martes, julio 31, 2007

obituarios, con las babas del diablo




te acordás de cuando me transformé en una página de necrológicas?


lunes, julio 30, 2007

obituarios, peón cuatro rey


Cuando la muerte gana la partida...



sábado, julio 28, 2007

de ida y vuelta

martes, julio 24, 2007

Un cuento de Fontanarrosa en la cola de los homenajes

sin melancolía

Después de la nota de Daniel Link sobre el zapping (post in memoriam, en este blog), en homenaje a Fontanarrosa, pero sobre todo a su literatura, tengo el gusto de linkear el texto de Beatriz Vignoli que nos habla además del dibujante.

el compromiso político es contar la historia

"Volvió la luz, anda el wincofón"




nos perdimos la nieve pampeana y ya me la van contando...

yo te cuento la anécdota del día que por dos veces subí 6 pisos por las escaleras, pero a la noche éramos de los que ya nos había vuelto la corriente

viernes, julio 20, 2007

Decidida a todo

Un "ejercicio" de S. G. Gracias por compartir...


TEORÍA DEL COLOR

Decidida a todo se enfrentó con el mundo. Nada ni nadie la detendrían esta vez. Quizás la locura, quizás el delirio, quizás la nada. Ella misma se miró en el espejo de su niñez y pudo encontrar las primeras arrugas de una juventud anochecida. Ahora estaba lista. Lista para sentir el punzante dolor de la verdad. Correría a hamacarse sobre las dudas que la persiguieron durante tantos años como tuvo conciencia.
La búsqueda de su identidad, el conocimiento de su origen, era un tema muerto y oscuro en su vida. Y hoy por fin rompía la corteza para mirarse por vez primera en sus propios ojos azules.
Como los que debía tener la madre que la parió, no la que la crió. Por fin se enfrentaría con ese ser al que imaginó durante toda la vida, definido en un único tono: el azul. El color que existía en sus ojos y en sus sueños. El matiz que implicaba que alguna vez la parieron, y no que devino como errante fruto del mar. Al menos ahora tenía el valor para conocer porqué carajo la que la parió, la abandonó así, tan pequeña en esa cesta delante de la puerta grande del hospital.

El encuentro era en un bar. Al mediodía. No quiso insistir en cambiar el horario por miedo a desarticular aquel equidistante punto de causalidades entretejidas a su favor.
Bajó del taxi con excitación. Parada en la calle, escudriñó toda la esquina intentando mirar desde afuera la situación como si fuera otra persona. Fue observando las mesas una por una. En la más próxima a la puerta, un hombre solitario leía el diario. Al lado, una joven estudiante le hablaba a su enamorado al oído y se reía. Por allá, una mesa con hombres de cuarenta que miraban el culo de la mesera. Pronto se indignó y pronto se olvidó de su indignación. Allí atrás nomás, en una mesa cercana a los sanitarios, había una mujer con un sombrero, que miraba a través de los cristales la ochava contraria. Definió el perfil de la mujer, debajo de una prenda de lana que le ocultaba a duras penas una cabellera teñida de castaño.
Entró al bar sin respirar y caminó pesadamente hasta la mesa del bar cercana a los baños. Corrió la silla y se sentó. Sin embargo, un antiguo temor, un dolor primordial, le impidió levantar la vista. Así que dejó sus ojos clavados en los rayos de pinotea marrón que proyectaba el piso. No podía levantarlos y después de un rato los depositó en los anillos de la extraña. Se mantuvo así quizás una eternidad. No podía moverse, ni extender la mano para tocar la piel tantas veces anhelada. Ensimismada, y pese a sus antiguos miedos, sentía que todo el resplandor del local se traducía en azul. Incapaz de pronunciar un solo gesto, se mantuvo rígida, distante, petrificada. Así se sucedieron segundos, horas, tiempos y espacios.

Cuando la luz de la ventana comenzó a declinar, la moza trajo otros dos cortados. Ambas se los tomaron cautelosamente, sin moverse.
Azul era todo lo que cubría aquel lugar. Un lugar extrañamente familiar. Sus ojos estaban acunados ahora en la espuma y, circularmente, danzaba la cuchara buscando desvanecer el azúcar y el café del fondo de la taza. La extraña se abstuvo de moverse. Sólo sorbió su café, con ritmo lento. El lugar seguía todo azul.
No supo cuánto tiempo estuvo inmóvil, sentada en la silla de aquel bar. Pero cuando quiso mirar por la ventana el edificio de enfrente, se dio cuenta de que había anochecido. Sin embargo, el azul seguía allí flotando, como una especie de caramelo gaseoso que le ofrecía un dulce y marino acunamiento.
El brusco movimiento de la mujer la incorporó. Fue ahí mismo que el imperio índigo tambaleó. Instintivamente, se atrevió a mirar.
Subieron sus ojos por las manos arrugadas, por la blusa blanca y desalineada; por el chal que protegía un cuello lánguido y endeble.
En instantes, la teoría se desmoronó. Allí mismo, el mar más muerto que pudo encontrar la devolvió a la realidad: los ojos de la mujer no eran azules, ni vivos, ni cálidos, ni ojos, ni miraban. Ni lloraban como ella imaginó, ni contemplaban con ganas como tantas veces fantaseó. Ni chisporroteaban anhelo, ni magia, ni azul. Ahí nomás la nada. Una absoluta desconocida de la que alguna vez fue un pedazo de carne, una extensión celular, una pequeña palpitación en el vientre.
El azul no existía; la cercanía se definió imposible. El vacío. Ausencia de color definitiva. La mujer no habló, tan sólo le devolvió la gentileza de sostenerle la mirada.
Recordó el azul de sus propios ojos reflejados esa mañana en el espejo de su infancia. Recordó también, avenidas y tonalidades por las que caminó durante tantos años, rodeada de naranjas y rojos, bermellones, amarillos, ocres, negros, verdes, arrancados de los ausentes azules. Y lloró porque los azules tampoco estaban hoy en ese bar. Ni estarían nunca.

los debidos respetos

In memoriam R. F.

1945-2007


clarín frito (en tres entradas)

I













Marca de estilo?: "el de Ciudad Evita". Siempre se intenta evitar el gentilicio (que por otra parte queda horrible el gentilicio solo, como si una persona careciera de nombre) cuando este puede traer complicaciones. (Cómo sería? ciudadevitense?, evitino?, eviteño acaso?).


Personalmente optaría por escribir otra noticia más interesante...


II




Predecible: juro que ayer mismo pensé "cuando ya no tengan noticias que escribir van a salir con cualquiera, como por ejemplo que en Barcelona están estas bicis", mientras veía cómo tres pendejos forros maltrataban las bicis públicas en un parque, haciéndose los bicivoladores...


III






Está bien la sobriedad, los debidos respetos...


Pero podemos esperar más (siempre se puede esperar más... y no voy a dar ejemplos de las cosas que imagino... ) Y sé que vamos a tener más...





