por motivos sectarios, estoy seguro de que contienen elementos perdurables que quedarán definitivamente incorporados a los estudios de sociología y de antropología culturales. Y ahora pemítame que le haga una exégesis sintética de las seis partes en que mi obra se divide.


Primera parte: Trapalanda. Es el país Ilusorio, el imperio de Jauja, que atrajo al conquistador y al colono con su promesa de oro y especias que podría transportar a su tierra natal, sin pensar, es claro, en que los piratas le abordarán el barco. La desilusión de que en vez de Trapalanda pisaba una tierra agreste, que seria preciso labrar y sembrar, regar con sudor y sangre. El intruso decepcionado concibe una seudotrapalanda que en su frustración no le recuerde la derrota. Quiere lo que no tiene, y lo quiere como lo que quiso tener.

Segunda parte: Soledad. El poblador está solo en un mundo solitario. La madre de sus hijos es de otra sangre. El océano reduce a isla el continente. Tiene que hacer algo para vivir, pero no piensa como Robinsón sino como un gran señor en la pobreza. Lo que va construyendo no es un país, no es un hogar donde vivir y morir, como hicieron los ingleses en Norteamérica. Sigue añorando la patria perdida, que es la metrópoli que enseña a los hijos como la Jerusalén de su destierro. La fundación de sus manos es una factoría.

Tercera parte: Las Fuerzas Primitivas. Las fuerzas terrestres elementales comienzan a trabajar con el agua, la tierra y el viento para derruir sus construcciones precarias de adobe y cuero, que ha levantado como aduares. La tierra trabaja con más dignidad que el hombre y corrige sus yerros.

Cuarta parte: Buenos Aires. En el centro es la llave de bóveda de la obra. Ahora Buenos Aires es España, la Metrópoli. Nuestra enemiga en casa. Absorbe, devora, dilapida, corrompe. Es un foco de infección. El interior, el territorio, la nación y el pueblo, le queda sometido: ella lo esquilma y lo embauca. El país es la colonia a la que tiene que mantener sometida y embrutecida, para evitar que se le venga otra vez encima con los caudillos a caballo.

Quinta parte: Miedo. Un trauma inhibitorio de nuestra vida nacional. Toda la tesis es de Sarmiento, que yo desarrollo. Los tópicos son: La Lucha, La Defensa y La Fuga. El miedo y sus reacciones irracionales. Esta parte de la obra tiene hoy absoluta e inconcusa actualidad.

Sexta parte: Las Seudoestructuras. Lo que hemos construido sin cimientos en la tierra, para sostener un edificio que es un laberinto de equívocos. La búsqueda de base firme, en cuya angustiosa tarea estamos.

Basta leer los tres párrafos finales de Radiografía de la Pampa, este libro amargo y saludable, escrito con lágrimas y pagado con el sacrificio ritual de mi vida. Se los recordaré, con lo cual completo la respuesta segunda de sus preguntas: “Los baluartes de la civilización habían sido invadidos por espectros que se creían aniquilados, y todo un mundo, sometido a los hábitos y normas de la civilización, eran los nuevos aspectos de lo cierto y de lo irremediable. Conforme esa obra y esa vida inmensas van cayendo en el olvido, vuelve a nosotros la realidad profunda. Tenemos que aceptarla con valor, para que deje de perturbarnos, traerla a la conciencia, para que se esfume y podamos vivir unidos en la salud.”
(1958)

[Leer y escribir. México: Joaquín Mortiz, 1969, págs. 131-136. Edición digital de Graciela N. V. Corvalán. Forma parte del estudio introductorio en forma de hipertexto]

ultimas imágenes de la pampa

"y después con la mirada perdida en el encuentro de cielo y mar, ve despacito, parece que sentimos toda la tierra rodar"
vinicius de moraes












No hay nada tan bueno como repetir el chiste...







se trata de encontrar una fórmula, y después simplemente imitarse a sí mismo





martes, noviembre 27, 2007

el tramposo

"vos que sabés de tangos", dice, "conocés ese tango que dice algo como el herrero, barro y pampa...", a lo que respondo "claro, es nada más y nada menos que el tango "sur", del que yo siempre bromeo con que lo escribió un abuelo mío..." "...claro, ese mismo tango," dice mi verdadero abuelo, el materno, "ese tango... y qué significa barro y pampa?" a lo que contesto "seguramente estará hablando de un paisaje de arrabal, como era antes palermo, donde estaba el herrero y ahi nomás empezaba la pampa después de una casa una vereda y un zanjón..."