Update III, o refrito:


Y tuvimos más...





y así sucesivamente...

festividad

martes, julio 17, 2007

introducing quique

domingo, julio 15, 2007

Ulises y el mono 100

Qué más dá.
Decirlo me hace recordar el día de la gran pedrada. Y no me refiero a la que cayó hace un año, que rompió los vidrios de toda una ciudad y que impuso la moda tuning granizo en los autos. La gran pedrada fue hace mucho, en el pueblo. Esa noche la gente fue a ver el show de esa señora (esa música que le gusta al mono) que no puedo nombrar por las dudas... nunca se sabe. después de lo que pasó esa noche es mejor no nombrarla, pero si quieren saber más, tiene un segundo apellido pariente del limón. entonces esa noche fue a cantar al pueblo y todo el mundo fue a verla, porque claro, iba de moda. y cuando sale del show, la gente encuentra que había caído tanta piedra que sus autos ya no eran los mismos que habían dejado antes de entrar. desde entonces esa mujer no volvió a cantar al pueblo, y la gente desterró sus grabaciones, siempre por las dudas...


Digo, qué más dá...
siempre volviendo, siempre parando a comer, siempre mirando el atardecer en el campo. eso es lo que tenemos, con mi mono. a la noche estoy en casa.

viernes, julio 13, 2007

ollas

Ulises y el mono (espectacular)




Ulises y el mono 77 (de reviente)

No por mi profesión, no por mi ocupación, no. Por el modo en que me gano la vida, el sudor de la frente, la guita. La gente se confunde, me dicen que viajar me cambia el léxico, el vocabulario. Y como para no, si para hablar con uno del norte y otro del sur, claro, hay que usar diferentes palabras. y eso me pasa a mi, pero hay una parte que no puedo dominar, se me van solas las palabras y digo al norte como digo al sur. eso me pasa por ser tan amplio, por tener tantas palabras.
la cosa es que me dicen que a veces hablo como camionero, y que a veces no. me pregunto como qué hablaré cuando no hablo como camionero. acaso como camarero? no, pobre mono, se ofendería. lo que pasa es que claro, yo tengo estudios. yo estudié cartografía, para poder ser camionero. esto no es fortuito (ves, puedo usar palabras como "fortuito"). además hice dos años de veterinaria para tener un mono mejor cuidado. pero eso como oyente, no rendí ninguna materia ni nada. en fin...
el caso es que mirta me exige que hable como camionero: por las noches, en el cuarto, se me pone de espaldas y me dice "decime negro ahora decime" y ahi es cuando ella necesita que sea más camionero que nunca. pero después me pasa que penny lane me exige que sea correcto, una condición sine qua non de la amistad (ves, puedo decir sine qua non, y sin saber tanto árabe).
ya de chiquitos penny lane era así. confierso que muchas palabras me las enseñó ella, pero que no quepa la menor duda de que yo le debo haber enseñado algo también, sino sería injusto. el intercambio siempre debe ser mutuo, sino no puede haber intercambio.

bueno, como decía, eso. yo hablo y pierdo el control de la palabra. si me pasará más de una vez que hablo como camionero con penny lane, y como un tipo bien con mirta. mirta no dice nada, penny tampoco. en realidad el que se da cuenta de todo es el mono. hace un gesto siempre que cambio el léxico: se peina.


Penny Lane le enseñó una vez a peinarse con la raya al costado. yo no dije nada porque se lo veía entusiasmado. pero le queda mal, mal mal.

el mirador de rebanhos de Alberto Caeiro

la traducción de un servidor en un archivo de este blog


Eu nunca guardei rebanhos,
Mas é como se os guardasse.
Minha alma é como um pastor,
Conhece o vento e o sol
E anda pela mão das Estações
A seguir e a olhar.
Toda a paz da Natureza sem gente
Vem sentar-se a meu lado.
Mas eu fico triste como um pôr de sol
Para a nossa imaginação,
Quando esfria no fundo da planície
E se sente a noite entrada
Como uma borboleta pela janela.

Mas a minha tristeza é sossego
Porque é natural e justa
E é o que deve estar na alma
Quando já pensa que existe
E as mãos colhem flores sem ela dar por isso.

Como um ruído de chocalhos
Para além da curva da estrada,
Os meus pensamentos são contentes.
Só tenho pena de saber que eles são contentes,
Porque, se o não soubesse,
Em vez de serem contentes e tristes,
Seriam alegres e contentes.

Pensar incomoda como andar à chuva
Quando o vento cresce e parece que chove mais.

Não tenho ambições nem desejos
Ser poeta não é uma ambição minha
É a minha maneira de estar sozinho.

E se desejo às vezes
Por imaginar, ser cordeirinho
(Ou ser o rebanho todo
Para andar espalhado por toda a encosta
A ser muita cousa feliz ao mesmo tempo),

É só porque sinto o que escrevo ao pôr do sol,
Ou quando uma nuvem passa a mão por cima da luz
E corre um silêncio pela erva fora.

Quando me sento a escrever versos
Ou, passeando pelos caminhos ou pelos atalhos,
Escrevo versos num papel que está no meu pensamento,
Sinto um cajado nas mãos
E vejo um recorte de mim
No cimo dum outeiro,
Olhando para o meu rebanho e vendo as minhas idéias,
Ou olhando para as minhas idéias e vendo o meu rebanho,
E sorrindo vagamente como quem não compreende o que se diz
E quer fingir que compreende.

Saúdo todos os que me lerem,
Tirando-lhes o chapéu largo
Quando me vêem à minha porta
Mal a diligência levanta no cimo do outeiro.
Saúdo-os e desejo-lhes sol,
E chuva, quando a chuva é precisa,
E que as suas casas tenham
Ao pé duma janela aberta
Uma cadeira predileta
Onde se sentem, lendo os meus versos.
E ao lerem os meus versos pensem
Que sou qualquer cousa natural —
Por exemplo, a árvore antiga
À sombra da qual quando crianças
Se sentavam com um baque, cansados de brincar,
E limpavam o suor da testa quente
Com a manga do bibe riscado.

jueves, julio 12, 2007

ulises y el mono... tremendo

de vallejo a giribaldi

me moriré en parís ¿quién se la sabe?
la cantan los mariachis a menudo...
la sabe la nobleza sin escudo
pero que comparte ginebra llave.

en parís o en el mar en una nave
vendiendo por los puertos un felpudo
o algún juego de mesa como el ludo
el dominó, el ajedrez o el escrabe.

me moriré en parís y paris hilton
seguirá meta fiesta y meta paja
sin sopesar el precio por escote.

el paraíso que una vez perdió milton
tendrá un tobogán, un subibaja,
un trotzky, un john lennon y un quijote

miércoles, julio 11, 2007

Ulises y el mono 28


Ese es el problema con el mono. Un problema que no es un problema; problema es una palabra que suena demasiado fuerte, es mucho decir. Dicen que la palabra problema tiene colores fuertes, o llamativos, como las palabras que tienen un halo de negatividad. Pero yo no creo que la aromaterapia así que no veo el por qué de no decir problema. Es como poema pero con un par de letras más.
El problema es el siguiente, y lo cuento mientras el mono se peina los cuernos y baila al mismo tiempo “si è spento il sole”: mi mujer no sabe de penny lane más de lo que siempre supo. Lógico. El que sabe todo es el mono. Y el mono que me retiene aquí o me incita a ir allá según capricho, según se despierte aquel día. Yo le hago mucho caso a mi mono porque siempre me dio muestras de ser un tipo medianamente inteligente, y moderado. Pero algunas mañanas, cuando en la ruta venimos con el camión ya vacío, volviendo a casa, él me mira con esos ojos de dolor y entonces tomamos un desvío y viajamos un día más. Y esa noche siempre la pasamos en lo de penny lane.


Esa vieja bruja, penny. Siempre tiene algo increíble para contar. En su living es en el único lugar en el mundo en que el mono se sienta y se queda prestando atención a todas las palabras que se puedan decir, como falseando, como drogado. Ese mono es un espécimen raro. Es que el mono entra en casa de penny como si fuera a una sesión de tarotismo, quiromancia o adivinación del futuro. Aunque estar en casa de penny no tiene que ver con el futuro, sino con el pasado. Las historias de penny lane son de lo más impresionantes que el mono pudo escuchar en su vida. A mi no me impresionan porque en muchas de esas historias también estoy yo, y he visto muchas películas que me impresionaron más. Pero cómo las cuenta, penny, no tiene imitación. Siempre lo primero que hace, eso me dí cuenta, es bajar las luces, y sentarnos a todos alrededor de una mesa redonda. A mi me pone un café con leche y al mono un chocolate y un wisky. Ella toma mates. Es que las historias que cuenta son largas, siempre, porque ella tiene esa forma de contarlas, que las hace largas largas, como un partido de fútbol de enanos.
Penny lane. Le pusimos así un día, era a la tarde, que llovía y entonces no podíamos salir a jugar a la vereda. Penélope que siempre tuvo tres años más que yo, tenía un tocadiscos y lo trajo esa tarde. Yo ya me había apropiado de todos los discos de los beatles que circulaban en la familia, y escuchabamos todas las canciones de éxito, siempre, cada tarde. Pero esa tarde ella me explicó que había que prestar especial atención a las otras canciones, a las menos exitosas. ¿Cómo se puede saber cuales canciones de los beatles son menos exitosas? Todas las canciones son hermosas. El mono, mucho más tarde lo supo y lo confirmó. Pero en esa época eramos tan chicos, y los beatles cantaban para nosotros. A veces jugábamos a ser los beatles. A mi siempre me daba igual entre ser paul o john. Podía ser george o ringo tranquilamente, pero como era facherito me ponían siempre de paul o john alternativamente. Y porque tenía una guitarra que también había heredado de un bisabuelo que tocaba chamamé en una orquesta. Pero esa tarde no estabamos jugando a ser los beatles, nos superamos inmediatamente, quisimos jugar a ser personajes de las canciones de los beatles, y a Penélope le toco ser penny lane, para siempre. Nunca más recuperó su nombre, porque desde ese momento en que la bauticé (con mi super banana bautizadora que ya en esa época ostentaba, como algo que ya me llevaría hacia el camino de la monada…) ella se fue tan contenta que en su casa ya la empezaron a llamar así y en la escuela también. Y así siempre se hizo llamar penny lane, hasta que a los 19 años fue al registro civil y se lo cambió oficialmente y para siempre.
Recuerdo que esa misma tarde penny me bautizo rocky racoon. Pero no prosperó. También quisieron llamarme piggies, y yo me quejé de que estaban viendo solamente en el álbum blanco, y entonces propuse sun king, que está en abbey road, pero penny ya se había cansado de jugar y quiso pasar directamente al ajedrez. Y después de eso no pasó mucho tiempo para que penny llegara a la adolescencia y se separara de mi, y todo lo que vino después.


Penny cuenta historias que parecen mágicas, pero sé que de mágicas no tienen nada, son todas mentiras. Penny es una artista de saber contar. El mundo está lleno de imbéciles que dirán que penny gasta pólvora en chimangos contándole con todas luces sus historias a un mono. Pero lo que disfruta ese mono no tiene punto de comparación, y nosotros disfrutamos viéndolo a él, cuando cierra sus ojitos como soñando, como recreando una escena y su escenario, con todos esos pelos que le salen del cachete y de las orejas, y esa camisa roja que le compré una vez en un supermercado chino. Y la historia siempre empieza igual, siempre penny que estaba en su casa haciendo esto o aquello y que ella resume en “esa tarde estaba en mi casa cociendo, o cocinando”, y el mono ya sabe que viene lo otro, el elemento mágico: “cuando escuché un ruido que venía de la puerta del sótano”, o “cuando ví aparecer en la ventana una mariposa violeta.”
Ese mono… hay que verlo cuando se concentra, entra en éxtasis. Y se va tomando despacito su wisky on the rocks. Porque este es un mono que le gustan las cosas americanas, pero el wisky escocés, johnny Walter. Cada noche.


Creo que una de las mejores historias que escuchamos fue la que nos contó el verano pasado, o hace dos veranos. El tiempo se me confunde, que locura, eso me pasa por andar por la ruta todo el tiempo, y con mono. Impresionante. No… si que.
Esa noche veníamos del norte, creo que de llevar papas, u ovejas. O las dos cosas juntas, porque varias veces se me dio de llevar dos pájaros de un tiro. Volvíamos vacios, y el mono andaba medio cansado y me mira, así como poniendo cara de “no te voy a poder cebar cuatro mates porque me duermo”, entonces, en el silencio de la ruta, me confundí de seña y entendí que el mono quería pasar por lo de penny lane, a escuchar sus historias. Yo pensé nomás, pero en realidad me confundí con mi propio deseo, porque ese día había leído el horóscopo del diario y tenía que hacerle una consulta a penny sobre unos negocios que no me voy a poner a detallar ahora.
Desvié por el camino pero el mono no se dio cuenta porque estaba ya dormido. Cuando llegamos lo despierto y el mono mira y pone cara de “fiera, qué hacemos acá?”, y yo le digo, “pero si vos me pediste que vengamos”, y el me dice “sueño, no penny”, y a continuación una palabrota que se inventó él que yo traduciría como boludo pero no queda bien ponerla acá. Pero ese mono, para decir palabrotas es especial, cosa que otros monos no hacen porque no saben lo que significan las palabrotas, o cuándo usarlas.
En fin, el mono se despertó y ya se despabiló. Igual, como le gusta ir de penny no iba a decir que no. Asi que ahí nomás se entusiasmó y a los abrazos con penny a la llegada y todo.
Después de cenar, café con leche en la mesa, wisky con chocolate y ella a los mates. Bajó las luces y empezó sin que le pidiéramos que nos contara algo ni nada…
“Te conté”, dice dirigiéndose a mi, pero para empezar la historia para el mono que ya emparejaba los ojitos de concentración, “te conté del día que fuimos en carpa a la orilla del rio la cañasca? Era una tarde que yo estaba en casa cocinando y resulta que cae una amiga mía que se llama claudia que vive en chivilcoy desde hace como veinte años, pero somos re amigas, y bueno cae y me dice: “penny te venimos a buscar para ir a un retiro espiritual.” Yo la miro y le digo: “lo lamento mucho pero yo ya dejé esas cosas, como lo sabés, y además estoy cocinando”. Ella insistió, “pero dale penny, que nos vamos a divertir mucho, que pin que pan” y eso. Y entonces me dijo que iba a ir el rubio, y a mi se me frunció, claro, el entrecejo, y cuando dijo la cañasca no pude seguir cocinando, porque es verdad. La cañasca es un rio que pasa muy cerca de loreto, pero está muy escondido porque pasa por entremedio de los campos y nunca se ve desde la ruta, o sea que la gente no sabe que hay un río, sólo los que saben mucho saben que hay un rio ahí. Y yo sabía pero nunca había ido, y la verdad es que hacía tiempo que deseaba ir porque ya me habían contado cada historia, mirá… que se te pone la piel de gallina. Te acordás de la historia de la cantinera y la pechuga de pollo ahumada? Bueno, ahí había sido, y la de la aparecida de la luna tatuada en hombro también. Me dice la claudia: “penny dale, son dos noches nomás, es en el casco del campo de don quique, el tenor de la iglesia de la merced”. Dije que sí y me reservé con reservas para el fin de semana, porque si bien quería ir, no me enloquecía la idea de ir, porque ese fin de semana claro, era el cumpleaños de roberta y lo quería festejar pero bueno. La cosa es que fui. Los días antes de ir, me acuerdo que había algo como que me desvelaba, como que no me dejaba dormir. Encima la luna estaba por llenarse y eso me puso más nerviosa, porque todas las cosas que cuentan sobre ese río son con la luna llena iluminando el terror de cada historia. Cuentan cada cosa, apariciones, palabras dichas por el viento, mensajes cifrados escritos en las nubes. El río la cañasca es un misterio digno de investigar, si no fuera por el miedo que tienen los dueños de los campos a perder esos terrenos que son los más fértiles del continente y por qué no del mundo. Así que con susto y todo fuimos al casco de don quique, el tenor de la iglesia de la merced, que nos recibió con un aleluya a toda voz. Creo que para empezar el retiro tuvimos que escuchar un concierto entero de quique, que le encanta llamar la atención. Recuerdo que hizo una versión de o sole mio que duró aproximadamente veinte minutos, y no sabíamos que era que se le había rayado el disco o qué pero sostenía las notas como para que quede en la eternidad o para matarnos, verdaderamente. De todas maneras es un gran cantante, y no necesita hacerse propaganda porque ya es famoso en todos lados, y todos lo conocen. Y a él le encanta regalar a la gente cantándole por las calles, con su teatro parsimonioso, entre diabólico y payasesco, porque no se decide si a inspirar terror o gracia.
Cuando terminó el concierto llegaron los curas a dar las bendiciones inaugurales del retiro y se impuso el silencio de los retiros rezando unos cuantos aves marías y para mis adentros pensando “qué raro todo coso, que estaré yo haciendo qué aquí”. La respuesta siempre fue la misma: vine a ver el famoso rio la cañasca.
La cosa es que pasaron como tres horas y de cañasca ni cañasca, todo era dios, los santos evangelios y los santos mandamientos de moisés en el monte de los olivos. Yo de olivos estaba hasta las aceitunas. Pero llegó el momento como todo, porque todo llega a su momento…