"te agarré," dice eufórico. "barro y pampa son los caballos del herrero".
"..."
"te agarré!" riendose
"la verdad que sí..."

jueves, noviembre 22, 2007

des pampa nante

I
Para sentarme definitivamente gaucho me voy a ir a comprar unas alpargatas y unas bombachas. Pero quiero que las bombachas sean lindas esta vez, color caqui, con pinzas. Bien de fiesta. Y las alpargatas de yute, para sentirme más cerca de la tierra.
Y me voy a sentar en un patio con mi vestimenta gauchesca y unos matecitos y me voy a sentir definitivamente en casa.

II
Mis primeras bombachas eran verdes, verde oscuro tipo militar. Mi madre me las trajo y me dijo que de otro color no había, y yo las acepté pero con cierto resquemor, porque no me gustaba el color. Las terminé usando día y noche, las quise tanto. Recuerdo que ya éramos adolescentes, y en la pandilla todos llevabamos bombachas. Cuando me dí cuenta de ese dato a mi se me estaban enganchando en la cadena de la bicicleta, cosa que genera, efectivamente, un accidente. No voy a dar detalles de la caída, pero las secuelas pueden notarse en ciertas conjugaciones de los verbos…

III
y la nena ahi, mansita la nena. está peinada que es un amor, y yo la monto y me pierdo. y lo mejor es que se deja llevar, despacito. me gusta ver las caras de envidias de los vecinos, ya les gustaría tener una nena como la mia. y le pongo flores en la cabeza, y ella se emociona, y camina como una lady, moviendo la colita, desfila para mi. pareciera que me pide más, que la monte otra vez, otra vueltita. la nena es caprichosa. le acaricio la pierna, y dice que si con la cabeza. y mira y patea, la nena, el piso. nena nena nenita nena. el amor llega a mi vida, por fin. ella relincha de alegría y se nota que está contenta, y mañana vamos a galopar toda la tarde, hacia donde se pone el sol.

martes, noviembre 20, 2007

pampa mia

I
si bien no es árido, la tierra se pone arenosa en el corazón. el corazón. vos ves el límite de la llanura y es el mismo cielo, y toda la tarde. entonces se supone que para llegar hasta un lugar hay que andar, a pie o con el caballo bayo. el movimiento supone una cantidad limitada de pensamientos, pero puede ser un límite alto. si sos gaucho y no tenés un mp3 a mano, te la bancas, porque sos normal ahi. pero si venis de una ciudad, y no te trajiste el mp3, es un desafío que hay que ver. y mirá que es todo llano, y sin embargo pareciera que venis por una ladera en picada, y vas cayendo, y peor que en una montaña rusa (esta no es nada rusa) porque vas cayendo despacito. pero, como decíamos, tiene límites: la noche, la casa, el calor de una mano amiga.
el campo da acidez de pensarlo; es tan extenso y pampeano. uno lo mezcla con ideas, ya políticas, ya idiotas. de los treinta proyectos que alguna vez se pueden llegar a concebir para una pampa mejor, tal vez uno se pueda llevar a cabo, y mal. la imaginación es una señora traicionera, hace lo que quiere con la realidad, y destruye la cabeza del que la menta.