“Pero penny, cómo es que nunca nos contaste esta historia”, le dije. “Es que el tipo que me la contó, este que te digo, me pareció un mentiroso tan grande, y tenía la cara llena de barba, como todos los mentirosos, que no le creí y lo dejé ahí. Hasta que pasó esto, ayer, y sale todo, y ahora no sé qué pensar. Viste. Creer, o reventar.”
Pero cómo iba a creer. Era verdad que la historia tenía todo el aspecto de una mentira, “mentira grande como un palacete central”, dijo el mono, mientras sonreía satisfecho porque a pesar de eso, le había encantado la historia. Al mono, al mono le gustaban las mentiras. Les gustaba distinguirlas, descubrirlas. Es un mono con un instinto. Mucho, muchísimo. Lo había educado escuchando las historias de penny lane y siempre decía al terminar, “mentira” o “verdad”.
Esta historia parecía mentira, mentira de pies a cabeza, mentira por todos lados. Fantasía del más allá. Sin embargo algo había pasado, y era innegable que la mentira tan grande se teñía de duda. Ya no podíamos estar tan seguros de la mentira.
“Vamos penny, qué pasó entonces? Tan segura estas de lo que te pasó ayer? Seguro que no soñabas? Segura?”.
“Segura”, dijo.








“Entonces vino el cura, un párroco de un pueblito de no sé dónde, en bosque en tucumán o santiago del estero, bosque chaqueño. Me llamó la atención porque era de apellido palavicini, y yo le pregunté si era algo del chaqueño palavecino. El cura me miró y poniendo cara de indignación dijo: “sólo vecino”, lo que me causó mucha risa. Pero después de eso el tipo era un cretino. Yo esperaba que sea más divertido, y la risa que me causó el chiste ayudó a que lo esperara. Pero no, era bastante misterioso, como inmerso en un mundo propio. Entonces empezó a hablar este tipo y dice: “como todos sabemos estamos aquí, en este retiro del espíritu, para ensalzar a dios a través de los misterios de la naturaleza. Muchas cosas son verdades y muchas no. De las verdades de cristo nos ocupamos cada día en la eucaristía que significa buena carestía, comunión, que significa estar juntos. Y estamos juntos, hermanos, aquí, para desmitificar, demostrar, dejar a la luz la mentira, que significa decir la verdad. Mucha gente de esta comunidad está preocupada, y más últimamente, con el misterio que circula con el río la cañasca, y esto alarma a la población. Aquí está nuestro hermano freddy, que viene de mercury, de estados unidos de america. Nuestro hermano es sacerdote exorcista, y él nos va a acompañar en este retiro para echar luces a lo que podamos experimentar. Ustedes que están aquí han sido elegidos por el señor para ser testigos de lo que vamos a ver.”
Dicho esto yo empecé a pensar que esto no era un retiro espiritual. Inmediatamente le dije a la claudia: esto no es un retiro espiritual. Ella respondió: “ah no te dije, no, no es un retiro espiritual, bah, no es un retiro como los de siempre. Es para desmitificar el rio la cañasca, nosotros somos los testigos de la bondad de nuestro señor”.
Uy dios, dije, dónde me he metido. En seguida me di cuenta que no sólo iba a conocer la cañasca sino que a la vez iba a poder ver mucho más de lo que hubiese querido saber al respecto.”



-Pero cómo no me lo habías contado.
-Ya te dije, porque lo que pasó ayer me refrescó toda la historia y entonces empecé a pensar que puede ser verdad, y entonces cuando me pasa eso es cuando te lo cuento, o sea ahora, hoy.
-Y si nunca me lo hubieses contado, yo nunca te podría contar lo que me pasó antesdeayer, que ya me estaba por olvidar.
-Viste que no soy la única que se olvida de las cosas.
-Si, pero viste, yo tengo mono que me hace acordar, así que tarde o temprano te iba a tener que contar.



Ahí salimos con todo el grupo a hacer la primera excursión. La verdad es esa, fue una cosa que yo pensé que iba a ser más impresionante. Pero fue una verdadera experiencia para el olvido. Y pasó hace tanto…
Salimos y éramos un montón que parecíamos desesperados por conocer la cañasca, el río del misterio. Eran las cinco de la tarde, y ya habíamos rezado tres rosarios mientras nos engañaban con eso de que era un retiro. Después me enteré que habíamos rezado tanto porque el cura yanqui, el freddy ese, no llegaba. Se había quedado encerrado en un baño en el convento donde estaba parando.
Bueno, la primera impresión es la que cuenta. El viejo quique el dueño del campo dijo, vayan para allá que ya lo van a encontrar. Así que salimos todos caminando. Uno sugirió ir rezando por el camino, así se hacía más corta la travesía. Yo me escondí entre las últimas para no tener que andar disimulando que no tenía ganas de andar haciendo mímica con la boca.
Igual, fueron cinco minutos. Cinco minutos para llegar y ver ese chasco. El chiste más grande que jamás una persona podría imaginar. El río la cañasca. Un rosario es más ancho que el río la cañasca. Cómo te explico: te acordás del arroyito ese de las sierras de córdoba, que pasábamos saltando o vadeando por el otro camino? Bueno, ese arroyito era más lindo y pintoresco que este “río”. Claro que además de porque estaba rodeado de sauces. Este la cañasca no sólo es ancho ocho pasos, tiene ocho árboles, ocho curvas, y desemboca en la laguna del levante, que se llama así porque da cerca del patio del último piringundín del pueblo.


Esto no es casual. Éramos ocho los asistentes al retiro. Tenía un sentido. Algo estaba bien, pero yo no lo pensé, no te digo, hasta ayer. La primera recorrida, te diré, fue de reconocimiento. El cura freddy hablaba en una lengua que no era inglés, decía mucho mburucuyá. Sonaba a africano y tenía sentido porque freddy era descendiente de africanos, saltaba a la vista. Pero no era africano, por lo que pude averiguar, es una lengua que sólo saben hablar las ánimas en pena. Y freddy, por supuesto que cuando se recibió de exorcista debe haber hecho un curso de esa lengua, con profesores muertos en pena, seguramente.
Aunque parezca gracioso no lo es. El tipo iba diciendo cosas que nadie podía entender, y todo olía muy sospechoso. Y cada cientocincuenta metros másomenos, se frenaba y dibujaba con el pie una cruz. Una cruz gigante en el piso, en la tierra. La cruz era coronada con dos piedras grandes puestas a propósito. Cuando puso la última piedra me dí cuenta que cada vez que ponía una piedra decía palabras más claras como “inborniti”. Parecía latín. Me pregunto si se habrá aprendido bien la gramática de esa lengua desconocida para los vivos. Y en tal caso, conjugará bien los verbos? A lo mejor los muertos estos se le ríen por el acento.
Terminó la recorrida de reconocimiento y el cura palavicini dice: “y ahora nos vamos a ir a dormir todos en silencio.” Y yo dije: “a dormir, qué raro, si son las seis de la tarde recién”. Pero nadie me apoyó, todos bajaron la cabeza en silencio y se fueron sin prestarme atención. Accedí a dormir porque no tenía otra cosa que hacer. La verdad es que no sé bien por qué pero me dormí enseguida. No sabía si había sido que el río me había dado sueño, la recorrida... o simplemente el aire del campo. La cosa es que todos dormimos inmediatamente. Y eso que era verano, oscurecía a las nueve. Y dormimos hasta las diez. Cuando despertamos los curas nos estaban esperando con una cena maravillosa. Parecían más buenos en ese momento. Después, mientras cenábamos, nos enteramos que los curas estos también habían dormido y que todo lo había preparado la criada de don quique, el tenor de la iglesia de la merced. Un detalle: me daba risa que don quique manejara un mercedes para ir solamente a la iglesia de la merced. Y la risa que me dio ver a la criada en el mercedes, practicando dicen para la carrera del domingo, porque era copiloto de un corredor de rally con el que también salía.
Durante la cena la gente reía y se acompañaba de buen vino. Las risas y la alegría realmente contrastaba con las mismas caras y gestos tan extremos de media hora más tarde, cuando tuvimos que salir a hacer lo que fuimos a hacer: la guardia nocturna de la cañasca.
Nos dividieron en cuatro parejas. A mi me tocó con el viejo andrés, un compañero de escuela al que apodamos “el viejo” en otras épocas solamente porque era remitente por segunda vez y era por lo tanto el mayor de la clase. Entonces nos dijeron: id cada pareja y sentaos cada uno en una piedra, mirando al centro de la cruz, y esperad a que nosotros vayamos, porque iremos uno por uno.
A nosotros nos tocó montar la guardia en el tercer punto digamos, si dividimos el río en cuatro. Nunca nos enteraríamos en realidad lo que pasó en los otros lugares, pero en realidad ahora estoy segura que no pasó absolutamente nada.



Pero una pavada. Me quedé hablando con el viejo andrés como hasta las dos de la madrugada. A esa hora vino una persona a ver qué tal nos iba. Nos preguntó por si habíamos visto algún aparecido o algún fantasma y se fue. A las tres apareció otro y preguntó. Ese se quedó charlando un rato. Los que no aparecieron fueron los curas, que pensamos que se habrían ido a dormir pero después nos enteramos que se habían quedado charlando con los del segundo punto de guardia. A esos les pasó que vieron un movimiento extraño y creyeron que podía ser un mensaje e hicieron un ritual y rezaron a más no poder. A la mañana se dieron cuenta que sólo eran vacas que estaban del otro lado del río.
Lo interesante fue el diálogo con la segunda persona, la que vino a visitarme a las tres. Digo a visitarme porque el viejo andrés había ido al baño y me quedé sola, no sé, quince minutos, media hora. Fue tan irrelevante el diálogo que ni se lo comenté al viejo andrés hasta la noche siguiente. Yo pensé que era Carlos, uno de los del retiro que justamente estaba en el segundo punto. Fue breve, dijo: “y? está fresco.” A lo que yo dije “sí”. Y dijo “todo bien eh, no nada?”. Yo respondí “nonada”. Y se fue.
Al día siguiente Carlos no dijo nada, pero saludó. Con eso yo confirmé que había sido él, pero tampoco pensé que podría no serlo.
La segunda noche también pasó este “Carlos”, mientras los curas exorcizaban el segundo punto, como si las vacas estuvieran endiabladas. Ahí no estaba sola. El viejo andrés se había quedado dormido, así que no lo vio. Era tan igual a Carlos que no podía pensar que podía ser otra persona. Y tenía la misma voz. Ahí el diálogo fluyó un poco más. Dijo cosas extrañas, muy ambiguas como: “estos curas se piensan que saben de todo”, y “en este río, lo sé porque yo ya lo conocía, en este río no hay más que yuyo y agua, te lo digo yo, puro yuyo”.
Al principio a decir verdad le presté un poco de atención porque me caía simpático aunque un poco pesado porque era famoso este carlos porque le gustaba hablar de más. Asi que la verdad es que no registré mucho lo que dijo y así le resté importancia después, y al día siguiente, cuando pensaba que era carlos, y hasta ayer. Recuerdo que dijo algo como “acá a los yuyos los cortan con la guadaña, porque hay tanta piedra que no se puede entrar con los tractorcitos.” Después se puso a hablar de la guadaña y que el filo y que había que afilar. Y dijo que eso de las apariciones son pura superstición y que una vez había hablado con el viejo que vio a la muerte. De verdad que yo tenía sueño y los chistes esos de la muerte me los sabía todos así que de verdad no prestaba atención. Sí quise escuchar un par de detalles que al principio me entusiasmaban pero después concluía con estupideces. Como por ejemplo: “en historia del arte suelen dar las diferencias en los distintos tipos de detalles con que representaban a la muerte. En Alemania la muerte es masculino, mientras que en los países latinos es una mujer.” Ahí yo quería seguirle el discurso, pero el tipo concluía el discurso: “en Italia una vez vi documentales de eso, un programa muy bueno que daban los jueves”. Después se puso a hablar de una vez que encontró a un tipo que había visto a la muerte y que andaba con una carreta tirada por un caballo marrón. “Alazán”, pensé. Dije. “Zaino”, corrigió. Dijo que el tipo había visto a la muerte y que contaba un montón de historias, y que vivía por la zona, y que sabía la verdad de la cañasca. “El único que sabe” dijo. Después se fue. Y al día siguiente no pasó nada y yo me volví a casa pensando que había sido carlos, hasta ayer.