II
la menta no crece en el campo, pero si en los jardines, y hasta en las huertas. mucha menta hay entre los cardos, se siente por el olor. pero qué pasaría si sembramos una hectárea completa de menta? la podremos exportar después? haremos branca menta o licor de menta? no importa, lo importante es que tenemos que concebir nuevos cereales, que puedan alimentar a más gente y con los cuales podamos hacer más cosas, que sean más versatiles, digamos.
un grupo de científicos pampeanos, junto a los respectivos ingenieros agrónomos ya están trabajando para ello. estimulados por las retenciones a las exportaciones y el poco reflejo que se da en la economía del uso de dichos recursos (la gente sigue muriendose de hambre, y la presidente continúa viajando alrededor del mundo), han creado una nueva semilla que se regenera a la hora de ser utilizada. es una semilla inspirada en investigaciones que la nasa llevó a cabo en rusia, cuando estos investigaron nuevos métodos para cultivar en marte y en japón que, por cierto, es un territorio muy reducido. de esta manera se exportarían una cantidad limitada de semillas que a simple vista no sirven para nada, pero que a la hora de ser manufacturada, es decir, transformada en alimento listo para el consumo, rinde cada semilla cual un quintal. con el mismo método están tratando de regenerar combustibles ya utilizados y o alcanzar uno nuevo para paliar el déficit que ya a la vista nos hace dudar acerca del mundo cuando el petróleo ya no exista.


III
en el campo de... gente conocida, aquí mismo en la pampa, ya hicieron las excavaciones pertinentes. y no hay petroleo, así que no nos vamos a hacer ricos de la noche a la mañana. pero quién quiere ser rico, mientras tenga un caballo. bayo.

domingo, noviembre 18, 2007

y después de la ecografía...

I
a la pampa húmeda habría que hacerle un papanicolau. cosas griegas. un análisis de sangre completo, un desangrado total.
la sangre de la pampa se ve desde el bondi, desde la mismisima ruta que la atraviesa, como un perno. y a pesar del aure acondicionado, sé exactamente el olor que hace ahi, en el medio del trigal.

II
este año es trigo. de aca a seis meses vamos a estar comiendo facturas, con el levante otoñal, con los matecitos al dente, mirando como en el río paraná va flotando sobre una estela un pedazo de rama, una isla movediza, un camalote del tamaño de un avión. yo al trigo le hago el aguante.

I
la política se mete con la tierra: acá los límites. todo recuerda a cuando la provincia de bueno saires, la de córdoba y la de santa fe se peleaban este cacho de tierra. en esa época no había radiografías todavía, ni nada. ni médicos había, claro, más que en buenos aires, esos señores que hablaban y era literatura. si ese qui? él ni hubiese sido tan aburrido, por lo menos, pero non solum era aburrido, también habíase comprado una hinchada...

II
y se peleaban la tierra, y no eran ningunos perejiles. en esa misma época la laguna del melincué todavía no estaba planificada. lo sé, por mi sangre que lo sé. la atravesaron a pie, como si fuera el mismo desierto del sinaí, el mismisimo monte del sahara. y lo atravesaron despacio, porque no era un mar rojo al que se le habían abierto las gambas, las aguas. y se vinieron hasta los campos verdes, los campos del venado.


III
es trigo. vos sabés lo que es el trigo? verde, después amarillo. un mar dorado. si no sabés lo que es no sabés entonces. un mar, el llano de la llanura más extensa de la imaginación en español, dorado. entonces, cuando el dorado ya no puede más, vienen las máquinas, dicen hola dicen permiso, dicen ahi vamos y levantan todo, espiga por espiga, nota a nota, no dejan nada. para el pan. y el ritual se hace en lo mejor del verano, y en lo mejor de la tarde, cuando todos hacen la siesta para prolongar lo que se parece a la eternidad, entonces van las máquinas y comienzan a andar y no paran. y paran a las cinco y media o seis masomenos. entonces, en el medio de un campo mitad entrigado mitad vacío, se paran todos en ronda, los gauchos de la cosecha, que suelen ser chicos que vienen de la ciudad solamente para este acontecimiento de la siega y el fin del verano. se reunen todos, y aparece una camionetita, y se baja una señora, y saca dos bidones asi de grandes y unas tazas y reparte mate cocido para todos, y después un felipe de pan para cada uno, o dos para quien asi lo quiera, y quien lo quiera le puede poner el dulce de leche que también hay, pero mejor, lo que hacen todos, es mojar el pan en el mate cocido, y así uno descubre el auténtico sabor del campo argentino. y rápido a saltar arriba de las máquinas y a seguir porque hay que acabar antes que termine el día.

CUA
Cuando ya no me inviten más a asados, cuando dejen de fabricar la soda en sifones para ponerle al vino, voy a llorar.

miércoles, noviembre 14, 2007

au bord du la mer