Ayer a la mañana me lo cruzo a carlos. Iba para el banco. Pasó a toda velocidad, pero alcanzó a decirme: “no era yo, sabé que no era yo”. Yo me quedé pensando en la rara conjugación que usó en ese momento del verbo saber. A la tardecita se resolvió el misterio. Yo estaba cocinando acá y me tocan el timbre. Salgo y veo a un viejo que tenía una carreta tirada por un alazán. Ahí me cerró todo. Alcancé a pensar: “viste que era alazán, salame”. El hombre este me pidió un vaso de agua, y yo lo hice pasar después de que estacionó el carro. Tomé nota de todo lo que dijo, después de que se fue por supuesto. Dijo: “yo soy el hombre que vio a la muerte, claro que usted lo sabe porque se lo contó mi amigo charles de charlestown”, que vendría a ser el tipo que se parecía a Carlos. “Cuente nomás”, dije. “En el año 34’”, decía, “fue un gran año, una gran cosecha. Estaba lleno de trabajadores en el campo que daba a la cañasca, que entonces era todo del mismo propietario. Una noche unos bandidos invadieron el lugar y al día siguiente faltaba casi toda la gente que se había ido asustada para la ciudad. Esa noche yo no estaba en el lugar porque me había ido a tomar unos mates a la orilla del río. Entonces vino esta mujer y me dijo que iba a ser un viejo con carreta, y me dijo cosas como: “no es verdad que la edad moderna empiece con el racionalismo de descartes. La modernidad empieza cuando las mujeres empezamos a usar escote.” Y dijo que en el infierno había más gente antes, cuando el vaticano no era tan claro con las leyes, pero que después se fueron muchos al cielo”. Se quedó media hora hablando y se fue porque yo tenía que seguir cocinando. El viejo con carreta desapareció y nunca más va a volver a aparecer porque lo encontraron muerto esta mañana, en la rotonda de entrada al pueblo. Se ve que tuvo un paro cardiorrespiratorio, salió en la radio de hoy. Según el informativo era de apellido Padilla”.


“Padilla”, le dije. “me crucé con ese viejo en una estación de servicio antes de ayer. Lo ayudé a arreglar la rueda del carro. El caballo era un zaino, de verdad”. Ella discutió que no, que alazán. El mono se entusiasmaba con la discusión, y puso punto final cuando confirmó que era zaino como yo decía. Claro que le tuvimos que explicar al mono la diferencia entre zaino y alazán. Le conté: “apenas se acercó a pedir ayuda se presentó. Padilla, dijo, y me indicó el carro. Entonces fui con el gato del camión que es único animal que el mono acepta, y levantamos el carro. Dijo algo como que estaba más pesado el carro de la muerte, y que el infierno estaba más lejos que la cordillera y más cerca que la cañasca.” Eso fue todo.


Quién sería este Padilla, no podemos saberlo. El mono quedó pensativo y después sugirió ir a dormir. Desde entonces siempre le pregunta a Penny si sabe algo más del caso Padilla. Pero no tuvimos avances en el asunto. El problema es que yo no le puedo contar a Mirta estas cosas. Me pediría el divorcio. Mirta no cree en estas cosas de espíritus, le gusta Marx. Y Groucho...





martes, julio 10, 2007

la pampa escondida

cuando, tiempo atrás (cf archivos de enero y febrero), ya hablábamos de la pampa, no hablábamos de esta. la muerta, invernal y reconstituída bajo un paisaje de nieve. llegan las fotos de mi corresponsal exclusiva...


lunes, julio 09, 2007

arriba las vacas

orchata de chufa, si us plau

a caballo vamos pa'l monte (o revolución o muerte)

Globalización e inequidad: qué puede hacer la Argentina? por Mario Blejer

En los últimos años la economía mundial esta experimentando una bonanza económica sostenida casi sin precedentes. Las tasas de crecimiento mundial han excedido el 5 por ciento por más de 5 años, mientras las tasas de inflación (aún cuando parecerían comenzar a incrementarse) se mantienen muy bajas en términos históricos tanto para países industriales como para las economías emergentes. Esta situación benigna se ve empañada por las consecuencias distributivas que acompañan el proceso de globalización.
El crecimiento económico reciente ha estado acompañado particularmente, pero no exclusivamente en los países industrializados, por una caída sostenida en la participación del ingreso salarial en el total del producto, con el consecuente incremento en las ganancias de capital.
Más aun, en un gran número de países se observa una fuerte concentración del ingreso a favor de los estratos superiores. Por ejemplo en los Estados Unidos, solamente el 10 por ciento superior de la distribución del ingreso salarial tuvo un aumento en los ingresos reales igual o mayor al promedio del crecimiento de la productividad, mientras la mediana de los salarios reales no creció en absoluto. ¿Qué explica esta situación?
Existen hoy dos puntos de vista sobre las causas de este fenómeno. Están quienes lo explican como una consecuencia directa de la globalización en términos de la expansión del comercio internacional y el consecuente flujo de bienes y servicios provenientes de países con salarios muy bajos. Complementando este aspecto, se puede señalar el impacto directo de la creciente inmigración desde estos países.

domingo, julio 08, 2007

arlt vive

sábado, julio 07, 2007

con la fiesta y un gran barril


jueves, julio 05, 2007

ulises y el mono 22

mi mono es un mono de carreteras. por eso tiene mucha calle. pero mucha.
un día, era domingo me acuerdo porque la gente se ataviaba para salir a dar la vuelta al perro, que antes era la vuelta a la plaza pero ahora lo alargaron a una vuelta más larga porque usan motos. bueno, digo, se ataviaba, ya hablo como cuando estaba en el pueblo, se vestía fashon, que eso hace la gente los domingos, se pone fashon para dar la vuelta al perro, para ir a misa y esas cosas que se hacen los domingos como ir a pedirle a san antonio que te mande un novio, o dormir. bueno, pero ese día pasó otra cosa, pero es importante que la gente esté vestida así, muy mona, porque es un detalle de la historia.
la cosa es que el mono a las seis de la tarde se me escapa. se va de casa. la mirta me mira y me dice "qué hacés, anda a buscarlo..." me lo dijo con lágrimas en los ojos, como creyendo perder el mono.
salgo a la calle, voy corriendo hasta la esquina del bulevar y ahi lo veo: trepado a un árbol. "vamo jaime" le dije y el mono sin chistar, ahi, al pie. cuando llegamos a casa sale la mirta y dice "me voy a misa", entonces nos miramos con el mono "vaya nomás" dijimos. entonces agarramos el auto. cada vez que salimos en auto con el mono es una fiesta, porque siempre andando en camión, siempre la altura, el auto es diferente. el mono saltaba de la alegría, sacaba la cabeza por el techo, se colgaba de la ventanilla. la gente que lo conocía saludaba fervorosa, como si pasara el presidente, o el papa. todos nos saludaba, imaginate, todos así, re bien vestidos como de fiesta, levantando sus copas en los bares, sacandose los sombreros en las calles, los chicos corriendo atrás nuestro.
"nunca vamos a dejar esta ciudad, mono", y este se tocaba la cabeza y decía u u, y se señalaba la axila derecha. esa era la respuesta...


miércoles, julio 04, 2007

ulises y el mono diez

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mi mono es una masa. Mirá, un día yo le dije: mono, vamos a jugar al scrabel, y el tipo saltaba de la alegría. Ese día nos habíamos desvelado porque, claro, siempre pasa, no? A veces te da diarrea, otras veces te desvelás. Nunca se llega a estar al cien por cien, claro, sino la vida sería perfecta, una ganga. Pero no, la vida no es perfecta, a veces te da diarrea, y a veces te desvelas. Digamos una vez al mes, cada cosa. Como la luna viste. Ponele cuando hay luna llena te desvelas, y cuando hay luna nueva te da diarrea. Como una cosa para organizarte, viste. Organizado como mi mono no hay. Yo no soy organizado, pero mi mono aprendió a doblar las ropas, todas las noches me dobla la ropa. La mirta feliz, hay que verlo al mono planchando. No, si la mirta se queja pero en el fondo feliz está.
Pero bueno, a lo que iba, al grano pato que mañana marzo, una noche estabamos en el telo ese, que no era un telo telo, era un hotel donde a veces paramos los camioneros, viste, sobre todo cuando hay luna nueva y no da para dormirte en el camión, entonces te vas a un hotel. Este es un amigazo, porque sabe que tengo un mono y no hace drama. Está bien que conoce al mono y lo banca porque es un mono educado. Pero bueno, hay cada loco que tiene hotelería en este mundo.
La cosa es que esa noche estabámos con el mono, nos desvelamos. Si te digo cómo nos desvelamos te morís de la risa: por las matemáticas nos desvelamos. Te das cuenta. Es que yo a veces me hago preguntas pelotudas, viste. Es que para mi no son pelotudas las preguntas. Es que a veces hay que pensar, viste. Todos compramos que dos más dos son cuatro, pero vos estás seguro que dos más dos son cuatro? Yo sí estoy seguro porque te juro que lo pensé una y mil veces y siempre da, dos más dos, cuatro. Punto. Te juro. Pero yo te la pienso, no ando comprando buzones asi como así, antes te la pienso un rato.
Pero esa noche nos desvelamos, pará que te cuento. El telo este, que no era un telo sino un hotelucho, ponele media estrella, ponele una, para no ser jodidos. Tenía el baño que era una joda: igualito a la peli esa de hichcoch psicosis viste, viste la escena esa del cuchillo wi wi wi wi, bueno, así. Tenía una bañera y una ducha. Pero era de chapa la bañera, del año del pedo mocho. Claro. Bueno, resulta que voy, me pego una ducha y el mono ya se había acostado en su cama, porque este mono es un monazo. Nosotros vamos a hoteles y pedimos habitaciones con dos camas viste, porque este mono es educado educado que ni te cuento. Resulta que me pego la ducha y me tiro a dormir, pero queda goteando viste, y cada vez goteaba menos y menos. Y ahí surge la matemática que te desvela: primero cae un chorro y después empieza a gotear. Ni te lo imaginas, la progresión continua ni ahí que te la imaginas. No es 1, 2, 4, 8, 16, 32. lo lógico, se supone. No, ni te lo imaginas. Me puse a contar los segundo entre gota y gota. Y qué querés, si se escuchaba desde la otra cuadra la gota que caía en la bañera de lata que sonaba para todo el barrio.
La cosa es que nos desvelamos a la mierda. El mono entró a saltar en su cama y yo tratando de calmarlo. Entonces le digo: mono, vamos a jugar al scrabel. Cómo se reía, ese mono loco.
La cosa es que nos ponemos y bueno, le gané. Y sí, el mono será muy bueno y todo, pero dejarle ganar por dejarle ganar. No es que no me guste perder, pero las cosas en su lugar, a los amigos no hay que tenerles lástima. Le gané y listo. Cuando se hicieron las 3 nos dormimos.

ulises y el mono cuatro

hoy a la tarde se me escapó la tortuga con el mono. qué loco, la tortuga, el mono... siempre los animales. el mono se puso a charlar de repente asi, estabamos en un semáforo, y el mono dale que hablaba de cosas de que esto, que el mate, que el cigarro, que manejar en ruta, que los radares y esas cosas y yo lo dejaba hablar pero en realidad estaba concentrado en la canción que pasan a las 6 de la tarde en la radio, todos los días a las 6 de la tarde la misma canción. eso me gusta de la radio, que todos los días a una hora te pasen la misma canción, así, años y años. cinco años hace que a las seis menos cinco cambio el dial o prendo la radio y escucho esa canción. y cuando la pasan sé que son las seis de la tarde, ni un minuto más ni un minuto menos.

y la canto, siempre la canto. todos los días, y cada día a esa hora sé que voy a volver a casa y que está todo bien, como decía el capitán ausente, "está todo bien". el capitán ausente, ese era un grande. y pensar que no conoce a mi mono, algún día se lo llevaría para que lo conozca. el capitan ausente. un grande.

éramos tan chicos, y jugábamos los interbarriales de futbol. ese año yo tenía 12, y jugué, porque había un par que se habían mudado de barrio y el grupo de amigos fue variando y otros que ya se hacían adolescentes y cambiaban de intereses. entonces ese año me tocó entrar en el torneo. me acuerdo que me vino a buscar el gordo roque. vino y me dijo "el capitán ausente quiere que jugués, esta tarde" me dijo así y salió corriendo, el gordo roque, que era tan tímido, y en la esquina se da vuelta y grita "mi vieja me espera con el almuerzo". el capitán ausente, así le decíamos porque nunca iba a los partidos, pero como éramos los únicos que lo conocíamos y el tipo metía miedo, porque se ve que años antes se había batido con un par, los cagó a trompadas. pero los interbarriales no se dejaron de hacer, y el tipo metía miedo en ausencia. y cada vez que nos tocaba jugar nos preguntaban "y el capitán quién es?" y nosotros "el capitán ausente".

pensar que nos hicimos amigos por otras circunstancias. fue en la feria de la rural. el tipo con los amigos pusieron un puestito, y le pusieron un cartel: "el puestito del capitán ausente". es que el tipo era famoso y los amigos aprovechaban la reputación que se había hecho.

y yo los fui a ayudar y quedamos amigos. y después lo que todos saben, farra, minas, y autos reventados en la banquina.



y mi mono se reía cuando le contaba esto. que ya eran las seis y cuarto y tenía hambre y entonces paramos a comer y cantamos de nuevo la canción de las 6...


ulises y el mono ocho

Ulises y el mono

Mono, mono. No te caigas mono.

monito, no mono, vení, qué hacés.

qué faceis moni. Oh mono.

mono bueno, sabés una cosa? Sabés lo que te voy a regalar? Un sombrero mono, un sombrero.

mitómanos 19

Las publicidades parecen, cada vez más, expresiones sintomáticas. Es la época, la enfermedad de la época. Y no importa la falta de creatividad: cada vez se copian más y más los inventores de publicidades, se siguen, crean clichés donde antes había agua. Por ejemplo: ahora va de moda hacer publicidades de auto con gente que va manejando el auto en cuestión y cantando una canción, recreando, como si no lo supiera nadie, un momento tan cotidiano como el hecho de escuchar música en un auto. Parece ser que el silogismo manejado por los publicistas es: todos cantan canciones en el auto, y todos se identifican con el gordo que en la propaganda canta el hit de la temporada de verano del 94, y así es que todos van a pensar que todos pueden tener el auto del 2008, para cantar todos juntos la canción de la propaganda, a 300 por mes.
Pero peor es ver otras propagandas, en horarios más infecundos. Por ejemplo las propagandas de jabones en polvo. O las propagandas que ya van dirigidas directamente al sexo femenino, trasluciendo el machismo en la pantalla, destilando prejuicios, tan claramente. En una época estaba claro como el agua, claro como que ya es un cliché que una mina en pelotas vende más que un paisaje con colores primaverales, (obvio es lo obvio como si algo se le pudiera vender a un oso).
Ahora resulta que hay publicidades que ponen a tipos musculosos limpiando los lugares difíciles del hogar. Mr músculo, el superhéroe con el que soñarían todas las amas de casa, porque las mujeres profesionales no dejan de ser las amas en casa. Y Mr músculo va creando afines, primos hermanos, primos segundos, sprays, quitamanchas, todos los químicos que arruinan el agua del planeta y de los que las ONGs no se percatan que existen y sus miembros seguramente usan en sus casas.
Y el supermercado se llena de productos, y los ojos se llenan de tipos musculosos, y los flacos hacen gimnasia, y los gordos adelgazan, porque si no quién va a poder pretender a la marilyn que sale de la oficina y va derecho a la casa para tender la ropa, eh, quién?

mitómanos 10

Es cada vez más común el lugar común. En los diálogos entre hombres hay temas inevitables, pero si miramos arduamente, repetitivos. En declaraciones del tipo “a mí, lo único que me interesa son las mujeres y los autos” es notable las limitaciones, no de una generación, sino de toda una sociedad.
Pero es así, es cada vez más común escucharlo, y es cierto. El fútbol, otro tema tan común en otras épocas, ha sido relegado a segundo plano; tan grande es el negocio que se hace con el espectáculo. Lo mismo sucede con la política: el negocio enturbia el pensamiento y muchos prefieren no opinar.
Pero de mujeres y de autos habla cualquiera, y cualquier cosa que se diga está bien. Se trata de estética: me gusta tal tipo de mujeres, me gusta tal auto. No hay condicionantes: el gusto por un tipo de mujer no influye en la elección de motores o ruedas. “las mujeres fueron mi perdición, tío”, declara uno que se ha hallado alguna vez al borde del abismo matrimonial. “Ese coche es el de mis sueños”, dice otro que sabe soñar. Es envidiable la simplicidad con que se expresa el propio gusto, la preferencia. Como si lo fácil fuera tan fácil.
“Esto es terrible”, declararía otro, al punto de no saber qué responder, al punto de convencerse de lo que ya sospechaba que toda su vida había andado equivocado.
Las mujeres, los autos. Después no habría más nada.

martes, julio 03, 2007

ulises y el mono III

fatiga, me causa fatiga este mono. vamos por la ruta a veces, las más de las veces, y se pone a chillar de la nada. grita y grita. yo le pido que se calle por las buenas, porque a mi por las malas no existe, directamente las malas son abrirle la puerta y que se baje. y él entiende por las buenas también, porque por las malas no existe, por las malas sería que se baje y listo.
pero yo no sé si lo hace por diversión o por nervios. fijate vos que a veces chilla y salta y otras veces chilla y se pone todo morado, y se da la cabeza contra el parabrisas. yo no entiendo mucho a los monos, pero algo más que el común de la gente sí, porque tengo mono. no todo el mundo tiene mono. yo sí. desde los 18 que tengo mono. en realidad era un monito que tuve, pero este es más grande, es un mono mono. me lo regalaron porque sabían cómo me gustan los monos. me gustan, bah, bueno, no sé, es que me siento bien, acompañado de un mono. habla lo justo y necesario y en un lenguaje inventado porque es una mezcla de lenguaje de manos y golpes y palabras de dos vocales como u u u y a a a, que según el contexto adquieren significados diferentes.
hoy por ejemplo se puso a chillar de alegría, y sí, lo dejé que chillara un rato. me puso contento. habíamos visto un monte y él seguro que se recordó del monte donde vivían sus abuelos hace tantos años. y saltaba. pero como no sabe reconocer los árboles se cree que son todos de frutas, y yo le decía "pero no", le decía, "son álamos, no ves lo altos que son, son álamos, no bananeros"
y él chillaba y señalaba hacia arriba.
y yo lo dejé chillar, y si. los maleduco un poco. de eso se trata, de que sean felices ellos también un rato, porque todos merecemos un rato de alegría. claro...

domingo, julio 01, 2007

Ulises y el mono II

mi mono jaime es peludo. yo siempre lo vi peludo, pero él no se da cuenta. se dio cuenta si un día que lo llevé para que se acoplara con una mona. no se pudo. le picaba el cuerpo, gritaba. era como que no había confianza y yo no lo quería dejar porque tenía que seguir mi ruta. y él no se quería quedar, quería venirse conmigo. jaime ama la ruta, ama el viaje. yo lo llevo y le muestro la llanura y la montaña. jaime se rie y come banana. miramos juntos el atardecer, jaime sonrie. a la mañana temprano, cuando el frio cala los huesos, y los huevos, jaime calienta el agua para el mate. "podemos ser amigos", pareció que me decía el día que nos conocimos. me puso esos ojitos tristes de la soledad, los ojos que ponen esas personas que creen encontrar la compañia justa para el resto de sus días. yo le dije "no te vayas a acostumbrar". y pensé "qué va a decir la patrona cuando se entere". claro, mi mujer no viajaba conmigo. mirta tiene base en los troncos, donde tengo la casa, y paro una vez por semana. mirta bien, lo tomó bien. se compró una lora y dijo "la próxima vez te dejo". yo dije "no habrá próxima vez" mostrándole lo recaudado en la semana. yo conozco bien a mi mirta.

Ulises y el mono I

I

el mono juega juega. y no para.
y come la banana que le tiran, la gente le tira. "esto no es un zoológico", les digo. "esto no es una broma".
qué me van a entender. ellos quieren divertirse, y ver al mono jugando. fantasean con ser camioneros y simpatizan con el mono porque se acuerdan de la mona chita. "la mona chita no existe", le dije una vez, al mono.
fue una discusión ardua. esa noche estabamos en el bar donde siempre parábamos cuando pasabamos por esa ruta. lo dejé al mono en la cabina y aproveché, veinte minutitos, para ir al baño tomar un vaso de cerveza y fumarme el cigarrillo número 14 del día, porque nunca me fumo el 13 sin fumarme el 14 rápidamente. no es que sea supersticioso, pero tengo un mono...
en fin, lo dejé, solo, en la cabina. pero qué va, si yo también ando solo y no ando llorando por ahi. no seré un tipo solitario, pero tampoco soy llorón y me la banco. si decidí ser camionero por qué me voy a tener que andar quejando.
la cosa es que el mono me esperaba, y lloraba y los vecinos y parroquianos del bar venían y decían: "quién es el criminal que anda con un mono en un camión?"
yo por lo bajo, me terminaba mi cigarrillo, completo con un cafecito, y me las tomo. ahi empeó la discusión. claro, hablé todo el viaje yo. lo tuve que retar, después le pedí disculpas (tan típico en un buen tipo como yo) y después nos hicimos amigos de nuevo. el mono, que se llama jaime, saltaba. ahi entonces le dije: "pero que te quede claro... la mona chita..." y ya se sabe lo que vino después.